El balance de los politólogos al debate electoral: Ayuso más segura, Gabilondo, deslucido

Cinco expertos evalúan el desempeño de Ayuso, Gabilondo, Iglesias, García, Monasterio y Bals en su intervención de este miércoles en Telemadrid

Los candidatos, momentos antes del arranque del debate. En vídeo, los momentos más destacados.Vídeo: EUROPA PRESS/J. HELLÍN. POOL / QUALITY

El primer y único debate por las elecciones del 4 de mayo a la Comunidad de Madrid ha contado con la participación de los seis candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Verónica Fumanal, licenciada en Ciencias Políticas y máster en Marketing Político; Silvia Clavería, politóloga; Ignacio Martín Granados, politólogo, vicepresidente de ACOP (Asociación de Comunicación Política); Luis Tejero, director de Asuntos Públicos de Grayling; y Guadalupe Morcillo, experta en comunicación política, hacen balance sobre la in...

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El primer y único debate por las elecciones del 4 de mayo a la Comunidad de Madrid ha contado con la participación de los seis candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Verónica Fumanal, licenciada en Ciencias Políticas y máster en Marketing Político; Silvia Clavería, politóloga; Ignacio Martín Granados, politólogo, vicepresidente de ACOP (Asociación de Comunicación Política); Luis Tejero, director de Asuntos Públicos de Grayling; y Guadalupe Morcillo, experta en comunicación política, hacen balance sobre la intervención de los aspirantes en el encuentro celebrado en Telemadrid.

1. ¿A qué otro antiguo político, español o extranjero, le ha recordado cada candidato en este debate?

Verónica Fumanal: Los debates a nivel internacional son debates de mucho nivel, con estrategias muy fijadas, estudios de telegenia, ninguno de los candidatos tenían un nivel para comparar.

Silvia Clavería: Isabel Díaz Ayuso (PP), una Esperanza Aguirre lowcost / Ángel Gabilondo (PSOE), un Zapatero en relación al talante.

Ignacio Martín Granados: Ayuso, provocadora a lo Esperanza Aguirre / Gabilondo: Incómodo, quizá a Antonio Hernández Mancha / Mónica García (Más Madrid), incisiva como Jacinda Ardern (salvando las distancias).

Luis Tejero: Ayuso, a una versión rejuvenecida de Aguirre, contundente frente a sus rivales e incapaz de morderse la lengua ante los ataques / Gabilondo, a un Rajoy en versión socialdemócrata, por su dificultad para comunicar con frases fáciles de digerir por el electorado / García, a un recuerdo lejano de Carmena, no tanto por su estilo sino por su empeño en lograr una remontada en la recta final de la campaña y rivalizar directamente con el PP / Monasterio (Vox), a una inspiración lejana de Bolsonaro y Trump en su batalla frente a los discursos “políticamente correctos” del resto de partidos / Iglesias (Unidas Podemos), a una copia algo desgastada de sí mismo, excesivamente dependiente de los papeles traídos de casa / Bal (Ciudadanos), a una reedición de Rosa Díez en color naranja, luchando por encontrar un difícil hueco frente al bipartidismo y los extremos.

Guadalupe Morcillo: Imposible establecer comparaciones. Lo interesante es compararlos con ellos mismos en distintos momentos de distintas campañas y analizar cómo cambian sus palabras, su tono, su apariencia, su aspecto.

2. ¿Pasará algún momento de este cara a cara a la historia de la televisión?

V. F.: NO.

S. C.: No.

I.M.G.: Más allá de la “estética Zoom” de la realización televisiva de Telemadrid, para que un debate autonómico –por marcado interés nacional que tenga-, pase a la historia de la televisión, debe producirse algo muy llamativo. De hecho, de todos los debates celebrados en España, lo que recordamos son momentos (“la niña de Rajoy”, su atril vacío en el debate de El País de 2015, la tensión entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy también en 2015 cuando este último tildó al primero de “ruin, mezquino y miserable” tras acusarle de corrupción o el atrezzo de Albert Rivera). En mi opinión, no ha habido ningún momento de especial relevancia que pueda pasar a la historia.

L.T.: El duelo entre Iglesias y Ayuso a costa de las cifras de la pandemia. “No sonría, estamos hablando de fallecidos”, exigió con insistencia el exvicepresidente, y la presidenta le respondió llamándole “pantomima” y “mezquino”. Una discusión de alto voltaje, aunque no de alto nivel.

G.M.: Sin duda, el llamamiento de Gabilondo a la Pablo Iglesias: “Pablo, tenemos 12 días para ganar las elecciones”. ¿Pacto de gobierno? ¿Apoyo?

3. ¿Cuál ha sido la palabra clave que resume la intervención de cada uno de los aspirantes?

V. F.: Ayuso: todos contra Madrid / Gabilondo: honestidad / Bal: Ciudadanos o Vox / García: sanitarios / Iglesias: ¿Sabe, Señora Ayuso? / Monasterio: sin seguridad no hay libertad.

S. C.: Ayuso: libertad y oposición con el gobierno nacional / Monasterio: mena y xenofobia / Iglesias: impuestos / Gabilondo: residencias / García: presidenta nini; ni salud ni economía / Bal: centro.

I.M.G.: Ayuso: libertad / Gabilondo: gobierno / García: sanidad / Monasterio: seguridad / Iglesias: desigualdad / Bal: defensor del Estado.

L.T.: Ayuso: libertad / Gabilondo: inocuidad / García: alternativa / Monasterio: miedo / Iglesias: datos / Bal: programa.

G.M.: Ayuso: libertad / Gabilondo: “Pablo, tenemos 12 días…” / Bal: centro / Monasterio: seguridad / García: storytelling / Iglesias: “No sonría”.

4. ¿Qué ha echado de menos en el debate?

V. F.: Ejemplos de cuestiones concretas, en lugar de cifras. Descodificar las cifras en nombres y apellidos.

S. C.: Propuestas de cada partido. En este tipo de debate a seis candidatos, hay poca profundidad en los argumentos y solo sirve para colocar mensajes.

I.M.G.: Más sonrisas, más empatía, más sentimientos... Ahora que tanto se habla de la política de las emociones ha faltado más piel en las intervenciones, situar a los ciudadanos en el debate de las propuestas.

L.T.: Propuestas concretas para que Madrid, una de las comunidades más castigadas por la pandemia, esté mejor preparada ante futuras crisis. Menos retrovisor y más prevención.

G.M.: Lo que llevo echando en falta en los últimos debates: calidad. Calidad humana, política; calidad de oratoria, de puesta en escena. CALIDAD en mayúsculas.

Una vez más, vence la mediocridad.

5. ¿Qué le ha sobrado?

V. F.: Descalificaciones.

S. C.: Vox ha introducido temas relacionados con la inmigración y xenofobia, y, en conjunto, se ha destinado mucho tiempo a oponerse a ellos, dejando poco espacio a otros temas más relevantes de políticas públicas que afectan a mucha más población y son más relevantes.

I.M.G.: Insultos personales y descalificaciones de los candidatos, especialmente de Ayuso y Monasterio (y contrarréplicas de Iglesias por alusiones) en la parte más dura del debate (al principio cuando se abordó la gestión de la pandemia).

L.T.: Demasiados carteles y papeles que restan espontaneidad al debate. Deberíamos inspirarnos en el modelo de EEUU, donde los candidatos solo tienen en su atril un bolígrafo y una hoja en blanco.

G.M.: Aunque no sangrantes, han sobrado los insultos, las descalificaciones, algunos gestos desafiantes, faltones, rozando la soberbia y la ironía. Un debate previsible.

Los candidatos Ángel Gabilondo (PSOE), Isabel Díaz Ayuso (PP), Edmundo Bal (Ciudadanos), Rocío Monasterio (Vox), Mónica García (Más Madrid) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos), en el debate de la campaña electoral de las elecciones de la Comunidad de Madrid

6. ¿En qué ha cambiado Díaz Ayuso con respecto al debate de 2019?

V. F.: Está mucho más segura de sí misma.

S. C.: En el 2019 Díaz-Ayuso ya hacía mucha referencia al concepto libertad y la bajada de impuestos. Esto es una línea que continua en su programa. Pero, a diferencia del 2019, ya no ha tenido que confrontar de una forma constante con Cs o Vox. En 2019 tenía que hacer referencia a que votar al PP era el voto estratégico, ya que tenía que recordar que era el principal partido en el bloque de la derecha. Por otra parte, ha habido diferentes momentos que la candidata se ha quedado en un segundo plano, pasando desapercibida.

I.M.G.: Se ha mostrado más segura de sí misma. Se nota la experiencia acumulada en estos dos años y que en 2017 era una candidata desconocida impuesta por Pablo Casado y ahora ha construido un liderazgo muy personal y encabeza las encuestas.

L.T.: Era de esperar una candidata más sólida, con la confianza y la seguridad de quien lleva ya dos años en el poder y lidera las encuestas con amplísima ventaja. En su lugar, vimos a una presidenta a la defensiva que en algún momento perdió los papeles ante los ataques de sus adversarios. A pesar de todo, quedó claro su mensaje: continuidad sin ataduras.

G.M.: En 2019, Ayuso era primeriza. Preocupaba su puesta en escena y mostraba tensión y rigidez. En esta ocasión, sin embargo, ha demostrado haber adquirido dotes de líder y, tras salvar las vicisitudes de la pandemia del primer bloque, ataques que sin duda esperaba y que le han generado mayor nerviosismo, tras este bloque -insisto- ha preferido no entrar a debate para no cometer errores. Ha dejado que los conflictos y ataques se produjeran entre los demás candidatos. Ella no tenía que ser la vencedora del debate y, sin embargo, una salida de todo podía costarle caro.

7. ¿Queda algo en este debate del Iglesias que debutó en uno en 2015, con aquel famoso ‘sonrían, que sí se puede’?

V. F.: Es un Iglesias menos espontáneo y exaltado, más encorsetado, más moderado que pretende no generar recelos.

S. C.: Pablo Iglesias gana en este tipo de formato, es un animal televisivo y se nota. Ha sabido posicionarse como líder de la oposición, y ha confrontado con dureza tanto al PP como a Vox.

I.M.G.: Es curioso cómo los partidos que abanderaban la “nueva política” han envejecido tan rápido igualándose a los partidos que tildaban como “vieja política”. Del Pablo Iglesias que iba a “tomar el cielo por asalto” en 2015 queda poco porque ha sufrido mucho desgaste en estos años, generando altas expectativas que no ha podido confirmar. De ese debate de 2015 al que de forma casi unánime se le dio por ganador, solo queda el mismo final en la intervención del último minuto finalizando su discurso llevándose la mano al pecho.

L.T.: Más allá de repetir el golpe en el pecho en el cierre del debate, el Iglesias de 2021 es una versión visiblemente más desgastada y menos fresca que el de 2015. Entonces era una joven promesa que se proponía “tomar el cielo por asalto”. Hoy es un político casi en retirada que, pese a seguir debatiendo con soltura, difícilmente logró ampliar anoche su electorado más allá de los ya convencidos.

G.M.: La actitud de seguridad y firmeza que Pablo Iglesias mostró en 2015, en esta ocasión han brillado por su ausencia. En aquel momento, se veía ganador. Tenía más que ganar que perder y disfrutó de su dialéctica. En este debate hemos visto a un Pablo Iglesias con un tono aparentemente más moderado, que necesita recuperar su figura de candidato presidenciable (hasta su forma de vestir así lo ha marcado). Buscaba hacer perder los papeles a Ayuso, ponerla en evidencia con datos y números, pero no le ha salido bien la jugada.

8. ¿Se ha sabido adaptar al formato Gabilondo?

V. F.: No es su formato.

S. C.: No ha despuntado, y no se ha sabido erigir como líder de la oposición. Pero la izquierda ha actuado más como bloque, a diferencia de la derecha, y no ha confrontado prácticamente nada. Se ha visto claramente que ha habido un pacto de no agresión.

I.M.G.: Le ha costado bastante entrar en calor, entrar en el debate y soltarse. Aun así ha estado desaparecido: es el último ganador de las elecciones y el principal partido de la oposición y no ha desempañando ese papel en el debate (ni en la legislatura). Ha estado desdibujado, deslucido, interpretando un guión en el que nunca se ha sentido cómodo, leyendo mucho… en definitiva, necesitaba un golpe de efecto en el debate que impulsara su campaña y no ha hecho nada por relanzarla.

L.T.: Hay políticos nacidos para brillar en las grandes noches electorales. Gabilondo no está entre ellos. El veterano candidato del PSOE necesitaba una actuación destacada en este debate, quizá el último de su carrera, pero una vez más le faltó energía y convicción a la hora de explicar por qué merece ser presidente. “No soy Sánchez, soy Gabilondo”, se vio obligado a decir para tratar de asomar la cabeza en medio de una campaña desdibujada.

G.M.: Sin duda, no. Gabilondo es más político de gestión que de exposición pública. A pesar de su larga trayectoria como profesor universitario, no ha mostrado sus dotes dialécticas, su puesta en escena, su oratoria y, por el contrario, sí su nerviosismo y, en algunos casos, incomodidad. Falta de determinadas competencias como candidato a la presidencia de la comunidad.

9. ¿Qué le ha sorprendido de Bal, debutante en un debate electoral?

V. F.: Ha ejecutado bien el debate, ha introducido algunas propuestas y ha recordado que ellos estaban en el Gobierno. Sin embargo, su razón de voto no es evidente.

S. C.: Ha sobresalido en el debate por su confrontación con Vox. Intentan conseguir los votos de los ciudadanos ubicados en la derecha, pero distanciados de las proposiciones políticas de Vox. Además, marcan perfil sobre quién es el mejor socio de gobierno para entrar en el poder con el que va a ser, probablemente, el ganador de las elecciones: el PP.

I.M.G.: De todos los debatientes era el único que se jugaba no obtener representación el próximo 4-M, por lo que esperaba que fuera más mordaz, ya que el debate es de los pocos momentos en los que puedes llegar a un mayor público a la vez y conseguir algún golpe de efecto, sobre todo cuando te juegas ser o no ser. Pero ha elegido desempeñar hasta el final el papel “centrista” y en estas elecciones tan polarizadas no creo que le dé muchos votos.

L.T.: Con la soga al cuello ante la dificultad de obtener el 5% en las urnas, Bal afrontaba el papel más difícil entre los seis participantes. Y aunque se valió de su experiencia como portavoz parlamentario para ejecutar una actuación bastante correcta, cuesta pensar que eso vaya a resultar suficiente para que los naranjas sobrevivan en la Asamblea. La buena noticia es que el candidato no cayó en la tentación de recurrir a los desplegables y otros artilugios tan frecuentes en anteriores debates electorales protagonizados por su partido.

G.M.: Debutante como candidato, pero no como debatiente. Una puesta en escena sosegada, moderada, con argumentos, con propuestas presuntamente creíbles. Un Edmundo Bal que ha querido poner de manifiesto que C’s es el partido del centro.

10. ¿Cómo ha gestionado Monasterio su contradictorio papel como aliada y rival de Ayuso?

V. F.: Con un debate cultural que simplemente imponía temas que no hubieran aparecido.

S. C.: En el debate de 2019 Rocío Monasterio quería hacerse un lugar en el bloque de la derecha, y le disputaba cierto espacio al PP. Así que le hizo bastante frente al PP apelando a la corrupción y a Cs acusándolos " veletas”. Ahora, aunque ha hecho cierta confrontación al PP, se ha centrado mucho más en la crítica al Gobierno central poniendo el foco en PSOE y Podemos. Le ha interpelado más Bal a Monasterio que a la inversa, ha sido una posición más reactiva.

I.M.G.: Se ha dirigido a su electorado, repitiendo sus polémicos mensajes de los últimos días. Que el centro de atención fuera Ayuso le ha beneficiado porque se han diluido las críticas en ese sentido. Me ha sorprendido que haya sabido mantener bien su postura, protegiendo su espacio, defendiéndose y, sobre todo, atacando. En este caso ha salido beneficiada por la gestión de las expectativas, es decir, como se esperaba poco de ella puesto que estaba realizando una campaña floja (cayendo en intención de voto en los sondeos), ha salido “viva” del debate con un discurso no tan agresivo (no ha dado miedo). Creo que rascará votos.

L.T.: Como en los mandamientos, los mensajes de Monasterio se resumen en dos: todos los partidos son iguales –menos Vox– y la libertad defendida por Ayuso es insuficiente. Para diferenciarse del PP, la aspirante más a la derecha apostó por “quitar todas las restricciones y dejar a los madrileños ganarse el pan”. Su eslogan alternativo: “Toque de queda o libertad”.

G.M.: Monasterio ha protagonizado un debate contra todos y no especialmente centrado en Ayuso, sino en la izquierda. De hecho, el enfrentamiento más duro lo ha mantenido con Edmundo Bal. Ha puesto de manifiesto que, sin duda, hay dos bloques perfectamente diferenciados: una izquierda unida y una derecha más quebrada.

11. Mónica García está siendo la revelación de la campaña por una estrategia distinta a la del resto. ¿Se ha distinguido también en algo del resto de aspirantes en el debate?

V. F.: No ha acertado en la prosodia, su comunicación paraverbal ha sido demasiado apresurada, sin cadencias, ni modulación. Demasiados datos y poco énfasis. Mucho mejor en el contenido, que en la forma.

S. C.: Es de las pocas candidatas que ha tenido un enfoque centrado en la Comunidad de Madrid, y no en la política más nacional. Haciendo valer el trabajo que ha realizado en la oposición durante los últimos años. Además, hace mucha referencia a la empatía y a elementos personales cuando aborda los temas políticos, cosa que enfatiza un tipo de política que se ha llamado como “feminizada”.

I.M.G.: En mi opinión ha desempeñado un papel destacado, con una imagen muy fresca y natural (al ser la menos conocida, esto también ayuda pero hay que confirmarlo), a la vez que incisiva en sus críticas y resolutiva realizando propuestas (aunque un poco apresuradas). En mi opinión, es una de las ganadoras del debate, sin lugar a dudas, entre los partidos del bloque de izquierdas.

L.T.: La candidata de Más Madrid, heredera del movimiento iniciado por Carmena y Errejón, destacó entre los tres candidatos de la izquierda y se mostró notablemente cómoda teniendo en cuenta que se estrenaba en un debate electoral. Necesitaba darse a conocer y tuvo sus minutos de protagonismo. Necesitaba confrontar cara a cara con Ayuso y aprovechó cada turno de intervención para medirse a la presidenta, a la que tachó de “altiva, desafiante y faltona”. ¿Suficiente para ampliar su electorado? Veremos el 4-M.

G.M.: Hemos visto a un Mónica García que ha encarado el comienzo del debate marcando diferencia con el resto de candidatos. Los bloques que ella conoce como sanitaria le han hecho sobresalir exponencialmente. A partir ahí, en la segunda parte del debate, su discurso ha carecido de enfrentamientos y se ha centrado más en sus propuestas de partido. Ha sido la única que ha llevado al atril la técnica del storytelling, apelado a las emociones de los oyentes, con su minuto de oro dedicado a sus hijos, con sus vivencias desde la UCI, con su experiencia como sanitaria.

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