El “divorcio duro” de Carlos Flores: “Quebranto psicológico, 21 coacciones, injurias y vejaciones” a su esposa

Feijóo quitó hierro a la condena de un año de cárcel al cabeza de lista de Vox al Congreso por Valencia

Carlos Flores, en su despacho en la Facultad de Derecho de Valencia, durante una entrevista con EL PAÍS el 16 de mayo.Mònica Torres

La negación de la violencia machista por parte de Vox persigue al PP desde que se dio a conocer el pacto entre la extrema derecha y los populares para gobernar la Generalitat V...

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La negación de la violencia machista por parte de Vox persigue al PP desde que se dio a conocer el pacto entre la extrema derecha y los populares para gobernar la Generalitat Valenciana, en virtud del cual se incide en la lucha contra la violencia intrafamiliar sin aludir en ningún momento a la violencia de género. Carlos Flores fue uno de los negociadores por parte de la formación que lidera Santiago Abascal y ahora concurre como cabeza de lista por Valencia del partido ultra a las elecciones generales del 23 de julio tras “dar un paso”, según sus propias palabras, para desatascar el acuerdo. Dicho pacto estuvo encallado hasta la semana pasada a causa de su condena de hace dos décadas por “violencia psíquica habitual” contra su exesposa, lo que hoy estaría tipificado como violencia machista.

Alberto Núñez Feijóo se refirió a ello este lunes en la entrevista que concedió al periodista Aimar Bretos en el programa Hora 25 de la Cadena SER. El presidente nacional del PP sostuvo que Flores “tuvo un divorcio duro” que “conllevó abuso verbal hacia su exmujer”. “Es un catedrático de Derecho Constitucional, es verdad. Ha cumplido la sanción, es verdad. Se ha producido hace 20 años, es verdad”, puntualizó.

Flores, de 58 años, fue condenado por la Audiencia de Valencia en 2002 a un año de prisión por un “delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones” contra su expareja y madre de sus hijos. Según la sentencia, provocó un “quebranto psicológico”. También fue condenado a una inhabilitación de un año para ser elegido por sufragio pasivo, la prohibición de acercarse a su exesposa durante tres años y una indemnización por responsabilidad civil de 6.000 euros.

En su rechazo al recurso presentado por el catedrático de la Universitat de València contra la sentencia de un juzgado de lo Penal, los magistrados de la Audiencia Provincial de Valencia consideraron probado que Flores persiguió entre 2000 y 2001 a su expareja hasta en 21 ocasiones, profiriéndole insultos, vejaciones y amenazas en su domicilio, en el colegio de los hijos y en la calle. El acusado fue en siete ocasiones en un mes y medio hasta el domicilio de su exesposa, de la que se había divorciado unos años antes, y desde la calle le gritó, según el fallo: “Ladrona, secuestradora de niños, dueña de calabozo, puta”.

La sentencia recoge otros insultos. “Te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona”, le dijo Flores a su exesposa en el colegio, del que la mujer “tuvo que salir acompañada de una señora a los 10 minutos ante la insistente presencia del acusado en el lugar”. También se indica que la hija mayor pidió ayuda a dos agentes de la policía ante los insultos paternos.

La condena a Flores, el contenido del pacto valenciano entre el PP y Vox y las posteriores declaraciones del número dos en la lista por Valencia a la Generalitat, José María Llanos, en las que afirmaba que la “violencia machista no existe”, han provocado una ola de rechazo que los populares han intentado frenar saliendo en tromba con múltiples condenas a la violencia machista en los últimos días. El supuesto éxito del pacto rápido entre ambas formaciones se volvió contra el PP nacional, y especialmente contra la estrategia de moderación de Feijóo.

La condena a Flores ya protagonizó los últimos días de campaña en las elecciones autonómicas de la Comunidad Valenciana. Tanto el candidato socialista, Ximo Puig, como el de Compromís, Joan Baldoví, y la de Ciudadanos, Mamen Peris, le recordaron la condena en el último debate. Flores respondió que tenía el expediente tan limpio como Baldoví, mientras el candidato popular, Carlos Mazón, próximo presidente de la Generalitat, daba la callada por respuesta cuando fue preguntado en varias ocasiones si iba a pactar con él.

En una entrevista concedida a EL PAÍS en mayo, Flores respondía así a la pregunta sobre si la condena afectaba a sus votantes: “Tengo la conciencia tranquila. He cometido errores en mi vida, pero si con 58 años uno puede decir que lo más grave es utilizar palabras subidas de tono en un momento de conflictividad hace un cuarto de siglo, no vamos mal de todo”.

Sin antecedentes

Cuando trascendió a los medios de comunicación en diciembre la condena a Flores, publicada por el diario Levante, una vez se conoció que encabezaría la lista por Valencia a la Generalitat, el constitucionalista emitió un comunicado. En él explicaba que hubo ”un conflicto” por la “custodia y el domicilio de los tres hijos menores de edad” y “un intercambio de denuncias mutuas” archivadas o que “se saldaron con sentencias absolutorias”, con la excepción del fallo condenatorio. “Dicha sentencia lo fue por violencia psíquica —jamás hubo ni siquiera una acusación de otro tipo de violencia— y se tradujo en una pena privativa de libertad y una multa. Pena cuyo cumplimiento resultó suspendido por no haber delinquido nunca ni antes, ni después de aquel momento, con la consecuencia de que a día de hoy carezca de antecedentes de ningún tipo”, indicó entonces.

“Soy el primero en lamentar el dolor causado en aquellos momentos a mis seres queridos —el padecido por mí, solo a mí me concierne— y también el primero en alegrarme de que todos hayamos dejado atrás aquel desafortunado episodio de nuestras vidas sobre la base del respeto mutuo”, añadió entonces Flores. También apuntó que el “ordenamiento jurídico no contempla ni puede contemplar penas de por vida o de duración indeterminada”, y rechazó “todo intento de utilización con fines partidistas de unos hechos acontecidos hace ya dos décadas en la esfera privada y enteramente carentes de relevancia política”.

Su condena, sin embargo, ha cobrado ahora relevancia política por la negación de Vox de la violencia machista y los acuerdos alcanzados con el PP en este sentido para alcanzar el poder de la Generalitat valenciana y en otras instituciones.

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