El candidato de Sumar en Sevilla le da la espalda a una diputada de Vox en un debate electoral

Francisco Sierra dice que fue “un gesto de indignación, pacífico, ante un discurso del odio que todos están aceptando como natural”

“Señor Sierra: lleva todo el debate sin mirarme. ¿Usted no es del partido de las mujeres, el partido feminista? ¿Por qué no me mira a la cara?”, soltó la candidata de Vox por Almería, Rocío de Meer, pasadas las 23.30 horas del martes en un debate a cuatro en Canal Sur Televisión. El señor Sierra es Francisco Sierra, cabeza de lista de Sumar al Congreso de los Diputados por Sevilla, catedrático de Teoría de la Comunicación de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“Señor Sierra: lleva todo el debate sin mirarme. ¿Usted no es del partido de las mujeres, el partido feminista? ¿Por qué no me mira a la cara?”, soltó la candidata de Vox por Almería, Rocío de Meer, pasadas las 23.30 horas del martes en un debate a cuatro en Canal Sur Televisión. El señor Sierra es Francisco Sierra, cabeza de lista de Sumar al Congreso de los Diputados por Sevilla, catedrático de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla y una de las personas que trataron, sin éxito, que las izquierdas a la izquierda del PSOE se unieran para las elecciones andaluzas que ganó Juan Manuel Moreno (PP) con mayoría absoluta.

Desde el comienzo del debate, el aspirante de Sumar tomó la decisión de volver la cara y dar la espalda a De Meer, situada a su izquierda en el plató, cada vez que esta intervenía. Era una imagen chocante por dos motivos: por la descortesía hacia su adversaria y porque en el plano de televisión, Sierra aparecía mirando hacia afuera. Una catástrofe, televisivamente hablando. El catedrático sevillano lo hizo todas las veces que la candidata de Vox intervino, pero esta no se dio cuenta o, al menos, no se lo reprochó, hasta la segunda parte del debate organizado por Canal Sur en el que participaron además el ministro de Agricultura y cabeza de lista del PSOE por Córdoba, Luis Planas, y el responsable económico del PP, exconsejero andaluz de Hacienda y candidato por Sevilla. Juan Bravo.

Tras la pausa del programa, De Meer le espetó: “Señor Sierra: lleva todo el debate sin mirarme. ¿Usted no es del partido de las mujeres, el partido feminista? ¿Por qué no me mira a la cara? ¿Por qué antes [cuando] se ha dirigido a mí ha dicho usted ‘alguien’? ¿Por qué no respeta a los casi cuatro millones de personas que votan a mi formación política y que consideran que son problemas los problemas de los que nosotros hablamos?”. Sierra no se dio por aludido. Siguió de escorzo, con la cara mirando a la izquierda de la pantalla y la cara prácticamente tapada por su abundante melena.

De Meer continuó: “Veo que va a seguir usted en el mismo plan. Ese es el respeto que tiene desde Sumar a los españoles y a las mujeres muy particularmente. Un respeto nulo”.

La moderadora del programa, Blanca Rodríguez, animó al candidato de Sumar a intervenir, pero este declinó con un gesto de cabeza y permaneció en silencio y como enfurruñado. “Dicen que les gusta mucho el diálogo y la educación y me dan la espalda en cuanto le dirijo la palabra. Esa es la educación del señor Sierra”, remachó en otro momento la candidata ultra.

En Sumar, una coalición de partidos que en Andalucía tiene su fortaleza en Izquierda Unida y en Podemos, nadie entendió la actitud de su candidato, menos curtido que sus compañeros en debates electorales. Fuentes de Sumar intentaron entonar una débil disculpa de que “quizás intentaba dar un toque da atención de que Vox no cumple las reglas”, pero otras voces lo consideraron un error, ya que creen que su candidato fue de los pocos que hizo propuestas durante los 100 minutos del debate electoral y lo tapó volviendo la cara a la candidata del partido de Abascal. “Intentamos dirigirnos a los indecisos del PSOE con un perfil solvente y amable como el de Yolanda Díaz y este gesto no lo es”, señalaron fuentes de Sumar.

Sierra explicó a EL PAÍS: “No le di la espalda, no es posible en el plató. Ni es un problema de actitud. Es un problema político. Un acto de protesta puntual, un gesto de indignación, pacífico, ante un discurso del odio que todos están aceptando como natural y que, como violencia simbólica, es intolerable, pues, es continuo el ataque a las mujeres, al movimiento LGTBI, a los migrantes, a las minorías étnicas. No se puede naturalizar. Hay que llamar la atención sobre lo que está pasando. Que es grave para las libertades democráticas y derechos fundamentales. Ese fue el gesto, silencioso, pacífico, respetuoso, pero una llamada de atención.


Más información

Archivado En