Anuel AA y su gira de catastróficas desdichas
El cantante defiende una buena interpretación de lo urbano en Barcelona, pero necesita profesionalizarse
Para el artista boricua Anuel AA España es de todo menos la tierra prometida. Después de su accidentada participación en La velada del año 4, del streamer Ibai Llanos, en julio de 2024 en el Santiago Bernabéu, donde llegó dos horas tarde, recortó su actuación y cantó en lenguas muertas debido a problemas con el autotune, regresa con Real hasta la muerte tour. Una gira que lleva el título de su debut discográfico de 2018, una promesa a la calle editada durante su estancia en la cárcel. Sus fechas actuales probablemente estaban reservadas para la presentación de su 5º álbum de estudio -con el mismo nombre pero con el acrónimo RHLM 2-, que proponía para este año pero, de momento, se ha quedado en el camino.
De las ocho fechas acordadas en la península, cuatro han resultado en embrollo. Canceló su visita a A Coruña, aplazó sus citas en Sevilla y Valencia y comenzó su show en Pamplona varias horas más tarde. Esto no ha impedido que agote las entradas en esta primera fecha en el Palau Sant Jordi de Barcelona, y tenga acordada una segunda el 26 de noviembre, día de su 33º cumpleaños. Verlo sobre el escenario parece una cuestión de fe. O así se lo toma Emmanuel Gazmey Santiago (Puerto Rico, 1992), que llega al concierto más de una hora tarde. Mientras, la kiss cam proyecta imágenes del público, especialmente escotes, sobre una audiencia mayoritariamente menor de edad. Generando otra vez confusión entre la sexualidad explícita del perreo y la cosificación sin contexto de los cuerpos, que no es siempre la misma cosa, pero aquí se mezcla.
Cuando Anuel AA pone, por fin, sus pies sobre el escenario, parece un predicador de Las Vegas, con un micrófono en forma de cruz de neón, que parpadea y va cambiando de tono. Lo mejor es que convence, cuando descarga su batería con los 30 hits escogidos de su última década de carrera. La mayoría no pertenecen a ningún álbum, son los singles y sus colaboraciones que le han valido la viralidad. Los cantantes del género acostumbran a firmar remixes con una lista infinita de participaciones, para sumar audiencias y ganarse el número uno en los charts. Muchos parten del trap y siguen con el reggaetón, un palo les da credibilidad en el barrio y el otro les permite romper en las discotecas. Esta dinámica la persigue a pies juntillas Anuel, que da comienzo al setlist con algunas canciones de malianteo, como 47 o Medusa -una referencia a Versace- y lo termina con los ritmos calientes de Ella Quiere Beber o Bebe.
Las luces del Palau Sant Jordi se encienden 20 minutos antes de que termine el concierto, avisando de que están fuera de tiempo y augurando peleas entre el equipo técnico y el de management, que trabajan detrás del escenario. Anuel pide que bajen la iluminación, sin resultado, y le cortan el sonido poco antes de medianoche. Dejando al público silbando y finalizando la canción a capela. Otro accidente más para esta gira que le pone en la tesitura de profesionalizarse más si quiere una siguiente. Sin embargo, ha defendido una buena interpretación de lo urbano, con referencias musicales muy reconocibles que permiten hacer su trazabilidad musical. Desde China, un homenaje a It wasn’t me, de Shaggy, que nos lleva a los orígenes en Jamaica, a La última vez que remite al pop de Justin Bieber, o Me Contagie, versión española del famoso rap de Eminem y Dido, y que también ha sido adaptada a nivel nacional por Yung Beef con Jony. Todo tiene su interés, si se sabe leer bien. Y aunque esta nueva visita de Anuel AA a España ha seguido una tónica catastrófica, ha tenido a un público entregado que contestaba a su “¿real hasta qué?” con su indiscutible “hasta la muerte”.