Contra la extrema derecha en Europa: espíritu crítico y romper la burbuja de las conspiraciones
Un foro sobre la UE reúne en Cullera a la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, la filósofa Adela Cortina, la eurodiputada Inma Rodríguez-Piñero, la exministra Arancha González y el politólogo Pablo Simón
No hay una única fórmula para responder al avance de la extrema derecha hasta el corazón de Europa, como tampoco hay una sola explicación de ese ascenso que desafía los valores sobre los que se ha construido la Unión Europea (UE). Pero sí hay un consenso entre los que consideran necesario combatir esas ideas y proteger esos valores en plantear varias cuestiones: la necesidad de alimentar el espíritu crítico entre la ciudadanía a través de la educación; establecer unas reglas de juego claras a partir de los valores de la democracia y del humanismo; romper las burbujas de las conspiraciones, los bulos y las realidades alternativas y hacer autocrítica para saber por qué cunde la desafección entre la gente con el fin de buscar soluciones para sus problemas reales.
Estas han sido algunas de las ideas que se han propuesto en el transcurso del foro La encrucijada en Europa, celebrado este lunes en Cullera (Valencia), encaminado a “entender el nuevo tiempo al que se enfrenta la Unión Europea en el futuro más inmediato”, tras las elecciones del pasado 9 de junio. Han participado cinco profesionales de disciplinas y experiencias diversas: la periodista y directora de EL PAÍS, Pepa Bueno; la decana de la Escuela de Asuntos Internacionales de París y exministra de Asuntos Exteriores y Unión Europea, Arancha González; la catedrática emérita de Ética y Filosofía Política de la Universitat de València, Adela Cortina; la economista y eurodiputada Inmaculada Rodríguez-Piñero; y el politólogo y profesor de la Universidad Carlos III, Pablo Simón. La mesa redonda, dirigida por el el periodista Carlos Córdoba, ha sido organizada por el Ayuntamiento de la población costera, gobernado por el socialista Jordi Mayor, y la Cátedra Ciutat de Cullera de la Universitat de València, dentro del programa Uni-Societat.
La exministra empezó recordando que en algunos países europeos la autocracia “suena muy lejos”, mucho más que en España, por lo que se debilita la reacción en defensa de la democracia. La filósofa incidió en que hay “que proteger los valores de la democracia y de Unión Europea por encima de todo” porque están en peligro. Y para ello es imprescindible hacer autocrítica: “Por qué la gente se interesa tan poco, en qué hemos fallado, por qué las instituciones se perciben como complicadas, muy burocráticas”. El politólogo planteó que se ha roto el espejismo de la democracia como el sistema hegemónico, “sin modelo alternativos”. “Hoy, el autócrata tiene más posibilidad de sobrevivir que hace 30 años”, dijo.
La periodista alertó sobre la “ruptura sobre el consenso, sobre las reglas” y la necesidad de combatir “una realidad alternativa, conspirativa, que no resiste contraste con la realidad”. “Las burbujas de las conspiraciones atrapan y tenemos que saber cómo romperlas, porque muchas ciudadanos se las creen”, aunque las vacunas salvaran millones de vidas en el caso de la covid, por ejemplo. La eurodiputada socialista subrayó que la exigencia de “responsabilidades” y la transparencia” son las bases del funcionamiento de la democracia y defendió la acción legislativa del parlamento en algunos casos de manera pionera. “Si no le ponemos coto, la Inteligencia Artificial nos devora”, afirmó.
“Creo en la ciudadanía y en el espíritu crítico para pinchar la burbuja”, como ha pinchado la extrema derecha en Polonia, apuntó Arancha González. Un espíritu crítico para una ciudadanía madura que hay que cultivar desde la educación, otro de los problemas actuales, coincidieron. Un espíritu que muda en desconfianza hacia el sistema y las instituciones cuando el contexto es muy adverso. Pepa Bueno recordó “el salvaje comienzo del siglo XXI” con la crisis de 2008 que rompe “el acuerdo tácito” del estado del bienestar sobre el que edificó la Unión Europea, el acuerdo de que “nosotros hijos vivirán mejor que nosotros”. Todo ello alimenta la desesperanza y los populismos, primero de izquierdas, luego de derechas. “Esa falta de esperanza y de confianza en las instituciones provoca que la democracia se debilite”, abundó Rodríguez-Piñero.
“Se ha roto el consenso de los valores ilustrados”, señaló Simón. Yuna de las razones que explican el ascenso de los partidos de extrema derecha es que entre parte de la ciudadanía “hay nostalgia del pasado porque ofrecía futuro”, añadió. Pero no solo las causas del fenómeno son económica, terció González. La cuestión identitaria es nuclear también. “En París, gran parte del electorado de [Marie] Le Pen no es pobre; añora el pasado, no le gusta la sociedad multicultural, ni la igualdad, ni la lucha contra el cambio climático. Sabemos cerrar brechas económicas, pero ¿cómo tratamos la brechas de la identidad? Ahí hurga la extrema derecha”, razonó.
Afán de seguridad
Cortina abogó por buscar los que une y no lo que nos separa, que ha sido la clave de bóveda de la UE. Apuntó que en las últimas encuestas europeas de valores la gente joven destaca el afán de seguridad -”es natural, cuando uno es pobre”, apostilló- , mientras que antes era la ecología, y se preguntó si los representantes políticos están dando la talla.
Una talla que deban dar también los medios de comunicación. En este sentido, Bueno sostuvo que los medios deben distinguir entre comunicación y periodismo para recuperar la confianza de los ciudadanos. Y para ello, mencionó un triple objetivo de transparencia: la profesional -”cómo hacemos nuestro trabajo”-, la editorial -“qué valores se defienden, dónde se posiciona el medio”- y la financiera -”no solo quiénes son tus dueños, sino quiénes financian el medio”-.
La periodista también suscribió las palabras de Simón. Se estaba llegando al final de la mesa redonda, que tuvo lugar en una sala de los Jardines del Mercat, con nutrida presencia de políticos socialistas valencianos. En el último turno de intervención, se produjo una defensa cerrada de la Unión Europea, tras haberse incidido previamente en sus grietas. El politólogo formuló una “petición de indulgencia” porque la UE es la experiencia “más interesante del siglo XX”, una unión “inédita en la historia de la humanidad”, cuyos valores cívicos y de solidaridad “merece la pena” defender, apuntó Cortina.