Las erosionadas playas del sur de Valencia recuperarán la anchura de los años sesenta

Costas inicia la regeneración de siete kilómetros de litoral con la recarga artificial de tres millones de metros cúbicos de arena

Al fondo, el tubo de un metro de diámetro que inyectará 2,9 millones de metros cúbicos de arena a esta y otras playas al sur de Valencia. En la imagen, la playa de L'Arbre del Gos a mediados de semana.Delegación del Gobierno

Una gran tubería de un metro de diámetro y 1,5 kilómetros de longitud inyectará hasta finales de año cerca de tres millones de metros cúbicos de arena a las erosionadas playas del sur de Valencia, en regresión desde mediados del siglo pasado por el efecto de las sucesivas ampliaciones del puerto comercial, la pérdida de sedimentos fluviales y los cada vez más frecuentes y agresivos temporales. El Ministerio ...

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Una gran tubería de un metro de diámetro y 1,5 kilómetros de longitud inyectará hasta finales de año cerca de tres millones de metros cúbicos de arena a las erosionadas playas del sur de Valencia, en regresión desde mediados del siglo pasado por el efecto de las sucesivas ampliaciones del puerto comercial, la pérdida de sedimentos fluviales y los cada vez más frecuentes y agresivos temporales. El Ministerio de Transición Ecológica, a través de la Dirección General de Costas, recargará artificialmente las playas de L’Arbre del Gos, El Saler, Devesa y Garrofera de Valencia —las que conservan el estado más natural del litoral urbano— con arena de un yacimiento ubicado frente a la costa de Cullera y a unas profundidades de entre 60 y 80 metros. Concretamente, el proyecto de regeneración, reivindicado durante años por los vecinos, actuará desde el espigón sur de la playa de Pinedo hasta la Gola de Pujol; en total unos 7.000 metros de costa.

El objetivo es devolver la línea de orilla actual a la que tenía en el año 1965 y conseguir un ancho de entre 40 a 70 metros según las zonas, aumentado la protección frente a temporales. El proyecto incluye además la prolongación en unos 75 metros de la Gola de Pujol, uno de los tres canales que conectan el lago de la Albufera con el mar, con la idea de retener el material vertido. Para ello se han prolongado los dos espigones actuales de la gola.

El coste de la operación ronda los 28 millones de euros, que tendrán que ejecutarse antes de final de año porque se cofinancian con fondos europeos Next Generation. Es una obra de ingeniería “de primer nivel”, describió hace unos días Bernabé, porque no se trata solo de reponer la arena, sino que “se amplían las escolleras para dar mayor protección”, subrayó. El pasado miércoles se inició la draga en la playa de L’Arbre del Gos, situada entre las pedanías de Pinedo y El Saler, después de que se haya dedicado parte del mes de agosto al montaje de la conducción que inyectará los sedimentos. La obra se hará en tres tramos porque la tubería se irá desplazando desde la playa de Pinedo hasta la desembocadura de la Gola de Pujol. La arena extraída de Cullera se trasladará en barcos.

El proyecto se lleva a cabo después de años de polémica por el potente retroceso de estas playas y de las dunas que originalmente suponían una reserva de arena. Muchas de ellas están al límite de los 30 metros de anchura, una situación que “podría resultar problemática para cubrir las funciones esenciales que se le supone a una playa”, recogía a mediados de 2021 el estudio Regresión de las Playas del Sur de València, encargado por el equipo de gobierno del Ayuntamiento y que redactó el Grupo de Cartografía Geoambiental y Teledetección de la Universidad Politècnica de Valencia (UPV). Solo los temporales que azotaron esta parte del litoral entre 2015 y 2020 se llevaron más de 300.000 metros cúbicos de arena de la costa más meridional de la capital, concluía el estudio elaborado por Josep E. Pardo, Jesús M. Palomar y Carlos Cabezas, expertos de la Politècnica.

“Al norte de la ciudad de Valencia hay playas con una lógica totalmente distinta a lo que estamos viendo al sur. Evidentemente en medio está el puerto, una infraestructura que ha roto un espacio natural y ha provocado una gran acumulación de sedimentos al norte, creando grandes playas, y la pérdida al sur. A eso se añade que las aportaciones de las arenas fluviales que vienen del río Turia es muy baja. Todo ello crea una situación deficitaria de sedimentos al sur”, reconoce Josep E. Pardo, catedrático de Ingeniería Cartográfica y líder del equipo de investigación que presentó hace dos años aquel estudio.

La reposición de arena entra dentro de las soluciones blandas para recuperar las playas frente a la clásica construcción de escolleras. A la pregunta de “¿esta aportación servirá o en un tiempo la arena desaparecerá por efecto de unos temporales cada vez más frecuentes y virulentos?, Pardo opina que no hay soluciones mágicas para el retroceso de las playas pero este aporte extraordinario tiene sentido. “Ahora se habla de una aportación de tres millones de metros cúbicos de un sedimento de calidad, con el gránulo correcto. Tendrá un coste económico y ecológico que no puede negarse pero es evidente que tendrá un beneficio. Van a resolver ahora parcialmente el problema y creo que provocará un ensanchamiento muy grande de las playas”, reconoce el catedrático.

Imágenes de satélite

A partir de ahí, el experto considera imprescindible monitorizar lo que pase en las playas regeneradas y medir el efecto positivo, negativo o el que sea. “La buena noticia es que en los últimos cinco o 10 años hemos desarrollado unas herramientas técnicas que hacen que sea relativamente fácil y barato. Hay imágenes de satélites que son públicas y que se renuevan cada pocos días”, describe. “Podemos saber cada día lo que está pasando con la arena de la playa y evaluarlo. Ahora lo podemos hacer. Y comparado con el precio que tienen las obras, sería un coste ridículo”, defiende Pardo.

Las asociaciones de residentes de los poblados del sur denuncian el retroceso de este patrimonio natural. “Calculamos una pérdida de unos 70 metros de arena en algunos lugares, por ejemplo, en la más cercana a nuestro pueblo, lo que pone en peligro todo el ecosistema del Parque Natural de la Devesa-Albufera”, apunta Pere Pau, de la Associació Veïnal del Saler, que representa al núcleo histórico de la pedanía. El colectivo culpa del deterioro a las ampliaciones del puerto y a los efectos del cambio climático. “La actuación que se acomete ahora puede que palíe algo el problema durante un par de años. Valoramos la iniciativa pero la estimamos muy insuficiente, mínima y con una caducidad demasiado corta para la inversión que se va a realizar”, opina al tiempo que demandan escolleras o arrecifes y que el puerto financie las soluciones.

Mercedes Gómez, de la asociación vecinal de la Devesa-El Saler, reclama también una solución definitiva para estas playas después de lo que han sufrido con las ampliaciones portuarias. La representante vecinal recuerda a finales de los 70 una extensa playa, de unos 80 metros, “tan amplia que para llegar hasta la orilla te quemabas los pies”. Lleva años avisando del daño a las playas “pero no nos hacía caso nadie”, apunta Gómez, que lamenta que se haya tardado tanto tiempo en actuar. “Lo ocurrido daría para escribir un best seller”, concluye.

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