La maldición del ‘conseller’ de Interior
En varios casos, los titulares han desaparecido de la política activa y en otros, simplemente se han reciclado
“¡Así te nombren conseller de Interior!” Espero que nadie les suelte nunca una maldición como esta. De veras, es mucho más inofensivo que les deseen un “vete al infierno” o “que Dios te confunda”; hasta el momento, no consta que esas expresiones hayan pasado de metáfora. En cambio, el mal fario del departamento de Interior es comprobable. Desde el inicio de la autonomía, han ocupado el cargo 17 consellers. Pues bien, sólo uno, Xavier Pomés (1995-2002), logró mantenerse más de una legislatura, con ...
“¡Así te nombren conseller de Interior!” Espero que nadie les suelte nunca una maldición como esta. De veras, es mucho más inofensivo que les deseen un “vete al infierno” o “que Dios te confunda”; hasta el momento, no consta que esas expresiones hayan pasado de metáfora. En cambio, el mal fario del departamento de Interior es comprobable. Desde el inicio de la autonomía, han ocupado el cargo 17 consellers. Pues bien, sólo uno, Xavier Pomés (1995-2002), logró mantenerse más de una legislatura, con Jordi Pujol de president, un tiempo en que los plazos, de media, ya eran más largos. Pero incluso entonces, el resto de responsables de la policía autonómica no se eternizaron en sus cargos.
Se podría pensar que los consellers de Interior no mantienen el cargo porque son llamados a más altas instancias, como si la responsabilidad fuera un trampolín político: tampoco. En varios casos, los titulares han desaparecido de la política activa y en otros, simplemente se han reciclado lejos del alcance de la policía.
La consejera actual, Núria Parlon, fue uno de los fichajes estrella de Salvador Illa, que lo anunció ya como promesa electoral. Parlon, ex alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, viene de ser una de las esperanzas -frustradas- de relanzamiento del PSC en los años del post-tripartito y del procés y una voz interna más catalanista que la línea oficial. Ha encadenado diversas mayorías absolutas en su ciudad y hasta el momento ha mantenido una valoración más bien positiva.
Y, de pronto, la maldición. “Así te nombren…” No sé qué debe de ocurrir en otros países, pero Catalunya no es, en general, un lugar donde se glorifique a la policía. No veo jóvenes enrollados con camisetas que lleven el logo de Mossos del mismo modo que se luce NYPD o LAPD con soltura y gracejo. Sólo falta una actuación como la del domingo 15 de octubre en la mani pro-Palestina, con agentes lanzando gas pimienta contra algunos manifestantes, para colocar a cualquier político, por más esperanza blanca que sea, en el ojo del huracán. Este miércoles, Núria Parlon ha sido interpelada por el diputado de la CUP Xavier Pellicer, que estuvo en la manifestación, y por Andrés García Berrio, de los Comuns y uno de los abogados de referencia de los movimientos sociales.
La consellera asegura que el gas se usó contra personas que actuaban con violencia y evitó males mayores. Una explicación técnica, ahí tiene de parapeto a Josep Lluís Trapero, jefe directo de los Mossos. En cambio, muchos de los participantes, y los dos diputados, lo vieron de otra manera y así lo han denunciado.
¿Existe una manera de gestionar la policía y no morir en el intento? Debería haberla, pero una cosa es la persecución de delincuentes como los que aparecen en Crims y otra eso tan aleatorio, intangible y opinable como es el orden público. Ah, amigo, ahí no hay thriller que valga. Núria Parlon lleva un año en el cargo y le ha caído el primer marrón. Veremos si sale indemne del reto.