¿Por qué no fiarse del actual CIS? Sus estimaciones son imprecisas y exageran el voto de la izquierda

La prueba es el histórico de sus predicciones desde la llegada de Tezanos en 2018, docenas de elecciones que analizamos una por una

El presidente del CIS, José Félix Tezanos, clausura la jornada parlamentaria "La justicia electoral en España: un modelo de referencia europeo" que se celebró en abril de 2023 en el Congreso y en el SenadoFERNANDO VILLAR (EFE)

En su último sondeo, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) coloca a la izquierda por delante de la derecha. Su estimación dice que PP y Vox sumarán el 42% de los votos y serán adelantados por la suma de PSOE y Sumar, que rondaría el 47% o 48%. La izquierda lograría unos 172 escaños y solo necesitaría el apoyo de algún partido pequeño para tener mayoría y gobernar. ¿Cuál es el problema de este pronóstico? Que ninguna otra encuestadora ve nada parecido. El ...

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En su último sondeo, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) coloca a la izquierda por delante de la derecha. Su estimación dice que PP y Vox sumarán el 42% de los votos y serán adelantados por la suma de PSOE y Sumar, que rondaría el 47% o 48%. La izquierda lograría unos 172 escaños y solo necesitaría el apoyo de algún partido pequeño para tener mayoría y gobernar. ¿Cuál es el problema de este pronóstico? Que ninguna otra encuestadora ve nada parecido. El último sondeo de 40dB. para EL PAÍS y la SER estima el voto de PP y Vox en 46%, con la izquierda en el 41%, y nuestro promedio con todos los sondeos eleva la ventaja de la derecha en un par de puntos. Es decir, ven justo lo contrario que el CIS.

La discrepancia anterior sería sorprendente si no fuese una constante que dura ya cinco años: como hemos contado repetidas veces, desde la llegada de José Félix Tezanos, las estimaciones del CIS se han demostrado imprecisas y sesgadas, prediciendo sistemáticamente mejores resultados para la izquierda de los que luego lograba en las urnas. Así fue el pasado 28-M y en casi todas las elecciones —decenas— que ha pronosticado Tezanos al frente de la institución.

Veamos sus deficiencias una vez más:

Primer problema: las estimaciones del CIS están sesgadas a la izquierda

Las estimaciones del organismo han sobrevalorado prácticamente siempre el voto de la izquierda desde 2018. Volvió a ser así el pasado 28 de mayo. Hemos analizado sus estimaciones y los resultados en las 12 elecciones autonómicas que se celebraron ese día: en todas menos Navarra, el CIS sobrevaloró a la izquierda nacional. En lugares como Murcia, La Rioja y Canarias, el error fue de más de 10 puntos.

Como ya hemos dicho, esto no fue una sorpresa porque ha ocurrido igual en las 36 elecciones que hemos analizado desde 2018, cuando Tezanos llegó al CIS y cambió los métodos del centro. De media, sus estimaciones de voto para la suma de PSOE, Podemos y el resto de fuerzas de izquierda nacional han sido cinco puntos superiores a su resultado real.

Ese sesgo no existía en el pasado, como mostramos aquí. En la preelectoral de 2016, por ejemplo, el CIS sobrestimó a la izquierda, pero apenas seis meses antes la había infraestimado, en las elecciones generales de diciembre de 2015. Repasando las elecciones desde el año 2000, el centro se equivocó la mitad de veces en un sentido y la mitad en otro.

Segundo problema: las estimaciones del CIS han sido, además, poco precisas en estos años

La llegada de Tezanos también coincide con mayores errores en general. La comparación de su acierto con el promedio de sondeos deja pocas dudas: el CIS se ha desviado el doble con él. En las elecciones en Asturias el pasado 28-M, por ejemplo, el error del promedio ha sido 1,2 puntos por partido, que es una precisión notable, mientras que el del CIS supera los 2,1 puntos. Su acierto también fue peor en Madrid en 2021, y en las últimas generales, en noviembre de 2019, cuando el error del CIS casi triplicó al del conjunto de las encuestas.

Es razonable que los sondeos del CIS no batan a un promedio. Estos suelen ser más precisos que la mayoría de las encuestas, y además el CIS a veces pregunta tres semanas antes de las elecciones. Lo anómalo es la magnitud de la diferencia: desde la llegada de Tezanos, la precisión del CIS ha empeorado con respecto a su pasado.

Los defensores de Tezanos —es una enorme sorpresa para nosotros que todavía existan— a veces reivindican su estimación para las elecciones de abril de 2019, que fue bastante buena. Pero es un argumento debilísimo. Primero, porque desde entonces ha habido otra veintena de elecciones donde sus estimaciones fueron malas, como hemos visto. Y segundo, y más importante, porque incluso un instrumento sesgado tiene que acertar alguna vez. Las encuestas nunca son perfectas; la realidad a veces las sorprende con un mejor resultado para unos partidos u otros. ¿Qué pasará cuando una elección sorprenda porque la izquierda lo haga mejor? Que encontrará allí al CIS y sus estimaciones, siempre un poco a la izquierda, esperando. Como un reloj parado, tiene que acertar la hora alguna vez.

Recibe cada tarde el boletín Diario de elecciones, con el análisis de Ricardo de Querol, subdirector, y Luis Barbero, redactor jefe de edición.

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