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Squeeze, la vibración del pop eterno

La veterana banda británica brilló en la jornada final del festival Feroe junto a la raíz de Valerie June

Ser mayor entre mayores dando envidia. Sin recurrir a impostar una juventud que solo es recuerdo, sin astracanadas, simplemente transmitiendo alegría por vivir, reflejando en canciones las pequeñas minucias, unas tristes, otras alegres, que suponen pasar por la vida con los ojos abiertos. Glenn Tilbrook y Chris Difford al frente de Squeeze, banda formada cuando Franco aún vivía y por la que han pasado tantos músicos como para formar un equipo de fútbol americano, despidieron el festival Feroe con una muestra de pop new wave inmarchitable y saldaron de paso una cuenta con España, ya que era su primera actuación en el país.

Una actuación vitalista ante el mar de canas lucidas por un público casi de su edad y que también se impresionó ante la avalancha de música en crudo de la allí chavalilla Valerie June, apenas cuarenta y tres. Emparedado entre ambos, otro veterano, Nick Lowe, paso firme hacia los ochenta, dejó un concierto aseado acompañado por unos Straijackets que como se cubren con máscaras de luchadores mexicanos sugieren que no es correcto indagar en su edad. El Feroe juega limpio, no es un festival de nuevas tendencias.

Lo de Squeeze fue fenomenal, una muestra de vigor impulsando oleadas de pop perfectamente ejecutadas con una banda impecable y jovial. Pop con coros, pop con percusiones, pop con guitarras, pop con teclados, pop con steel guitar, pop en destellos hechos estribillos, pop con reflejos soul, pop vigente para sentenciar que la buena música puede estar o no de moda, pero siempre tiene algo que decir, siempre puede ejecutarse con alegría. Las modas no dejan de ser caprichos, vaivenes impulsados por el consumo, la necesidad de inventar la rueda cada día una tortura tontuna, que sin omitir la necesidad de evolución no debe matar evoluciones datadas años atrás siempre que su ejecución no sea un pálido recuerdo de ese ayer, recordándonos así el paso del tiempo.

Los dos líderes de Squeeze, que estrenaron un par de nuevos temas, mostraron que no viven del nombre y que temas como Cool For Cats, cantada Difford, segundo vocalista, Goodbye Girl con un revitalizante acordeón, Pulling Mussels From The Shell, un canto a las cosas pequeñas de la vida o Up The Junction, crónica de una relación en pareja, aún tienen sentido. Como la vida misma.

Igual que los blues añejos Rollin’ and Tumblin’ o Smokestack Lightening que interpretó Valerie June como muestra de raíz en su vibrante concierto. En formato trío, ella con guitarras y banjo, una bajista barbado como un ZZ Top y un batería sentado muy por encima de su instrumento, en plan dominador, su pase tuvo la crudeza de las cosas de antes, la fuerza del caudal de la música primitiva, con los perfiles astillados.

Ayudó la energía de Valerie ataviada por el color, flor en pelo y una voz aguda, nasal y penetrante y un repertorio que dejó de banda los perfiles redondeados de su música grabada, para rockear sin miedo. Y para en clave de blues cantar “no soy apta para ser madre/todavía no soy apta para ser esposa/he estado trabajando como un hombre/he estado trabajando toda mi vida” en Working Woman Blues, último tema de su palpitante pase. En él Valerie, natural de Tennessee, repasó la música negra, rock incluido, que forma parte de su humus, sin más aderezos que el peso de la tradición propia, la de una mujer que tiene la música dentro. Apenas un tercio de su repertorio se basó en su excelente último trabajo Owls, Omens and Oracles, y pasó por escena en tomas que hacían incluso parecer diferentes las canciones, adaptadas a la furia de un directo que también encontró momentos de calma y dulzura como Astral Plane.

Parte del público, que aún no parece considerar el Feroe como un festival, sino como una o dos bandas con telonero, se perdió la actuación de Valerie, que volvía a Barcelona once años después de su estreno en el Cruïlla.

Más conocido es aquí Nick Lowe, quien dejó que su banda, con vida propia, se luciera en un par de temas instrumentales antes de que su lujurioso cabello canoso y sus sempiternas gafas recordase a la veterana parroquia que una vez fue joven con Cruel To Be Kind, Ragin’ Eyes o Heart Of The City. Feroe se despidió hasta el año que viene, prometiendo espacio para los mayores y para los menos mayores, armados con lo que más joven mantiene: la curiosidad.

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