La caída en las encuestas dispara la tensión en el PP y lo acerca a Vox
El equipo de Mañueco prefiere el impulso de Ayuso al de Casado en el final de campaña en Castilla y León
Nadie espera una catástrofe, pero el temor a un resultado mediocre agita las aguas internas en el PP. El reparto de culpas ha comenzado antes incluso de que se abran las urnas, por lo que pueda pasar. La caída en las encuestas ha disparado las alarmas, e Isabel Díaz Ayuso tuvo que salir este martes al rescate de la campaña del PP. Alfonso Fernández Mañueco no llamó a Pablo Casado para pedirle que aumentara su presencia en Castilla y León, sino que acudió a la dirigente madrileña. En el PP castellanoleonés consi...
Nadie espera una catástrofe, pero el temor a un resultado mediocre agita las aguas internas en el PP. El reparto de culpas ha comenzado antes incluso de que se abran las urnas, por lo que pueda pasar. La caída en las encuestas ha disparado las alarmas, e Isabel Díaz Ayuso tuvo que salir este martes al rescate de la campaña del PP. Alfonso Fernández Mañueco no llamó a Pablo Casado para pedirle que aumentara su presencia en Castilla y León, sino que acudió a la dirigente madrileña. En el PP castellanoleonés consideran que el presidente del partido no supone un gran activo electoral. El equipo de Mañueco lamenta, además, que se inflaran las expectativas al comienzo de la campaña, y atribuye el desgaste en los sondeos al debate nacional, que no favorece al PP tras los últimos errores no forzados. En el cuartel de campaña de Mañueco miran a lo sucedido en el Congreso: “La reforma laboral fue un penalti que nos regalaron y que fallamos”.
El debate nacional es decisivo en Castilla y León, cuentan en el PP, porque los medios de comunicación nacionales son los más consumidos por los castellanos y leoneses y apenas hay una discusión propia de la comunidad autónoma. Por eso es tan importante lo que sucedió el pasado jueves en el Congreso. El PP ha detectado que después de la votación de la reforma laboral y la inmensa bronca política que generó el error de un diputado popular, la intención de voto al partido se ha estancado durante el fin de semana, según sus sondeos internos. Mientras el debate sobre las macrogranjas disparó los primeros días a los populares en las encuestas, el de la reforma laboral ha operado en sentido contrario, perjudicándoles, o al menos sin ayudar.
Los nervios se han disparado en los últimos días, y han aflorado las tensiones entre la dirección de campaña de Mañueco y la dirección nacional. En el PP de Castilla y León discrepan de la estrategia inicial de Casado hablando de pucherazo y de un fallo informático en el voto equivocado del diputado Alberto Casero que permitió sacar adelante la reforma el pasado jueves, un discurso que el presidente de los populares ha ido abandonando progresivamente. “Es un error insistir en el pucherazo. Hay que asumir el error interno y poner el foco en que pudo ser subsanable”, afirman en el entorno de Mañueco. El candidato del PP no ha hablado de pucherazo en ningún momento y dejó caer que podía haberse producido un “error humano”, lo que entraba en contradicción con el discurso oficial del PP.
La caída en las encuestas empezó antes del jueves, pero el análisis en el partido es que la reforma laboral no ha ayudado a levantar la tendencia. Ante el retroceso, Mañueco llamó a Ayuso para pedirle un empujón en la recta final y que duplicara sus actos previstos. También lo hizo con Alberto Núñez Feijóo, pero no con Casado. ¿Por qué? En el equipo de campaña no ven al presidente del PP como un arma electoral: “Casado no nos suma. No nos da un plus en estos momentos”. Génova impuso sus actos electorales en campaña y el partido no puso peros, aunque cuando ha podido ha llamado a los dos barones con más tirón del PP, Ayuso y Feijóo. El líder ha tenido una intensa agenda en Castilla y León con cuatro mítines y presencia en las nueve provincias.
En cambio, el fenómeno Ayuso sigue fuerte. Las entradas de la comida-mitin a 20 euros que protagonizó este martes en Valladolid se agotaron en solo dos horas. “Es un huracán. Ayuso moviliza. Es un torbellino que nos genera votos”, aseguran en el territorio. La presidenta madrileña no es ajena a ello e irrumpió con un discurso muy ideológico destinado a la derecha más dura en el que se permitió marcar diferencias con el mensaje de Casado en campaña.
El líder popular había llamado la semana pasada a los suyos a rechazar “cualquier proyecto de radicalización y de populismos”, y Ayuso defendió en Valladolid los pactos con Vox. “Prefiero pactar con el partido de Ortega Lara (Vox) que con aquellos que pactan con los que le secuestraron”, esgrimió la presidenta. El debate de la relación con la extrema derecha está abierto en el PP, aunque la tesis de Génova es gobernar en solitario para no entorpecer el camino de Casado hacia La Moncloa. La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal reapareció en una entrevista en Castilla-La Mancha en la que secundó la tesis de Ayuso: “Si se tiene que gobernar con Vox, pues se gobernará con Vox”.
Los socialistas aprovecharon ese mensaje para contraatacar al PP por sus vínculos con la extrema derecha. “El 14 de febrero no valen los lamentos. La alternativa es el PSOE o Vox”, sostuvo la vicesecretaria general, Adriana Lastra, en un acto en Zamora. La dirección federal del PSOE y los responsables de la campaña de Luis Tudanca insisten en que la fractura del voto entre las tres derechas (PP, Vox y un Cs a la baja) les brinda una nueva oportunidad que puede resultar decisiva en el reparto de los últimos escaños de cada circunscripción. Los socialistas fueron la fuerza más votada en siete de las provincias en 2019, y eso les permitió llevarse los restos en varias circunscripciones. El 13 de febrero se resolverán por muy pocos votos, coinciden en el PP y el PSOE, que en 2019 fue la opción más votada en todas las provincias salvo Ávila y Salamanca. “Hace dos años nos faltaron 400 votos para lograr tres procuradores”, apuntaba este martes Jesús Caro, secretario provincial de los socialistas en Ávila. El 13-F está seguro de que los lograrán por primera vez en la historia. El ánimo en Ferraz y en la dirección de campaña de Tudanca ha ido al alza conforme decaía en Génova, pese a que la previsión es que no se alcance el respaldo de 2019 (34,8%, por el 31,5% del PP).
El problema del PP es la gestión de las expectativas. A principios de enero las encuestas situaban a Mañueco rozando la mayoría absoluta, al borde de los 41 escaños, y ahora hay encuestas —como el CIS o la de 40dB. para EL PAÍS— que rebajan al PP hasta los 30 o 31 escaños. En Génova defienden que, en todo caso, solo el Centro de Investigaciones Sociológicas, dirigido por un exdirigente del PSOE, José Félix Tezanos, dice que la derecha no tendrá mayoría. “Teniendo en cuenta que ahora tenemos 29 procuradores y que las peores encuestas nos dan más... El PP va a ganar las elecciones, después de perder las últimas, y el PSOE va a perderlas, después de ganar las de 2019. Así que es un éxito”, defienden en la cúpula popular.
No es esa la visión en otros sectores del partido, donde se apunta a un “desastre genovés” en la campaña. “Ha habido una sobreactuación con la carne convirtiendo el error de Alberto Garzón casi en un acierto. Después, discursos absurdos sobre remolachas amenazadas, que son carne de meme. A eso se le suma el delirio con la reforma laboral y los fondos europeos. A Mañueco le han destrozado una campaña que querían tranquila”, opina un líder territorial.
Castilla y León es un bastión del PP, una comunidad históricamente conservadora donde la derecha ni se plantea perder el poder. Pero que Ayuso tenga que salir al rescate de Mañueco es relevante en la vida interna del PP. El resultado del 13 de febrero se leerá también en clave de plebiscito entre Ayuso y Casado. La intención de Génova era utilizar un gran resultado en Castilla y León para rebajar el triunfo de la dirigente madrileña a uno más en un ciclo alcista del PP. Así que una victoria por la mínima en Castilla y León podría ser demoledora para Casado. Si el PP queda débil y en manos de Vox, el contraste con Madrid se hará patente y el presidente del partido quedará debilitado. Las tensiones de hoy son solo un anticipo de la caja de Pandora que podría abrirse en el PP si se cumplen los peores presagios.
Con información de Juan Navarro.