Puigdemont intentará irrumpir en el pleno de investidura de Illa sin ser detenido

Junts defiende que el regreso de su líder es “una victoria” del independentismo y lo contrapone al acuerdo de ERC con el PSC

El 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont (derecha), acompañado por el secretario general de Junts, Jordi Turull, el pasado mayo en Perpiñán (Francia).David Borrat (EFE)

El pleno del Parlament para hacer president al candidato del PSC Salvador Illa se celebrará este jueves, el mismo día que en los Juegos Olímpicos de París se deciden las medallas en las carreras de salto de vallas. Para optar a la presidencia, Illa ha tenido que pasar varios obstáculos, incluido un inusitado acuerdo con Esquerra Republicana, y el jueves peleará la notoriedad con su último rival: Carles Puigdemont. El líder...

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El pleno del Parlament para hacer president al candidato del PSC Salvador Illa se celebrará este jueves, el mismo día que en los Juegos Olímpicos de París se deciden las medallas en las carreras de salto de vallas. Para optar a la presidencia, Illa ha tenido que pasar varios obstáculos, incluido un inusitado acuerdo con Esquerra Republicana, y el jueves peleará la notoriedad con su último rival: Carles Puigdemont. El líder de Junts per Catalunya plantea el retorno a Barcelona no como una rendición, sino como la culminación de un desafío a las instituciones del Estado, tras casi siete años viviendo en Bélgica para evitar pasar cuentas con la justicia. Sobre Puigdemont sigue pesando una orden de arresto, y si logra llegar al escaño sin ser detenido eso entrañará “una gran victoria del independentismo”. Así lo subraya Jordi Turull, secretario general de JxCat y una de las personas que más tiempo ha pasado con Puigdemont en el diseño del retorno. El pasado fin de semana Turull y Puigdemont estuvieron juntos en Waterloo (Bélgica) para decidir la estrategia del viaje de vuelta del expresident.

Tras el pacto entre PSC y ERC, Junts se reivindica como “la primera fuerza de obediencia catalana, sin vínculos con los bloques españoles”. Turull concedió este martes una entrevista en TV3 y avanzó que si Puigdemont logra estar presente en el Parlament para la investidura, la jornada adquirirá la condición de “día histórico”. Junts aborda con secretismo el plan de regreso de su líder. Sí ha trascendido que el partido busca movilizar a todos los alcaldes independentistas, cerca de 700, para apoyar al expresidente. También las entidades cívicas secesionistas, como la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural aseguran que van a apoyarlo en su regreso. El sábado, durante una Ejecutiva convocada de urgencia para abordar el acuerdo alcanzado entre PSC y ERC, Puigdemont confirmó que la decisión del regreso estaba tomada. El expresident se comprometió a volver a Cataluña durante la campaña electoral por las elecciones del 12 de mayo, cuando contaba con que las urnas le allanaran el camino de vuelta a la Generalitat y que la ley de amnistía lo librara de pasar a disposición de la justicia. El guion ha dado un vuelco. “Ha habido un cambio de relato”, admite Turull. En lugar de ser un regreso para ser president, la reaparición en el Parlament solo le permite ser testigo en primera fila de la investidura de un president del PSC, 14 años después de lo que fuera José Montilla. En un comunicado, Junts ha calificado a Salvador Illa de ser el representante del “PSC más españolista de la historia”.

Marta Rovira, secretaria general de Esquerra y que se marchó a Suiza tras los hechos de octubre de 2017, ha cuestionado la idoneidad del retorno de Puigdemont: “¿Qué sentido político tiene que le detengan en este momento después de batallar tanto desde el exilio? Creo que no debería dejar detener”. El diario Ara ha revelado que uno de los miembros de la Ejecutiva de Junts, el exconsejero de Economía Jaume Giró, le manifestó a Puigdemont la necesidad de reconsiderar su viaje a Cataluña. Fuentes presentes en la reunión detallan que Giró alegó que en las actuales circunstancias políticas sería “un triunfo de la derecha judicial y comportaría un dolor injusto e innecesario” que, además, en el momento presente, sería del todo estéril. Puigdemont reconoce que ha recibido peticiones para que aplace su vuelta. “Verme encerrado ha sido el sueño frustrado de los perseguidores españoles durante siete años”, zanjó en una extensa carta que publicó el mismo sábado en la red X.

Cuando aún confiaba en salir vencedor de las elecciones, Puigdemont avanzó que su regreso debería estar rodeado de institucionalidad. Entre las posibilidades que barajaba estaba una convocatoria masiva de medios de comunicación para documentar su viaje por carretera desde el sur a Barcelona. El contexto ha cambiado, pero la detención de un diputado, y en este caso además con condición de expresident, conlleva una fuerte carga política.

“Tendría que poder entrar por la puerta principal de Parlament, pero no vamos a dar detalles”, explicó Turull este martes. Si es arrestado de camino al Parlament, “Junts pedirá que el pleno no se celebre”, ha avanzado Jordi Turull, y añade que si el aplazamiento no es atendido “los que seguro que no van a estar allí van a ser los diputados de JxCat”. “No viene a dejarse detener, viene a ejercer sus derechos como diputado”, especifica el secretario general de JxCat. Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de Junts, manifestó desde el Parlament que el plan de acción dependerá de cómo se desarrollen los hechos. “No dibujaremos escenarios ni especulaciones pese a que su vuelta puede comportar su detención o ingreso en prisión. No nos queremos resignar a ver como algo normal que haya una ley de amnistía y que el Tribunal Supremo no la aplique. No hace falta ser independentista para no escandalizarse”. Batet no reveló hasta cuando considera Junts que debería permanecer suspendido el pleno, en el caso de que Puigdemont quede bajo custodia policial.

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Marta Vilalta, portavoz de Esquerra, admite que la detención del expresident sería un “hecho muy grave” pero descartó que tenga capacidad para hacer naufragar el proceso de investidura de Salvador Illa. “El Tribunal Supremo no puede decidir los tiempos del Parlament”. La ley fija que el 26 de agosto es el plazo tope para investir a un president y evitar así la repetición electoral.


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