El debate y la demoscopia animan a la izquierda en la batalla gallega
Las expectativas se disparan en el BNG, cuya candidata, Ana Pontón, es aprobada incluso por el 40% de los votantes del PP
Un dirigente político nacional confesaba días atrás su perplejidad ante las encuestas sobre las elecciones gallegas: más de la mitad de los entrevistados abogaba por un cambio, pero hasta el 70% daba por segura la victoria del PP. La primera obsesión de los partidos de izquierda ante el 18-F ha sido disipar esa sensación de que resulta inevitable una quinta mayoría absoluta de los populares. Transcurridos los primeros días de campaña, aunque nadie discut...
Un dirigente político nacional confesaba días atrás su perplejidad ante las encuestas sobre las elecciones gallegas: más de la mitad de los entrevistados abogaba por un cambio, pero hasta el 70% daba por segura la victoria del PP. La primera obsesión de los partidos de izquierda ante el 18-F ha sido disipar esa sensación de que resulta inevitable una quinta mayoría absoluta de los populares. Transcurridos los primeros días de campaña, aunque nadie discute al PP su condición de favorito, el ánimo de sus opositores se ha ido elevando. La izquierda y el nacionalismo empiezan a vislumbrar brechas en la fortaleza popular y ha tomado cuerpo el convencimiento de que, al menos, “hay partido” por delante.
La semana comenzó para los opositores al PP con una primera inyección de optimismo de la mano de José Félix Tezanos, cuya encuesta, por primera vez, dejaba sin mayoría absoluta al actual presidente y candidato a la reelección, Alfonso Rueda. Por mucho escepticismo que suscite el CIS y aunque ningún otro instituto de opinión haya colocado a los populares en un escenario así, la tendencia general de los demás sondeos venía situando ya a los populares en el límite de la mayoría. Así que las conclusiones del laboratorio de Tezanos dieron un empujón moral a los rivales de Rueda. Y coincidieron con el debate entre los candidatos del PP, BNG, PSdeG-PSOE, Sumar y Podemos en TVG, que dejó buenas sensaciones en la oposición, sobre todo entre los nacionalistas.
Rueda sufrió durante dos horas para contener los ataques que le llegaban por todos los flancos. Si la intención del PP era mostrar las divisiones dentro de la izquierda, más bien sucedió lo contrario. El propio presidente lo reconoció este martes a su manera, cuando se quejó de un “plan coordinado” de las otras cuatro formaciones para ponerlo en aprietos. Sin ser espectacular la audiencia del programa —18% de cuota de pantalla— superó en tres puntos a los debates de las dos anteriores elecciones autonómicas que Alberto Núñez Feijóo se llevó sin despeinarse. Queda otro el día 14 en TVE, pero el PP anunció este martes que no participará ni Rueda ni ningún otro representante suyo.
Desde hace tiempo, el PP busca situar al BNG casi como su único adversario. Las encuestas lo apuntan así y eso facilita a los populares su intento de mezclar la disputa en Galicia con el Gobierno de Pedro Sánchez y sus pactos con los independentistas. Rueda reprodujo la maniobra en el debate. Dejando de lado al socialista José Ramón Gómez Besteiro, procuró la confrontación con la líder del BNG, Ana Pontón, quien lo rebatió con energía. El PP agita el miedo a que, con Pontón, Galicia se radicalice “como Cataluña y Euskadi”. De momento, la estrategia no parece surtir efecto, porque incluso un 40% de los votantes del PP le otorga un aprobado a Pontón, según el CIS.
La candidata nacionalista se dio este martes un pequeño viaje en tren para denunciar las deficiencias de las conexiones dentro de Galicia y expuso su plan de crear un ente ferroviario autonómico. Pontón ha aparcado los mensajes con mayor carga identitaria, se centra en problemas tangibles y persevera en los discursos conciliadores. Comentando la resaca del debate, aseguró que si el PP pierde la mayoría, ella intentará “poner en marcha un Gobierno que represente toda la pluralidad que exista en Galicia”. Entre las fuerzas de izquierda, solo la candidata de Sumar, Marta Lois, declara expresamente que su objetivo es gobernar en coalición con BNG y PSdeG. Nacionalistas y socialistas no lo manifiestan con claridad, pero se da por hecho y va implícito en mensajes como el de Pontón: “Quiero otra manera de gobernar, desde el diálogo, la mano tendida y la capacidad de escucha y de llegar a acuerdo, después de 15 años del PP que usó la mayoría absoluta de forma absolutista”.
Pontón, Besteiro y Lois coincidieron en una conclusión tras el debate: “Rueda está nervioso”. “Llevan dos años diciendo que estoy nervioso”, les replicó el candidato del PP. Mientras los populares, sobre todo con las incursiones de Feijóo, apelan al voto contra Sánchez, PSOE y Sumar insisten en la misma idea, repetida este martes por Besteiro y Lois: apelar a los que en las generales de julio salvaron la coalición de izquierda en el Gobierno central, a pesar de que “todo el mundo decía que era difícil o casi imposible”, en palabras del candidato socialista.
Si alguien consigue ahora levantar la moral de la tropa socialista, ese es José Luis Rodríguez Zapatero, como bien se comprobó en julio. El expresidente se estrenó este martes en la campaña gallega arropando a Besteiro ante un millar de personas en A Coruña, donde insistió en el llamamiento que repite el PSdeG: “Esta elección está en manos de los militantes y simpatizantes socialistas”. “La sorpresa y la remontada solo las sabe hacer el PSOE; solo las puede y las debe hacer el PSOE”, remachó.