El futuro de Rocío Monasterio en Madrid, en cuestión
El mal resultado de la candidata regional de Vox suscita dudas sobre si Abascal la mantendrá en la Asamblea
Rocío Monasterio compareció la noche electoral del 28M con una amplia sonrisa para decir que en Vox estaban “orgullosos” del resultado en la Comunidad de Madrid, pero su imagen de soledad en el atril no engañaba. Era la escena de una candidata perdedora. Ni siquiera Macarena Olona estuvo tan sola cuando el partido sufrió su decepción el año pasado en Andalucía. Entonces la cúpula del partido, incluido el mandamás, Santiago Abascal, apareció junto a...
Rocío Monasterio compareció la noche electoral del 28M con una amplia sonrisa para decir que en Vox estaban “orgullosos” del resultado en la Comunidad de Madrid, pero su imagen de soledad en el atril no engañaba. Era la escena de una candidata perdedora. Ni siquiera Macarena Olona estuvo tan sola cuando el partido sufrió su decepción el año pasado en Andalucía. Entonces la cúpula del partido, incluido el mandamás, Santiago Abascal, apareció junto a la aspirante a presidenta andaluza en el escenario en Sevilla. A Monasterio no la acompañaba nadie. Tras cuatro minutos y medio en los que se congratuló por la debacle de Podemos, se esfumó.
Esa falta de apoyo genera dudas sobre si Monasterio resistirá en su puesto cuatro años más o si tiene sus días contados en la política regional. La comparación con Olona tampoco es un buen augurio. La candidata andaluza cayó en desgracia a pesar de que el apoyo a Vox creció allí del 11 al 13%. En el caso de la madrileña los números han empeorado, bajando del 9 al 7%, aunque en su caso las expectativas eran bajas. Se daba por descontado que tenía enfrente a una dura rival por el voto de derecha, la presidenta Isabel Díaz Ayuso, pero se esperaba que pudiera impedir la mayoría absoluta del PP y mantener la relevancia de Vox en la Asamblea.
Nadie en Vox ha pedido abiertamente el relevo de Monasterio, que el martes que viene está citada en la Asamblea para la sesión constituyente, pero reportes de prensa y fuentes cercanas al partido consultadas por EL PAÍS indican que existe malestar. Abascal, que controla de manera personalista el partido, tiró la toalla en Madrid durante la campaña y prefirió concentrar sus mítines en otras comunidades donde tenía mejor perspectiva. El líder estatal de Vox reconoció el día después de las elecciones que esperaban “resultados mejores” en Madrid y agregó que tratarían de “analizar” lo sucedido.
Una posible salida para Monasterio sería un puesto alto en las listas para diputados al Congreso el 23J. Pero ese destino no lo tiene asegurado, según una fuente que conoce muy bien a Abascal y cree que la quiere poner al frente del think tank del partido, la Fundación Disenso. A final de marzo, ya en ambiente de precampaña, Monasterio viajó a Perú para una iniciativa de ese centro. “La han enviado a Iberoamérica, una tarea que antes solía estar reservada para (el eurodiputado) Hermann Tertsch o (el diputado) Víctor González”, dice esta fuente. “Parece que la está preparando para ese nuevo rol y la dejó de candidata el 28M a pesar de que sabía que supondría su muerte política”.
Con todo, Monasterio cuenta con un influyente aliado en la cúpula de Vox, su marido Iván Espinosa de los Monteros. Él ha valorado con un “chapeau” la campaña de la candidata. En un hilo analizando el 28M, dio una interpretación generosa al decir que Monasterio seguiría siendo decisiva de no haber sido por la vicepresidenta Yolanda Díaz, la líder de Sumar, a la que acusaba de montar un “follón” en la izquierda que causó la pérdida de escaños de Podemos y la mayoría absoluta de Ayuso. “Por cierto”, continuó, “la campaña de Rocío, con todos los medios en contra, sin publicidad institucional, sin publicidad ni carteles, con dos magníficos debates, y a pie de calle... también, chapeau. Eso sí que ha sido un manual de resistencia! (sic)”.
Monasterio fue uno de los pesos pesados de Vox en el otoño de 2018, cuando el partido sorprendió llenando el Palacio de Vistalegre y luego irrumpiendo en el Parlamento andaluz. Los cuatro que aparecían juntos en los escenarios o que daban entrevistas por separado eran Abascal, Espinosa de los Monteros, Javier Ortega Smith y Monasterio. “A ella se le dio una visibilidad que ha perdido”, dice otra fuente que ha tratado de cerca a la cúpula. “Da la impresión de que ya no está en ese círculo, ha entrado gente nueva y también han debido constatar que no vale”. Otro miembro de ese sanedrín que puede sufrir las consecuencias del 28M es Smith. Ha logrado un concejal más (de cuatro a cinco), pero su papel en el Ayuntamiento de Madrid será marginal porque José Luis Martínez-Almeida consiguió la mayoría absoluta y ya no necesitará pactar con él. Abascal ya desplazó a Smith el año pasado de la secretaría general del partido para darle una de las tres vicepresidencias.
Otros piensan que Monasterio o Smith siguen siendo unos privilegiados. Son parte de la “chupipandi” de Abascal, dice Antonio de Miguel, que abandonó el partido hace dos semanas, tras ser miembro del Consejo Político Nacional y portavoz municipal en Guadalajara. “Somos muchos los que hemos peleado como verdaderos guerreros, pero se nos ha ninguneado, mientras que otros eran tratados como virreyes a los que se les consiente todo. Pero esto es consecuencia de un partido sin democracia interna donde Abascal lo decide todo”, dice De Miguel, que se ha unido al nuevo partido de Olona, Caminando Juntos.
Campaña hostil de Losantos
A Monasterio no le ha ayudado la campaña contra ella del comentarista de derechas Federico Jiménez Losantos. En enero, la invitó a su radio para responsabilizarla de que Ayuso no hubiera podido sacar los presupuestos. “Estoy en contra de que Vox vote con los comunistas contra el PP”, le reprochó. “Usted ha votado con Mónica García”. “Yo soy votante de Vox y no me estás defendiendo”, continuó Losantos, “a mí me estás desengañando”.
La hostilidad del influyente opinador de la derecha madrileña tuvo probablemente un impacto considerable. Ella tiene una imagen negativa incluso para el electorado del PP, que la puntuó con un 4,8 en la última encuesta preelectoral de 40dB. para EL PAÍS. Un oyente de Losantos, Ezequiel Francis, decidió retirarle el voto por su falta de apoyo a Ayuso. Francis, que es cubano y fue coordinador de Vox en Vallecas nombrado por Monasterio, afirma que lo de los presupuestos fue algo imperdonable. “Te puedes imaginar mi percepción. Que una hija de cubanos vote junto a los comunistas en contra de los presupuestos de la Comunidad de Madrid. Es decir, en contra del mejor interés del pueblo de la comunidad”.
Otros ven que la imagen de Monasterio es incompatible con los obreros de derechas, a quienes ha tratado de convencer. Ella ha puesto énfasis en esa estrategia, pero los resultados este 28M muestran su fracaso. En zonas rojas como los dos distritos de Vallecas, Carabanchel, Leganés o Rivas no ha llegado ni siquiera al 7% del voto. “Su perfil se antoja indigesto para alguien que vive en esos barrios porque no es compatible por su procedencia y su forma de estar”, dice una de las fuentes cercanas al partido. “Es como si pides en esos barrios que voten a Cayetana Álvarez de Toledo”.
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