Las amistades peligrosas del rapero Morad con la banda de los Trinitarios
Un auto sostiene que un local propiedad del cantante en L’Hospitalet era el lugar de encuentro de los miembros del grupo criminal desarticulado esta semana
La vida de Morad parece transitar dos realidades paralelas, irreconciliables: por un lado está el ídolo de la música urbana, que con casi 13 millones de oyentes mensuales en Spotify viaja por Europa llenando estadios y cosechando aplausos; por el otro, el joven de la calle que permanece anclado a las dinámicas tóxicas del barrio de La Florida, en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), siempre metido en líos, incapaz de dejar atrás sus choques con la justicia, atosigado por la policía. El último capítulo en esa trayectoria de chico malo oficial constituye un sorprendente giro de guion: una investigación judicial ha revelado las conexiones del rapero con la peligrosa banda latina de los Trinitarios, formada por ciudadanos de origen dominicano y que la jueza del caso califica de “extremadamente violenta”.
Los Mossos y la Policía detuvieron el martes a 15 miembros de este grupo criminal, especializado en asaltos violentos con armas de fuego y cuyo principal bastión en Cataluña está en L’Hospitalet de Llobregat. El “punto de reunión” de la banda era, en particular, una peluquería del barrio de La Florida llamada Fujimori’s que, según el auto judicial que ordenó las entradas y registros, es propiedad de Morad El Khattouti El Hormi, nombre real del rapero. Que los trinitarios se reúnen allí lo contó un testigo protegido y lo ratificaron, en diversas vigilancias, los agentes, que registraron el local por orden judicial. Fuentes de la defensa aseguran que el cantante niega ser el propietario de la citada “barber shop Fujimori’s”, aunque sí admiten que mantiene relaciones de amistad con personas de origen dominicano que son miembros destacados de la banda.
El testigo protegido aseguró que la peluquería de la avenida de Catalunya es el cuartel general tanto de los Trinitarios como de un grupo autodenominado MDLR “conformado por dominicanos y marroquíes” y del que Morad formaría parte. MDLR es el acrónimo de mec de la rue o “chico de la calle”. Es un concepto con el que se identifica profundamente Morad, que lo ha convertido en marca comercial: vende camisetas y sudaderas, confeccionadas por Adidas, con esas siglas. “Según el testigo, habría buena relación entre las dos bandas, puesto que Morad sería el encargado de facilitar hachís a Los Trinitarios”, recoge el auto. Fuentes de la defensa niegan de forma contundente cualquier vínculo del cantante con el tráfico de drogas.
Morad no figura entre los detenidos en la redada ni tiene la condición de investigado en la causa. “Si hubiera algún indicio o prueba sólida, estaría detenido y no lo está”, aseguran fuentes de la defensa, que añaden que en investigaciones previas contra los Trinitarios su nombre ya apareció sin más consecuencias para él. La investigación desatada esta semana y dirigida por un juzgado de L’Hospitalet examina seis hechos delictivos nuevos, principalmente asaltos violentos, cometidos por la banda entre febrero y agosto de 2025. Y en uno de ellos también emerge, aunque de forma colateral, el nombre del rapero.
Una “tiradera” contra Morad
La madrugada del 25 de junio de 2025, Kerlin Yubendi M. salió en patinete del estudio de grabación de Can Vidalet, en L’Hospitalet, y notó que alguien le seguía. También es rapero, pero por ahora el éxito no le acompaña: su nombre artístico es TheBlon02 y lo escuchan cada mes… cinco personas. Pero de alguna manera, cree que captó la atención de Morad al haber compuesto una “tiradera” (en argot musical, una canción escrita para insultar, sin muchos remilgos, a otro artista) contra él. Declaró, como recoge el auto, que “no tiene problemas con nadie, pero como consecuencia de dedicarse al rap ha tenido problemas con Morad (…) Desde entonces, ha recibido amenazas por redes sociales”. Así es al menos como TheBlon02 se explica a sí mismo y a la policía las razones de la emboscada que sufrió esa noche por parte de líderes de los Trinitarios en Cataluña.
Seguido de dos de ellos, el rapero llegó hasta una plaza donde le esperaban otros dos. Enrique Manuel C., alias Vegeta, sacó una pistola que llevaba escondida en la parte delantera de la cintura y le disparó. El rapero se marchó a toda prisa subido en el patinete mientras veía cómo le sangraba la pierna derecha. Tras llegar a casa, llamó a una ambulancia y fue trasladado al hospital, donde le operaron. TheBlon02 contó también que el hermano de uno de los atacantes “tiene mucha relación con Morad” y le había amenazado de forma directa a través de Instagram.
Fuentes de la defensa aseguran que no existe ningún vínculo del rapero con esos hechos y enmarcan declaraciones en rencillas personales entre los dos artistas. EL PAÍS ha examinado las letras de las cinco canciones que tiene publicadas TheBlon02, sin que en ninguna de ellas haya referencias (explícitas o veladas) a Morad, más allá de mostrar esperanzas de triunfo (“por qué si otro puede / por qué no voy a poder”, en Mi sueño), desafiar a la policía (“no me paran ni los Mossos”, en rápido&furioso) o dirigirse con furia contra un enemigo del que nada más se dice: (“No me hables de la calle porque yo nací en el medio”, en Bum).
Morad fue detenido hace unos días (y puesto en libertad) por haber quebrantado, presuntamente, una orden de alejamiento contra su padrastro, a quien amenazó porque había tratado mal a su madre. La investigación permanece abierta. Sus choques con la policía local de L’Hospitalet siguen siendo constantes, aunque 2024 fue especialmente difícil para él. En febrero, aceptó dos años de cárcel por los incidentes ocurridos durante la grabación de un videoclip en los Bloques Florida, escenario de sus primeras canciones, tres años antes. En abril ingresó en prisión unos meses para cumplir una condena firme por un delito contra la seguridad del tráfico; aunque la pena era menor (seis meses), la Fiscalía rechazó suspenderla por reincidencia. En octubre, después de dos años sin poder pisar su barrio, el juez puso fin al destierro y archivó la causa por alentar disturbios.