El PP gallego intenta desterrar la amnistía de la campaña
Ana Pontón anuncia que las políticas sociales serían la prioridad de su hipotético gobierno
El himno del partido es de las pocas cosas que permanecen en pie del viejo PP gallego de Manuel Fraga. El Xuntos, una canción en gallego original de Juan Pardo, repite un estribillo incansable: “Juntos en los triunfos/ y juntos en los fallos también”. La melodía, una perfecta banda sonora para los años de populismo regionalista de Fraga, ha sido recuperada ahora, con voces y arreglos actualizados, ...
El himno del partido es de las pocas cosas que permanecen en pie del viejo PP gallego de Manuel Fraga. El Xuntos, una canción en gallego original de Juan Pardo, repite un estribillo incansable: “Juntos en los triunfos/ y juntos en los fallos también”. La melodía, una perfecta banda sonora para los años de populismo regionalista de Fraga, ha sido recuperada ahora, con voces y arreglos actualizados, por el equipo de Alfonso Rueda. El Xuntos, más pachanguero que solemne, condensaba la corriente de euforia que solía acompañar a cada campaña de los populares gallegos. Ahora vuelve a amenizar mítines del candidato Rueda, aunque sin la euforia de antaño. El triunfo sigue en el horizonte, pero en esta campaña están pesando los fallos también. Y el PP gallego ya no es aquella organización con discurso propio que levantó el patrón Fraga.
Rueda no paraba de hacerse fotos la noche del domingo con algunos de los 600 asistentes al mitin que abarrotó la carpa multiusos del mercado municipal de Ribeira (A Coruña). Entre los acordes del Xuntos, hasta familias de africanos instaladas en esta ciudad que acoge uno de los principales puertos pesqueros de Galicia se acercaban para retratarse con el presidente. Rueda había intervenido en el mitin junto a su vicepresidente y cabeza de lista por A Coruña, Diego Calvo. Ninguno de los dos mentó siquiera la palabra amnistía.
Alberto Núñez Feijóo había evidenciado desde el principio el deseo de prolongar en su tierra la campaña contra las medidas de gracia a los independentistas. No importaba que en Galicia las manifestaciones promovidas por su partido tuvieran menor incidencia ni que sus antiguos colaboradores, ahora al frente de la Xunta, se mostrasen reacios a introducir el tema. Feijóo estaba en plena cruzada y las elecciones en su tierra no podían quedarse fuera.
Conforme avanzaba la campaña, se acrecentó el debate interno sobre si convenía plantear la disputa como otra partida contra “el sanchismo”. Incluso voces de fuera de la comunidad abogaban por centrarse en los temas exclusivamente gallegos, como hacía Feijóo en su época en la Xunta. Tras revelarse que la dirección nacional del PP estuvo en tratos con Junts y que se abriría a indultar a Carles Puigdemont, la amnistía ha acabado por ser un asunto maldito.
Rueda lo esquivó el domingo en Ribeira. Y este lunes en O Barco, donde estuvo acompañado por el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. También rechazó las preguntas periodísticas al respecto. Ahora son sus rivales los que utilizan la amnistía como arma arrojadiza. Los candidatos del PSdeG-PSOE, José Ramón Gómez Besteiro, y Sumar, Marta Lois, le exigieron que explique si estaba al tanto de los contactos del equipo de Feijóo con los independentistas y que se pronuncie sobre un posible indulto al expresident. Tanto ambos como la líder del BNG, Ana Pontón, insistieron en una idea que esta última resumió así: “Hace tiempo que el PP ha hecho de la mentira una forma de hacer política”.
Los populares intentan desviar el foco con otras cuestiones. Atacando la encuesta del CIS, por ejemplo, que en su última entrega, antes de que entre en vigor el apagón demoscópico, dio casi por hecha la pérdida de la mayoría absoluta del PP. “Va a acabar dando que tendremos un único diputado”, ironizó Rueda. En su intento de buscar temas con que huir de la amnistía, el PP recurrió a otro sin la menor relación con las elecciones: los dos guardias civiles muertos tras ser abordada su embarcación en la bahía de Cádiz por una narcolancha. Al mediodía anunció que suspendía su campaña para guardar el minuto de silencio convocado en toda España. Por la tarde, Rueda acusaba al BNG —ya decididamente el blanco principal de sus ataques— de no condenar los homicidios, pese a que, por ejemplo, la alcaldesa nacionalista de Santiago, Goretti Sanmartín, participó en el minuto de silencio.
El PP gallego quiere huir de la amnistía, pero al mismo tiempo confía en que el resbalón de Feijóo apenas influya en las elecciones. No es muy diferente a lo que piensan sus contrincantes. En los partidos de izquierda había cundido la sensación de que la amnistía no debería dañarlos en este envite y ahora creen que tampoco les reportará grandes beneficios. Es verdad, apuntan algunos, que puede manchar la imagen de Feijóo, la presencia que sobrevuela la campaña por encima del candidato. Y si acaso llevar algunos votos hacia Vox, que, eso sí, si el resultado fuese muy ajustado, podrían revestir su importancia.
Donde no hay la menor preocupación es en el BNG. Los debates de la política nacional, razonan sus estrategas, les dejan todo el campo libre para su mensaje principal: presentarse como los grandes valedores de los intereses de Galicia. Los nacionalistas se han empeñado en una campaña “luminosa”, sin bajar al barro, y sus esfuerzos se concentran en acentuar la imagen presidencial de Pontón. La candidata compareció con cierta solemnidad este lunes para anunciar las líneas generales de su hipotético gobierno, con dos grandes ejes, la política social y la economía. Al ser preguntada por cuáles serían sus primeras medidas, citó tres: un plan de choque dotado con 200 millones de euros para la atención primaria, la gratuidad de los libros de texto y el incremento de las ayudas para la atención en el hogar.