La mutación de la mafia georgiana en España
Una jueza de Terrassa envía a la Audiencia Nacional una investigación de una década que suma 241 sospechosos, entre ellos un excónsul armenio
La investigación judicial por el asesinato de dos hombres en Terrassa (Barcelona) ha revelado los entresijos, conflictos y mutaciones de la mafia georgiana en España. Todo empezó con la ejecución, en enero de 2016, de dos presuntos mafiosos, entre ellos Gela G., lugarteniente y guardaespaldas de uno de los máximos capos de Europa. Después de una década, la jueza del caso ha constatado entre otras cosas que la mafia g...
La investigación judicial por el asesinato de dos hombres en Terrassa (Barcelona) ha revelado los entresijos, conflictos y mutaciones de la mafia georgiana en España. Todo empezó con la ejecución, en enero de 2016, de dos presuntos mafiosos, entre ellos Gela G., lugarteniente y guardaespaldas de uno de los máximos capos de Europa. Después de una década, la jueza del caso ha constatado entre otras cosas que la mafia georgiana ya no lo es tanto: sus líderes, encarcelados o expulsados, han sido sustituidos por ciudadanos armenios. Con luchas de poder abiertas y con Cataluña y Comunidad Valenciana como puntas de lanza, la organización ha sumado, a los delitos tradicionales, el amaño de competiciones deportivas. Ahora, según la documentación a la que ha accedido EL PAÍS, la jueza de Terrassa ha remitido a la Audiencia Nacional una investigación que suma 241 investigados, incluido un excónsul de Armenia, para que se haga cargo del caso.
Tras el doble asesinato en Terrassa, el primer golpe llegó con rapidez: en noviembre de 2017, la Policía y los Mossos detuvieron a 23 personas, incluido Kakhaber Sushanashvili, jefe del matón Gela ejecutado y hermano de Lasha Sushanashvili, el gran patriarca de la mafia georgiana, que cumplía pena de prisión en Grecia. A las órdenes de su hermano, Kakhaber dirigía desde Barcelona la organización en España, que blanqueaba grandes sumas de dinero procedente de robos, tráfico de drogas, extorsiones y otros delitos. Meses más tarde, en junio de 2018, la policía culminó la operación con otros 142 detenidos. Desde entonces, la reposada investigación de la jueza ha servido para poner los hechos negro sobre blanco, algo así como una breve historia contemporánea de la mafia georgiana.
Las sucesivas operaciones impulsadas por la Fiscalía Anticorrupción pusieron a los “ladrones de ley” georgianos contra las cuerdas. Fue una “desarticulación sistemática”, en palabras de la jueza, que permitió a los armenios “asumir estatus hasta ahora desconocidos”. Uno de ellos, Armenak B., alias Bdo, ejercía, por orden de Kakhaber, “el control absoluto de la organización asentada en España”. Bdo, que tiene 65 años, pasó media vida en cárceles de países de las antiguas repúblicas soviéticas, donde se labró una “excelente reputación” entre los líderes mafiosos. Desde una planta baja en Badalona, “velaba por los intereses” de Kakhaber y de su mujer, a quien enviaba dinero periódicamente a través de servicios como Rio o MoneyGram, según las intervenciones telefónicas.
Con el tiempo, surgieron facciones nuevas, como una asentada en la costa de Levante que se propuso controlar, desde Valencia, las actividades criminales en toda España. Estalló el conflicto. Mientras Kakhaber defendía el equilibrio de fuerzas entre Barcelona y Valencia, otros ladrones de ley (los jefes de la organización, en el argot) creían que España debía ser la base para que las facciones armenias, y solo ellas, “tuvieran el control absoluto del crimen organizado a nivel europeo”.
Reunión en Arganda del Rey
La pugna por el poder trató de resolverse mediante el diálogo. En enero y en mayo de 2018, ya en plena investigación y poco antes de la segunda oleada de detenciones, Madrid fue la sede de dos skhodkas, el nombre que reciben las reuniones de “ladrones de ley” para apaciguar los ánimos y alcanzar compromisos. El encuentro de enero fue organizado por Artyom V., el hombre fuerte de la organización en Madrid. Armenio de 42 años y también persona de confianza de Kakhaber, era el encargado de recoger el dinero para la caja común. Su “carácter violento” infundía “respeto” en los demás y la permitía zanjar “disputas” con contundencia, resume la jueza. Con el pretexto de su cumpleaños, Artyom convocó en su casa, en Arganda del Rey, a mafiosos que llegaron de Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Rusia, Armenia y Estados Unidos, según la investigación.
Las organizaciones criminales operan, cada vez más, como sociedades anónimas. El grupo desarticulado contaba con empresas fantasma (sin actividad), como Iveria Express, para dar salida a los beneficios de los robos en viviendas. Tocaban, sin embargo, todos los palos: tráfico de drogas, venta ilegal de vehículos, tráfico de armas, compraventa de lotes de material en el puerto de Sagunto... Y se habían introducido, además, en el mundo de las apuestas fraudulentas con el amaño de competiciones deportivas.
Las apuestas deportivas, destaca la investigación, eran otra vía para financiar la organización. Sus miembros apostaban en eventos y torneos deportivos de baloncesto, tenis, vóley-playa u hockey sobre hielo “secundarios” o “de categorías menores”. Lo hacían con la seguridad de que iban a ganar porque disponían de “información privilegiada”. Un hombre residente en Rusia, Artur K., obtenía la información, y la facilitaba a cambio de dinero a sus contactos de la mafia georgiana en España. Estos, a su vez, enviaban a ciertos individuos (a quienes denominan mulas, como las personas que transportan droga en el interior de sus cuerpos) a hacer las apuestas de forma presencial.
La apuesta era segura porque la organización contaba con la connivencia de los jugadores, quienes, en una forma de proceder “poco ética”, a menudo se “dejaban perder” a cambio de dinero, subraya el auto. La investigación cita ejemplos. El 18 de abril de 2017, durante un partido de dobles masculino de tenis en el torneo de Egipto Men’s Futures, un miembro de la organización llama a otro indicándole que debe apostar a que una de las parejas va a perder el set. Por lo general se trataba de apuestas con una cuota elevada, o sea con “una probabilidad baja de que el resultado se produzca”, lo que les permitía obtener más ingresos.
Tras casi una década, la titular del juzgado de instrucción número 2 de Terrassa, Núria Olivé, ha decidido inhibirse a favor de la Audiencia Nacional. Entre los 241 investigados está Tigran B., que fue cónsul de Armenia en la capital entre 2014 y 2017 y que, según la investigación, tenía un trato cercano con Artyom (el jefe de Madrid) y asistía a “reuniones al más alto nivel con ladrones de ley”. Tigran hacía, presuntamente, favores a la organización (documentos, gestiones) a cambio de dinero y regalos. Cuando la jueza ordenó su detención por pertenencia a organización criminal, cohecho y falsedad, se encontraba en Bélgica, que lo entregó a España en el verano de 2019. Este diario ha intentado recabar, sin éxito, las explicaciones de la embajada armenia en España sobre la figura del excónsul.