La CUP muestra sus cartas para negociar la llave de un Ejecutivo independentista

Los anticapitalistas están dispuestos a asumir responsabilidades si el futuro Govern apuesta por plantar cara y prima las políticas sociales

BARCELONA 10/2//2021.- La candidata por la CUP, Dolors Sabater, durante su comparecencia ante los medios de comunicación para valorar los resultados de las elecciones catalanas celebradas hoy Domingo. EFE/Enric Fontcuberta.Enric Fontcuberta (EFE)

La CUP vuelve de nuevo a jugar un papel determinante en la política catalana al conseguir este 14-F nueve escaños frente a los cuatro que logró en las elecciones de 2017. La organización anticapitalista ha recuperado la representación en las cuatro provincias y ha pegado un tirón en el porcentaje de voto al pasar del 4,46% al 7,69%. ERC y Junts suman juntos 65 diputados y están a tres de la mayoría absoluta (68). La CUP está dispues...

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La CUP vuelve de nuevo a jugar un papel determinante en la política catalana al conseguir este 14-F nueve escaños frente a los cuatro que logró en las elecciones de 2017. La organización anticapitalista ha recuperado la representación en las cuatro provincias y ha pegado un tirón en el porcentaje de voto al pasar del 4,46% al 7,69%. ERC y Junts suman juntos 65 diputados y están a tres de la mayoría absoluta (68). La CUP está dispuesta a asumir “responsabilidades” si aceptan el rescate social y políticas en favor de la autodeterminación. Pere Aragonès, líder de ERC, ha decidido iniciar las negociaciones con el partido de izquierdas al considerarlos “indispensables” y de los que más ha reforzado ha salido de “la cita electoral”.

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Eulàlia Reguant, número tres de la candidatura por Barcelona y diputada electa —lo fue hace dos legislaturas—, expresó su voluntad de abordar medidas de “rescate social” y de cómo el independentismo “recupera la iniciativa y planta cara”. “Un gobierno independentista tiene que ser la opción”, dijo en Ràdio 4 de Radio Nacional de España. Dolors Sabater, la cabeza de lista, exalcaldesa de Badalona, corroboró en su balance electoral su disposición a asumir esas “responsabilidades” siempre y cuando, matizó, pacten qué hacer y cómo. Sus cuatro peticiones, en un gran consenso de “país”, dijo, pasan por impulsar la amnistía, el referéndum, el rescate social y la economía ecológica. La noche de este lunes, en TV3, Sabater ha explicado que su objetivo era condicionar las políticas de un futuro Govern y ver hasta dónde están dispuestos a asumirlas.

Con un electorado muy movilizado y un alto porcentaje de fidelidad —es el que más esgrime la “ideología” en las encuestas como razón para ir a votar— la CUP ha superado los vaivenes de su campaña y ha sido la única candidatura independentista que ha mejorado sus resultados. La baja participación, situada en el 53%, le ha beneficiado. Junts, por ejemplo, ha perdido un 1,63% de votos respecto a 2017 —dos escaños y 380.231 sufragios— y ERC ha mantenido el 23% de apoyo y ha subido un diputado, pero se le han escapado 332.000 papeletas. La CUP no solo ha subido el porcentaje, sino que vuelve a tener diputados en las cuatro provincias: cinco en Barcelona (tenía tres); dos en Girona (partía de uno) y lo recupera en Tarragona y Lleida.

Los anticapitalistas han perdido, eso sí, 6.159 votos en números absolutos, en la línea de la mayoría de partidos salvo el PSC y Vox. El balance le permite superar una legislatura en la que no tuvieron grupo parlamentario y lo compartieron con el PP. Ahora, lo recuperan. Además, han ganado su particular pulso con los comunes, que se han quedado con ocho escaños (siete en Barcelona y uno en Tarragona). La CUP les supera en todas las provincias menos en la de Barcelona.

CUP, de nuevo en el tablero

Ese dibujo electoral ha colocado a la CUP de nuevo en el centro del tablero tras su desplome en 2017 y en las municipales de 2019. Su caída comportó un cambio de estrategia. Por primera vez, se impuso la corriente favorable (Poble Lliure) a concurrir en unas elecciones generales. Tienen ahora dos diputados. Su papel vuelve a ser clave: Si ERC y Junts pactan, les bastarán solo tres síes de los nueve diputados para lograr la investidura.

No sería la primera vez que diversifican el voto. La situación evoca a la de 2015, cuando Junts pel Sí, formado por CiU y ERC, sumó 62 escaños y necesitó a la CUP, con 10, que acabó forzando la renuncia de Artur Mas. Los anticapitalistas invistieron después a Carles Puigdemont: 70 síes; 63 noes y dos abstenciones (ocho diputados votaron sí y dos se abstuvieron). En 2018, cuando ya estaba huido de la justicia española, la CUP quiso hasta el final investir al expresident de forma telemática, y aseguran que Junts no les secundó. Luego se abstuvieron e invistieron a Quim Torra (66 votos a favor frente a 65). En medio, quedó su voto en contra de Jordi Turull la víspera de ir a declarar ante el Supremo y acabar en prisión. Junts nunca lo perdonó.

Mireia Vehí: "La presión la tiene Esquerra"

Mireia Vehí, diputada de a CUP en el Congreso, ha afirmado esta mañana que el independentismo ha ganado las elecciones por décimo tercera vez en los últimos años virando además este 14-F a la izquierda. “El independentismo es diverso pero pide lo mismo: fin de la represión y amnistía”, ha dicho. La parlamentaria ha querido afirmado que la “presión” -“Lo digo por el pressing CUP que hay en cada cita electoral”- la tiene ERC al recordar que es la que ha ganado las elecciones. Vehí ha recalcado que no se trata de lograr “sillas” y sí de cosas como estas: si ERC está dispuesta a pagar una renta universal de 735 euros y de dejar de personarse como acusación contra manifestantes denunciados por los mossos. Los letrados de la acusación actúan con la autorización del presidente de la Generalitat o de consejero afectado, según la ley de organización de los servicios jurídicos de la Generalitat.

La candidatura está formada por una doble organización: la CUP, por un lado, y Guanyem, la de Sabater, por otra. Son entidades asamblearias, con varias familias —unas más partidarias que otras de pactar— y serán ellas las que tomen las decisiones. La incertidumbre será doble. Pese esa imprevisibilidad, Sabater recalcó que no veía a otro presidenciable que no fuera Aragonès. “El independentismo ha logrado un resultado histórico y puede hacer un Govern. Pero no podemos hacer política sin pensar en lo social”, dijo en alusión a que, para la CUP, son ejes que no se pueden disociar. “Todo debe ir ligado. Antes de empezar con sillas, planteamos un acuerdo con grandes consensos. Tendemos la mano pero no lo haremos a ciegas”, dijo apuntando que están en las antípodas del modelo social de Junts.

Sabater va con pies de plomo porque, en las últimas semanas, la dirección la ha corregido dos veces. El consejo político, en precampaña, dio un toque a la cúpula para que la campaña fuera más coral y para que se explicara mejor que la disposición a entrar en el Govern dependía de unas condiciones. El segundo episodio ocurrió tras una entrevista en la que Sabater dijo que la imputación de Borràs sería “un obstáculo” en una investidura. La dirección matizó que el único veto sería “a la parálisis de los últimos tres años”. La victoria de ERC sobre Junts les ha ahorrado ese eventual aprieto.


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