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Crisis en la federación de Barcelona de ERC tras la dimisión de ocho miembros de la dirección

La cúpula, que había surgido de una lista de críticos con Junqueras, discrepa de la senda tomada por la líder, Creu Camacho, que ahora ven alineada con la dirección nacional

Las aguas en Esquerra Republicana siguen sin volver a su cauce, tras el cisma del año pasado entre los partidarios del actual presidente, Oriol Junqueras, y los críticos que apoyaban a su exsecretaria general, Marta Rovira. El choque ha emergido esta vez, en forma de cisma, en la federación más grande del partido, la de Barcelona. Ocho de los integrantes de la cúpula, elegida hace seis meses tras la victoria por la mínima de la lista crítica con el exvicepresident de la Generalitat, han decidido dejar sus cargos en protesta por lo que consideran cierta pérdida de autonomía de la federación hacia la dirección nacional y el grupo municipal. ERC Barcelona tendrá que celebrar en breve un congreso regional extraordinario.

El cisma es de tanto calado que entre las personas que han dimitido está Miquel Colomé, quien hiciera tándem con Creu Camacho en las elecciones internas del pasado mes de abril. También están la concejal de Barcelona, Rosa Suriñach, el exconcejal Max Zañartui y la exdiputada Agnès Russiñol. “Recibimos el mandato de democratizar las decisiones internas, haciéndolas más colectivas y contando con la opinión de las bases”, explican en la carta donde se despiden. La decisión llega al constatar su propia “incapacidad estructural para cumplir estos objetivos ya que la presidencia ha optado por un proyecto propio, tomando decisiones de forma unilateral”.

“Esto comporta la subordinación e la Federación a los intereses del Grupo Municipal y margina el papel de las bases que confiaron en nosotros”, añade la misiva. El argumento tiene un punto de rocambolesco si se tiene en cuenta que justamente el reclamo de la lista que encabezaban Camacho y Colomé, que se enfrentaba a la oficialista de Eva Baró, precisamente pivotaba sobre la necesidad de asegurar la independencia de la Federación, aún más cuando Elisenda Alamany, líder de filas en el Consistorio, es también la número dos de Junqueras.

Camacho incluso declinó, pese al ajustada diferencia de 14 votos, incluir miembros de la otra lista para hacer una cúpula de consenso. El mensaje era entonces que se quería tener un mensaje nítido de separación. Las discrepancias internas por no respetar el proyecto original de la federación barcelonesa se han larvado en cuestiones prácticas, como que el Grupo Municipal, capitaneado por Alemany, ha frenado el traspaso de fondos a los casals de barrio del partido, aseguran fuentes del partido.

Pero la gota que ha colmado el vaso es que Camacho ha cedido a las presiones del junquerismo en el inicio de la creación de la comisión electoral, que forman siete personas y que marca las reglas del juego en vísperas a las municipales de 2027. Si habitualmente la dirección de la federación lleva el peso de la comisión, esta vez Camacho habría cedido poder a la dirección nacional, de ahí la dimisión en masa.

Camacho, por su parte, ha asegurado en un comunicado que ya compartió sus refleciones con la militancia en una carta, en la que lamenta la decisión de sus compañeros. “Queremos agradecer el trabajo que durante estos meses han llevado a cabo para construir un proyecto republicano ganador en la capital del país con el horizonte de ser una fuerza principal en las próximas elecciones municipales de 2027”, ha dicho..

Otros de los críticos que han dado un paso al lado son Quim Bosch, Nil Font y Sheila Vidal. “Creu ha tomado partido por Elisenda, se ha cambiado de bando”, aseguran fuentes del partido en Barcelona, que con cuya federación se habían hecho los que se conocen como “los de la cola del Orfeó”, las bases que acudieron masivamente a votar contra la entrada de ERC en el Gobierno del alcalde Jaume Collboni en junio de 2024.

Ahora en un mes habrá que celebrar congreso de nuevo o fijar fecha para congreso. El traspié pilla a los republicanos en pleno proceso de engrasar la máquina electoral en Barcelona, donde la gran duda es si habrá algún rival en las primarias para Alamany. La elección de las cabezas de lista se ofrece como un nuevo frente para que junqueristas y roviristas muestres sus fuerzas un año después de la convulsa votación para escoger presidente y secretaria general de ERC.

La crisis de Barcelona no es la única con la que tiene que lidiar la dirección de ERC. Gabriel Fernàndez, quien fuera portavoz de los republicanos en Sabadell y exmiembro de otra de las candidaturas críticas con Junqueras, Foc Nou, dejó el partido en septiembre, argumentando diferencias ideológicas. Se ha quedado como concejal no adscrito. Xavier Puig, el alcaldable en Tarragona, también se alineó en su día con Foc Nou y se impuso en las primarias al candidato junquerista.

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