La participación en las huelgas convocadas en Cataluña cae del 71% al 12,6% en diez años
Hasta el mes de mayo se convocaron 59 huelgas en casi 3.000 centros de trabajo, pero solo participaron 10.400 trabajadores
Por mucho que cueste de llegar a los bolsillos de la mayoría, hay indicadores de que Cataluña y España atraviesan un periodo de cierta bonanza y crecimiento económico, al menos en los datos macroeconómicos. Y uno de estos indicadores es la evolución de la participación de los trabajadores en las huelgas convo...
Por mucho que cueste de llegar a los bolsillos de la mayoría, hay indicadores de que Cataluña y España atraviesan un periodo de cierta bonanza y crecimiento económico, al menos en los datos macroeconómicos. Y uno de estos indicadores es la evolución de la participación de los trabajadores en las huelgas convocadas. Según los datos del Observatori del Treball i el Model Productiu, un organismo dependiente de la Generalitat, la incidencia de las huelgas ha caído en picado en los últimos diez años. En 2015, un año todavía marcado por los efectos de la crisis financiera y la recesión, se convocaron 123 huelgas para más de 101.000 trabajadores, y la participación fue del 71,1%. Diez años después se convocan las mismas huelgas, incluso más, pero la participación ha bajado hasta el 12,6%. Los grandes sindicatos creen que varios factores explican esta desmovilización. Por un lado la recuperación económica aleja la urgencia de los conflictos y permite que, aunque con dificultades, muchos convenios se puedan negociar sin llegar esta medida de protesta. Por otro, las grandes centrales creen que el uso de la huelga como medida más mediática que efectiva por parte de sindicatos con poca representación hace que un número importante de paros convocados no se traduzcan en seguimiento de la huelga.
La huelga es la medida más contundente que tiene un trabajador para afrontar un conflicto con la empresa, y en España la Constitución lo recoge como uno de los derechos fundamentales. Enrique Hernández, secretario de Acción Sindical de CC OO en Cataluña, recuerda que el hecho de que los paros tengan más o menos incidencia no afecta a la legitimidad de este tipo de protesta ni diluye el derecho a llevarla a cabo. Y no termina de fiarse de que estos datos reflejen la realidad.
Las cifras de l’Observatori se recogen mensualmente desde finales de los años 90, y dan cuenta de las huelgas y los cierres patronales que se convocan tanto en empresas como en sectores. Deja fuera del cómputo las huelgas generales, los paros de menos de una hora, las huelgas de actividades no productivas (estudiantes, consumo...) y las huelgas de celo. El porcentaje de incidencia es la proporción entre los trabajadores participantes y la plantilla convocada, y se calcula mediante los datos de los afiliados a la Seguridad Social que dejan de cobrar en día de huelga, y mediante cuestionarios que la autoridad laboral (la Generalitat) envía a empresas, patronales y sindicatos para hacer el seguimiento de cada una de las protestas.
El índice de incidencia en las huelgas en Cataluña ha ido variando en la última década, pero sobre todo desde la pandemia ha bajado sustancialmente. En 2015 se convocaron 123 huelgas en 209 centros para una plantilla de 101.600 trabajadores, y la participación fue del 71,1%; en 2019 fueron 145 huelgas para más de 200.000 trabajadores convocados, y la incidencia fue del 32%; los años posteriores a la pandemia muestran una caída de la participación: 11,5% en 2022, 5,8% en 2023 y 10,8% en 2024, cuando se convocaron 147 huelgas en 5.142 centros para una plantilla de más de 233.000 personas. Entre enero y mayo de este 2025, los últimos datos disponibles, se han convocado 59 huelgas en casi 3.000 centros de trabajo para una plantilla total de 83.000 trabajadores, y la incidencia media ha sido del 12,6%.
Según Òscar Riu, secretario de Política Sindical de UGT Catalunya, hay varios factores que pueden explicar este fenómeno, que ocurre también en el conjunto de España aunque en menor medida —según los datos del Ministerio de Trabajo, en 2024 el índice de incidencia de las huelgas convocadas fue del 23,8%—. Por un lado está la naturaleza del conflicto que deriva en huelga: “En los últimos años no ha habido grandes movilizaciones, y las negociaciones colectivas, aunque cuestan, suelen desencallarse en el último momento. Además ha habido huelgas en la función pública, donde suele ser menor la participación”, explica. Los datos muestran que la gran mayoría de las huelgas convocadas en los últimos años fueron huelgas de empresa o de sector, y especialmente en empresas del sector servicios como transportes, administración pública u oficinas. La gran mayoría de las huelgas que se convocan tienen que ver con conflictos derivados del proceso de negociación del convenio o de la organización del trabajo, y en estos casos hay una incidencia menor que si por ejemplo se trata de conflictos que tienen que ver con expedientes de regulación de empleo, despidos o impago de salarios. En un contexto de crisis económica, estos motivos que suelen tener más seguimiento serían más habituales que los otros.
Riu defiende que cuando los dos grandes sindicatos convocan huelga, es porque están convencidos de que tendrá impacto y seguimiento. “Las huelgas hay que trabajarlas antes y ser consciente de la fuerza que tienes”, dice, en referencia a los sindicatos más pequeños que convocan huelgas a menudo sin tener la representación mayoritaria. Además, Riu recuerda que ahora mismo donde hay más movilizaciones es en los sectores más precarios, en los que la protesta no suele traducirse en huelga porque descontar del sueldo un día de trabajo es mucho más lesivo para estos trabajadores.
Con todo, la conflictividad laboral continúa. Según los datos de los sindicatos en el mes de julio, actualmente en Cataluña hay 60 convenios sectoriales que deberían renovarse y cuya negociación está bloqueada, con más de 1,1 millones de trabajadores afectados. Los que más preocupan ahora son el del metal en Barcelona y el de la hostelería en Cataluña. “Las patronales están más dispuestas a llegar a acuerdos ahora que durante la crisis, pero igualmente se tiene que pelear mucho”, recuerda Riu.