Las ratas roen la creación del artista en la exposición del joven Guillermo Ros en el IVAM

El escultor propone una reflexión sobre la violencia del proceso creativo a partir de materiales y referentes que remiten tanto a las gárgolas de la Lonja como a los videojuegos y al manga

Nuria Enguita, directora del IVAM, y el escultor Guillermo Ros, en la exposición 'Un ejercicio de violencia'.Mònica Torres (EL PAÍS)

Cómo enfrentarse a una creación destinada a su exhibición en un museo. Cómo expresar la violenta batalla del propio artista en su proceso para crear una obra específica, condicionado por esa arquitectura institucional. Cómo hablar de la explotación de uno mismo con un lenguaje y unos materiales que remiten tanto a la gótica Lonja de Valencia como a los videojuegos y el manga japonés que alimentan la imaginación de las nuevas generaciones. Todos estos interrogantes y varias tentativas de respuestas están presentes en la sorprendente exposición Un ejercicio de violencia, del joven esculto...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cómo enfrentarse a una creación destinada a su exhibición en un museo. Cómo expresar la violenta batalla del propio artista en su proceso para crear una obra específica, condicionado por esa arquitectura institucional. Cómo hablar de la explotación de uno mismo con un lenguaje y unos materiales que remiten tanto a la gótica Lonja de Valencia como a los videojuegos y el manga japonés que alimentan la imaginación de las nuevas generaciones. Todos estos interrogantes y varias tentativas de respuestas están presentes en la sorprendente exposición Un ejercicio de violencia, del joven escultor valenciano Guillermo Ros, de 33 años, que se ha presentado este miércoles en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM).

Una muestra con varios niveles de lectura que se pasan como las pantallas de un videojuego. En la sala de la panta baja, Ros reproduce de manera personal las dos columnas originales que condicionan el espacio, al igual que la escalera central, y, por tanto, al creador al que se le ha encargado un trabajo específico para allí. A través de este bosque de columnas, algunas semidestruidas por lo que parecen mordiscos, otras con incrustaciones de piedra pulida, se accede a la planta superior donde un ejército de una decena de enormes ratas, que remiten tanto a las gárgolas de los monumentos como a los videojuegos, roen con dientes de acero de Damasco las columnas ya destrozadas, desplomadas, engullidas.

“El punto de partida es enfrentarse a una arquitectura que no te deja exponer, como las columnas o la escalera, que se convierten en obstáculos”, explica el escultor y profesor de Diseño de Videojuegos en la facultad de Bellas Artes de Valencia. La exposición, que se puede ver desde este jueves y hasta el 6 de febrero, escenifica un campo de batalla a partir de Berserk, el mítico manga de Kentaro Miura, fallecido este año, en el que el protagonista es citado en una sala hipóstila donde no podrá utilizar adecuadamente su espada a causa precisamente de las columnas.

Una de las ratas de Guillermo Ros.Mònica Torres

La directora del IVAM y comisaria de la exposición, Nuria Enguita, explica que la muestra “a modo de gran teatro del mundo, representa un magnífico exponente del hacer poético y político de este escultor, que no se quiere llamar artista, donde se reúne la importancia del trabajo físico, del encuentro con la materia, en este caso la piedra y el acero de Damasco; la densidad del relato, que habla de la autoexplotación del artista, y del contexto o trasfondo de la propia obra, del autor, del museo y del espectador”.

“También es una autocrítica: soy adicto a la explotación”, añade el escultor que reivindica el trabajo del artesano. Son ratas que también pueden estar en proceso de convertirse en parásitos del museo. El imaginario es polisémico, puede trasladarse a la actualidad. “Son personajes que podemos ser todos nosotros”, apostilla la comisaria, que incide en la importancia de apoyar el talento joven. La exposición alude al lore, un concepto propio de los videojuegos relativo al trasfondo de un personaje o de una situación.

Guillermo Ros (Vinalesa, 1988) vive y trabaja en Alboraia (Valencia), se licenció en Bellas Artes por la Politècnica de València (UPV), donde realizó posteriormente el Máster de Producción Artística, y desarrolla su trabajo en València, Barcelona, Palma de Mallorca o Madrid. Fuera de España ha llegado a Bogotá, Lisboa, Viena, Oporto y Londres, lo que le ha merecido premios como el Senyera de Artes Visuales de 2020. Su obra forma parte de colecciones privadas e institucionales de ámbito nacional e internacional.



Sobre la firma

Más información

Archivado En