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Joan Guàrdia, rector de la Universidad de Barcelona: “Los precios de la vivienda son un obstáculo para la atracción de talento”

El responsable del principal campus catalán admite que “hay un exceso de títulos universitarios”, especialmente debido a la privada, y apuesta por regular la oferta

Joan Guàrdia, el rector de la Universidad de Barcelona, la más grande de Cataluña, encara su 575 aniversario con una montaña de carpetas pendientes (mantenimiento de edificios, precariedad del profesorado, un futuro incierto por la caída de alumnos), pero también otra montaña de nuevos proyectos que modernicen el campus e impulsen la faceta investigadora de la universidad. Pero hacer venir los mejores cerebros no es fácil con unos sueldos inferiores al de países vecinos y problemas graves como el precio de la vivienda.

Pregunta: Siempre se habla de que la investigación en Cataluña es potente, pero no sé si tiene ese mismo prestigio. ¿Qué le falta al sistema para que despegue definitivamente?

Respuesta. Es cierto, creo que a veces no hemos sido capaces de explicar a la sociedad lo que tiene. Si preguntas por la calle qué hace Bellvitge sobre biomarcadores o el Hospital Clínic sobre la detección del síndrome de Down, la gente no lo sabe. Tenemos que buscar la forma de explicar a la gente la ciencia de forma sencilla y explicar el papel, por ejemplo, del Sincrotrón Alba.

P. De todos los proyectos que el rector tiene sobre la mesa, ¿cuál es el más importante?

R. Puedo decir lo que considero más prioritario: primero, el MIES porque nos permite desarrollar el Parque Científico, ahora saturado, así como la Facultad de Matemáticas. Y después, el Clínic, porque es una operación tan grande que beneficiará a mucha gente. Pero en mi lista, también está la facultad de Bellas Artes, que está en una situación delicada, o el campus Mundet.

P. Hace unos días anunció el proyecto de un nuevo centro de investigación en Neurociencias en Mundet.

R. Será muy importante para el país. La investigación sobre el cerebro es muy cara y requiere de instrumentos potentes, pero en Barcelona solo tenemos un equipo de resonancia para fines no clínicos. El centro nos permitirá tener equipos para hacer una investigación más aplicada y sobre nuevos campos, financiados por diferentes agentes.

P. ¿Van con cuidado para no repetir agujeros económicos como los del Parque Científico?

R. Efectivamente. Soy el último rector que ha sufrido por ello y el Parque ahora está saneado y estabilizado económicamente.

P. Las universidades tienen mucha necesidad de inversión y hay muchos proyectos en marcha. ¿Hay dinero suficiente para ello o se corre el riesgo de volver a caer en números rojos?

R. La pregunta es si la Administración Pública lo ve como una prioridad. En 2007, el presupuesto que recibía la UB para infraestructuras era superior a lo que recibe ahora todo el sistema público, las siete universidades. En estos años, las necesidades han cambiado, especialmente en investigación, pero es que llevamos casi 20 años sin invertir. Y yo pregunto: ¿realmente un país se puede no permitir invertir en un sistema tan potente y con tanto impacto como el universitario y la investigación? No es un tema de dinero, sino de voluntad política.

P. ¿Se acabará con la precariedad del profesorado en la universidad?

R. Hemos abordado estos últimos años el caso de los asociados y quedan por estabilizar unos 400, que se hará durante este curso. También hemos llevado los asociados al nivel 2 porque teníamos los sueldos más bajos del sistema en este colectivo.

La figura del sustituto no puede convertirse en una puerta falsa a la precariedad

P. Los sindicatos alertan de que ahora se use la figura del sustituto para postergar esa precariedad.

R. La figura del sustituto no puede convertirse en una puerta falsa a la precariedad. Sabemos que el riesgo existe, por eso somos cuidadosos para no volver a llegar a modelos que no nos gustan ni son adecuados.

P. ¿Hay que regular la oferta de títulos?

R. Tenemos un exceso de oferta de títulos, con más de 500 solo en la pública. Pero en la pública el incremento de la oferta ha sido limitado, así que todo el mundo puede deducir de dónde viene el fuerte aumento. Esto no puede crecer de forma ilimitada. Nos tenemos que replantear cómo hemos llegado aquí, con la desregulación hace 20 años, de modo que ahora tienes títulos que trabajo hay para saber de qué van.

P. ¿Y qué se hace con los grados con dos alumnos?

R. El criterio para mantener un título no es que tenga pocos alumnos, pero sí debería serlo para evitar que todas las universidades oferten ese título. Hay que separar la oferta estacional con la que es de un sector clave del conocimiento.

P. ¿Y todas deben ofertar Medicina?

R. No, es como si a mí se me ocurriera ofrecer Arquitectura. La clave es si es necesario o no. Faltan médicos, eso sí, pero no faltan titulados. Hay que ver qué está pasando, la gente que se licencia no se queda aquí, hay gente que vuelve a casa, en otras comunidades, y otros que se van a trabajar al extranjero.

No creo que todas las universidades deban impartir Medicina

P. ¿El precio de la vivienda empieza a ser un obstáculo para la captación de alumnos?

R. Por suerte tenemos los colegios mayores, pero es un problema para la atracción de talento.

P. ¿Se denuncian menos casos de abusos en las universidades de los que hay realmente?

R. No lo sé, pero lo que sí puedo decir es que el hecho de tener un buen protocolo ha hecho aumentar la denuncia de casos. Ahora hay más denuncias, pero eso no significa que haya más casos, la sensibilidad ha cambiado.

P. ¿Las sanciones son demasiado laxas?

R. No, las sanciones son duras, pero no desproporcionadas.

P. ¿Hay algún caso que, mirando atrás, cree que hubiera requerido una sanción más severa?

R. Sí, hay casos que se cerraron con criterios de hace 10 años y hay delitos que ahora se sancionan, pero entonces no.

P. Hay voces que consideran que la UB ha tenido dos varas de medir en casos como el de Jordi Matas, sin sanción, o el de David Viñas, castigado a pesar de tener resoluciones judiciales a su favor.

R. Una era la vara de 2015 y otra la de 2023.

P. Si el caso de Matas se estudiara ahora, ¿sería valorado de otra forma?

R. El protocolo de entonces no es el que se aplicaría ahora.

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