El PP arrebata la Alcaldía de Sevilla al PSOE
José Luis Sanz, con 14 concejales, gobernará en solitario la capital andaluza, en la que Vox se consolida como tercera fuerza y las coaliciones de izquierda se derrumban
El PP ha sido la fuerza más votada en Sevilla y podrá gobernar en solitario con 14 concejales, 6 más de los 8 que obtuvo en 2019, y a 2 de la mayoría absoluta. Los populares arrebatan así la Alcaldía al PSOE, que pierde un edil —de 13 pasa a 12― y que ni siquiera con la suma de las coaliciones a su izquierda —que concurrían por separado― podría mantener el gobierno municipal, debido a su derrumbe: caen de cuatro a dos concejales. Vox se consolida como tercera fuerza en la capital, sumando un representante más a los dos que ya tenía y Ciudadanos, que partía con cuatro ediles, desaparece, igual que Adelante Sevilla, la formación de Teresa Rodríguez en la ciudad hispalense, que también se queda fuera del Ayuntamiento.
La pérdida de la capital andaluza supone un serio revés para el partido socialista a nivel regional, porque esperaba que ese Ayuntamiento sirviera de dique de contención al efecto Moreno, que en las elecciones autonómicas del 19 de junio tiñó de azul una geografía andaluza acostumbrada al rojo, y como punto de inflexión para recuperar la confianza del electorado. Pero también a nivel nacional, por lo simbólico de la ciudad, la más poblada que gobernaba el PSOE.
Sevilla se había convertido en una presea clave para los dos principales partidos políticos en Andalucía. De ese interés dejaron constancia el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que voló directo desde Washington para comenzar la campaña junto al alcalde y candidato a la reelección, Antonio Muñoz, y el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, que la visitó una semana después, en pleno ecuador de la campaña municipal, y pidió a los suyos que le dieran “un disgusto a Sánchez”, arrebatando la Alcaldía de la capital andaluza al PSOE, como ha sucedido.
El candidato popular, José Luis Sanz, se convertirá así en el tercer alcalde popular de Sevilla, tras los mandatos de Soledad Becerril y Juan Ignacio Zoido, gracias a una campaña que para él empezó hace dos años, cuando en octubre de 2021 decidió dejar la Alcaldía de Tomares, que había gobernado durante 14 años, para darse a conocer a los sevillanos. Un tiempo en el que ha visto cómo su principal valedor, Pablo Casado —que fue quien lo impuso como candidato frente a la opinión del PP andaluz―, caía en desgracia en su partido, pero, aun así, era mantenido por el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno.
El barón popular se ha volcado en la precampaña —acompañando a su candidato en actos en barrios obreros y tradicionalmente socialistas, como Pino Montano― y en la campaña electoral, abriéndola y cerrándola en Sevilla, en el mitin en la capital con el líder nacional, o uniéndose a eventos en el barrio de Triana o tomándose una paella con los vecinos de Los Pajaritos ―una barriada bastión del PSOE―. En esa comida, que tuvo lugar el miércoles, uno de los asesores de campaña señalaba que los datos que manejaban les decían que el PP iba para arriba y el PSOE en descenso, y que lo importante era que en los dos días que quedaban hasta la jornada de reflexión no pasara nada.
Y casi todo lo que pasó, pasó en la órbita del PSOE andaluz, con el escándalo de la supuesta compra de votos en Mojácar (Almería) y el caso del secuestro en Maracena (Granada) que salpicó al número tres del partido en la comunidad, Noel López. Dos polémicas que han podido pasar factura a las expectativas de voto del actual alcalde, que se había esforzado durante estos 15 días en aislar su campaña del resto de porfías que han polarizado el escenario nacional. La movilización del electorado socialista se ha convertido en una de las principales asignaturas pendientes del PSOE en esta comunidad y en Sevilla, donde habitualmente se concentran los barrios que más votan a ese partido en todo el territorio nacional, lastrando sus expectativas de victoria y también las de Muñoz. Este asumió la Alcaldía hace apenas un año y medio al suceder a Juan Espadas, que dejó en el cargo para centrarse en sus funciones como secretario general del PSOE-A. Su futuro político ahora está en el aire, de acuerdo con fuertes cercanas al regidor, que dudan de que vaya a quedarse cuatro años como líder de la oposición.
Los populares no solo han fagocitado a Ciudadanos, sino que también han conseguido esos “votos prestados del PSOE” a los que tanto han apelado en el final de la campaña tanto Sanz como Moreno. El presidente de la Junta, además de recordar que estas elecciones eran una primera vuelta de las generales y una oportunidad para desbancar “al sanchismo”, también ha pedido a los andaluces, y a los sevillanos, que hace casi un año lo votaron, que volvieran a hacerlo ahora mismo, pero al PP. Con el 41,17% de los votos (132.745 votos), el Partido Popular aventaja en siete puntos al PSOE (110.242), que en estos cuatro años se ha dejado 13.691 votos, frente a los casi 60.000 que ganan los populares.
Las formaciones a la izquierda del PSOE, Con Andalucía —la confluencia de ocho partidos encabezada por Podemos e IU― y Adelante Sevilla, no han conseguido frenar la caída libre en la capital que ya evidenciaron en las pasadas elecciones autonómicas. Ambas coaliciones, y sus asociados, concurrieron unidas en 2019, pero se dividieron a lo largo del pasado mandato y esa fragmentación ha pesado a la hora de aglutinar un voto que podría haber decantado la balanza del lado socialista en unas elecciones tan abiertas. Por el contrario, Vox con un edil más se consolida como la tercera fuerza de la ciudad hispalense, y aunque sus votos serán necesarios en momentos puntuales, no consigue ser decisivo para condicionar el gobierno municipal.
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