Costas valida el plan urbanístico del barrio del Cabanyal en València
El futuro planeamiento se encuentra solo a falta de los informes de Educación y Telecomunicaciones para la aprobación definitiva
El plan urbanístico del Cabanyal, en el distrito marítimo de Valencia, está más cerca de su entrada en vigor después de que la Dirección General de Costas haya dado su visto bueno al planeamiento que diseñó la vicealcaldía y concejalía de Urbanismo. La renuncia al hotel de 15 alturas previsto -se ha reducido a seis- ha desbloqueado la resolución de Costas. El plan queda a partir de ahora a la espera de los informes de educación y telecomunicaciones para su aprobación definitiva.
“Cada vez está más cerca la aproba...
El plan urbanístico del Cabanyal, en el distrito marítimo de Valencia, está más cerca de su entrada en vigor después de que la Dirección General de Costas haya dado su visto bueno al planeamiento que diseñó la vicealcaldía y concejalía de Urbanismo. La renuncia al hotel de 15 alturas previsto -se ha reducido a seis- ha desbloqueado la resolución de Costas. El plan queda a partir de ahora a la espera de los informes de educación y telecomunicaciones para su aprobación definitiva.
“Cada vez está más cerca la aprobación definitiva del PEP del Cabanyal con el que los vecinos y vecinas podrán estar seguros de que no volverán a estar amenazados por la destrucción y la expulsión de sus casas, como sucedió con el PP”, ha destacado la vicealcaldesa y responsable de Urbanismo de València, Sandra Gómez.
El Cabanyal-Canyamelar, condenado durante años a la degradación por la prolongación de una avenida que lo partía por la mitad y se llevaba por delante cientos de viviendas, ya tiene pintado sobre el plano su futura fisonomía. Esta zona, pegada a la playa y muy atractiva para el turismo y los inversores, seguirá siendo la de las noches a la fresca y las cenas a la puerta de casa. Al menos es la intención de la Concejalía de Desarrollo Urbano de la capital que, tras seis años de tramitación, varias exposiciones públicas y negociaciones con los vecinos, aprobó en enero de forma provisional su nuevo plan urbanístico.
Este enclave urbano, con casas de dos o tres alturas, coloridas fachadas de cerámica modernista e idiosincrasia marinera, estuvo durante años seriamente amenazada en la última época de gobierno del PP, empeñado en prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar a costa de darle un buen bocado al barrio.
Una plataforma vecinal movilizada convirtió la destrucción del Cabanyal en una causa internacional y, pese a las expropiaciones, desalojos y abandono público que sufrieron sus calles, el Ministerio de Cultura, entonces dirigido por Ángeles González Sinde, dio con la clave para proteger el barrio de la piqueta. Durante los años previos, la población de este modesto barrio marinero bajó en picado por las pocas expectativas de futuro para los vecinos de toda la vida.
En 2015, el nuevo gobierno municipal de Compromís, PSPV y Podemos e independientes, derogó, como había prometido en campaña electoral, el viejo plan, se puso a redactar uno nuevo, y mientras tanto creó unas normas transitorias para que el barrio pudiese funcionar hasta que tuviese un plan definitivo. La primera redacción del plan se cambió sustancialmente ante la oleada de alegaciones de los vecinos.
El Plan Especial del Cabanyal (PEC) aumenta los espacios verdes en un 47%, con la creación de itinerarios peatonales que cruzan el barrio de este a oeste, solventa el déficit de dotaciones municipales —el anterior gobierno no invirtió durante años en la zona que iba a ser derruida— e intentará atraer a no más de 1.900 nuevos vecinos para evitar la gentitricación y turistificación de este área tan golosa de la ciudad por su cercanía al mar.