Una tarde de cervezas entre Rajoy y los jóvenes del PP: “Si me presentara a presidente de Nuevas Generaciones, seguro que ganaba”
El expresidente, de 68 años, se cita en una terraza con Almeida y los cachorros del partido y carga contra el Gobierno de Sánchez, Ciudadanos y Sumar
Un centenar largo de jóvenes del PP estallan en carcajadas cuando Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, de 68 años, les lee el pasaje de un libro dedicado al lenguaje inclusivo, y dice: “Quedaría un poco feo decir las logopedas y los logopedos”.
El desembarco del antiguo líder conservador en la campaña electoral del 28M empieza este jueves con un grupo de colegiales uniformados con polo blanco y pantalón corto que se arremolinan alrededor del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, mientras les gritan a sus padres que ahí hay un señor que sale en la tele. Un paso por delante,...
Un centenar largo de jóvenes del PP estallan en carcajadas cuando Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, de 68 años, les lee el pasaje de un libro dedicado al lenguaje inclusivo, y dice: “Quedaría un poco feo decir las logopedas y los logopedos”.
El desembarco del antiguo líder conservador en la campaña electoral del 28M empieza este jueves con un grupo de colegiales uniformados con polo blanco y pantalón corto que se arremolinan alrededor del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, mientras les gritan a sus padres que ahí hay un señor que sale en la tele. Un paso por delante, paciente en la espera, como si todos los guardaespaldas y policías que rodean el bar La Terracería no tuvieran que ver con él, espera Rajoy.
Nada hace presagiar la tormenta que se viene, que ese señor de barba blanca y sonrisa perenne va a asestarle una crítica tras otra al Gobierno de Pedro Sánchez, el hombre que encabezó la moción de censura que le desalojó de La Moncloa en 2018; a Ciudadanos, que le había ayudado a llegar hasta el poder en 2016; y a la plataforma Sumar, de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que describe como un Partido Comunista disfrazado.
En esos momentos, cuando todo está aún en calma, y no ha comenzado el mitin, un niño estalla en un grito que luego van repitiendo los otros a coro, a modo de descubrimiento, porque alguien les acaba de explicar que Martínez-Almeida no es el único famoso que tienen delante.
—¡El mejor presidente que ha tenido España!
—Este es amigo mío, le contesta socarrón Rajoy mientras se acerca al jardín del bar en el que el PP de Madrid le ha citado con el alcalde de la capital y los afiliados de las Nuevas Generaciones. Allí le esperan desde hace más de una hora más de un centenar de jóvenes de cerveza en cerveza, o con un tinto de verano, casi todos, invariablemente, con una, dos o tres banderas de España en la muñeca. De manera natural, todos los focos apuntan al único hombre vestido con chaqueta y corbata en esa congregación de jóvenes y casi jóvenes. Y Rajoy empieza a hacer de Rajoy.
Como el presidente de las juventudes del PP en Madrid, Ignacio Dancausa, le presenta con una broma (“Para los que no lo sepáis, es el vecino el que elige al alcalde”, evoca uno de los trabalenguas más famosos del antiguo líder), él contesta con varias. Una: “Estoy aquí en mi condición de vecino de Moncloa-Aravaca y ya anuncio que voy a votar a Martínez-Almeida [como alcalde]”. Y otra: “No me presento a presidente de nuevas generaciones porque está Nacho, si no iba yo y seguro que ganaba”. Y luego, como si nada, poco a poco, empieza un lento in crescendo que acaba convertido en una andanada tras otra contra todo aquello que no sea el PP. Como los viejos rockeros que llevan un tiempo sin dar un concierto, Rajoy lo da todo.
Así, el expresidente carga contra el Gobierno central, al que califica de “Frankenstein”, y le acusa de poner “en tela de juicio” la Constitución y de impulsar “leyes ridículas” como “la del bienestar animal”, “la de los transexuales”, “la del sí es sí, un disparate estratosférico”, o la de vivienda. También le afea al Ejecutivo de Sánchez tomar decisiones “contrarias al sentir de la mayoría de los españoles”, y cita como ejemplos el traspaso de las competencias de prisiones al País Vasco, un “trato condescendiente a los presos de ETA”, “en favor de Bildu”, la reforma del delito de sedición, o la rebaja de las penas por malversación “para favorecer a los independentistas catalanes”. Y directamente acusa al presidente de haber roto todos los consensos y de asomar al país hacia una catástrofe económica.
Pero no es eso lo único que hace Rajoy. No. Igual que si estuviera con sus nietos en el salón de su casa, Rajoy también les lee a los asistentes varios pasajes del libro, Breve tratado sobre la estupidez humana, que deja a más de uno boquiabierto.
“Las ideas pioneras sobre feminismo proceden de personas inteligentes, pero luego las hicieron suyas personas que no lo eran tanto, dando lugar a espectáculos lamentables como lo es el entrar en una capilla dando voces, cosa que ni hace avanzar la causa feminista ni mucho menos la prestigia”, enuncia mientras pasa las páginas y consigue que a todos los asistentes se les venga a la cabeza el nombre de Rita Maestre, líder municipal de Más Madrid y rival de Martínez-Almeida por la alcaldía. Se ven sonrisas entre el público. Incluso guiños de complicidad descarados. Pero la cosa llega a la carcajada cuando Rajoy se pone a leer las frases que le dedica el libro al lenguaje inclusivo y lee la parte de las logopedas y los logopedos.
Martínez-Almeida asiste a todo ese despliegue con una sonrisa permanente. Escucha cómo Rajoy critica al partido de su vicealcaldesa, Begoña Villacís como quien saborea una dulce venganza. Porque Rajoy se regodea en la crisis de Ciudadanos, ese partido que le hizo sudar tinta china para investirle presidente, en el que Albert Rivera le dedicó una crítica tras otra, y al que ahora ve al borde de la desaparición. Nada que ver con el PP, dice Rajoy mientras el público va comiendo patatas fritas, devorando aceitunas y cebolletas.
“El nuestro es un partido de gobierno en todas las instituciones”, afirma el expresidente. “No tenemos vocación de acompañante de nadie, ni de bisagristas de nadie, queremos gobernar”, sigue, en referencia a Ciudadanos. Y reivindica: “Este partido no es un invento de ahora. Su vida no dura un cuarto de hora. Otros que aparecieron daba la sensación de que habían descubierto el Mediterráneo, y se han esfumado. Y algunos no se han esfumado, pero cuando celebremos un acto dentro de un año, a lo mejor se han esfumado”.
Entonces habla Martínez-Almeida, que tira de símiles futbolísticos para pedir el voto y no dar la victoria por hecha. Del “lo peor de perder no es perder, si no la cara de tonto que se te queda” de Di Stéfano al “ganar, ganar y ganar” de Luis Aragonés. Uno del Madrid y otro del Atlético, no vaya a enfadarse algún votante. Pero en el fondo, todos los asistentes están deseando que la cosa acabe. Quieren salir corriendo para hacerse un selfi con Rajoy.
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