Cataluña empieza una desescalada generalizada de restricciones antisequía, aunque mantiene las de Barcelona
El Govern levanta la emergencia en 34 municipios del Alt Empordà y suaviza las limitaciones en otro centenar de pueblos de Girona
Cataluña empieza una desescalada de restricciones antisequía después de que las últimas lluvias hayan disparado los embalses de las cuencas internas, que han pasado de un 31% de su capacidad a un 45% en cuestión de 10 días. El Govern ha decidido este martes levantar la emergencia por sequía y relajar las restricciones en los 34 municipios del Alt Empordà donde seguía vigente el peor escenario que recoge la normativa autonómica, con limitaciones duras como un máximo de consumo doméstico de 200 litros por habitante y día o una reducción del 80% del riego agrícola. También han salido de la emergencia los municipios de Riudecanyes y Duesaigües (Tarragona), donde ya no harán falta aplicar restricciones. En cambio, en el sistema Ter-Llobregat, que abastece el área metropolitana de Barcelona y de Girona, continuará por el momento en fase de alerta, con restricciones mínimas, aunque el Govern se muestra esperanzado de poder levantar definitivamente la alerta en las próximas semanas. Así, el 50% de las cuencas internas de Cataluña ya se encuentran en una fase de “normalidad” y la comunidad se asoma al final de la peor crisis hídrica del último siglo.
“Estamos en el inicio de un proceso de desescalada [de las restricciones] y esperamos que en las próximas semanas podamos tomar otras decisiones, a la espera de la pluviometría”, ha dicho este martes la portavoz del Govern y consejera para la Transición Ecológica, Silvia Paneque. Con la decisión de este martes, los 12 municipios que dependen del embalse Darnius-Boadella, entre ellos Figueres o Cadaqués, pasarán a la fase de alerta mientras que los 22 que dependen del acuífero Fluvià-Muga pasarán a la fase de excepcionalidad. La entrada en la situación de excepcionalidad permitirá disponer de una dotación de agua por habitante y día de 230 litros (en la situación de emergencia era de 200 litros). Además, se relajan determinadas medidas de ahorro como la reducción de la dotación de riego agrícola en un 40%, se pasa del 25 al 15% en la reducción de los consumos de agua de los usuarios industriales o del 50 al 30% el consumo en usos ganaderos.
En paralelo, el Govern también ha rebajado las restricciones de otro centenar de municipios de las comarcas gerundenses de Osona, Garrotxa, Pla de l’Estany y La Selva donde seguía vigente la fase de excepcionalidad, y que ahora pasarán a la fase de alerta, la más leve que recoge la normativa con limitaciones suaves como la prohibición de regar el jardín particular durante el día o lavar el coche con manguera, las mismas que se aplican ahora mismo en Barcelona. Asimismo, el Govern ha levantado ya todas las restricciones en las decenas de municipios que dependen de las unidades hidrológicas de Anoia-Gaià, la cabecera del Ter, Llobregat Mitjà, Prades-Llaberia y Carme-Capellades, que volverán a la fase de “normalidad”.
Donde todavía no se producirán cambios, al menos esta semana, es en el sistema Ter-Llobregat, el que abastece a seis millones de personas (Barcelona y Girona ciudad incluidas), y donde sigue vigente el estado de alerta desde noviembre de 2022 por la peor sequía a la que se ha enfrentado la comunidad el último siglo. El Govern, sin embargo, confía en poder levantar definitivamente esta alerta más pronto que tarde: los embalses que conforman este sistema se encuentran ya al 47%, con 295 hectómetros cúbicos embalsados. Paneque, sin embargo, ha dicho que esta alerta solo se levantará cuando las reservas de este sistema alcancen el 60%, y ha hecho un llamamiento a la prudencia. “Sería un error dar un mensaje de que tenemos ya una solución definitiva. Tenemos que continuar trabajando con las infraestructuras”, ha dicho la consejera en referencia a las futuras desaladoras de la Tordera (Girona y de Cubelles (Barcelona), con las que el Govern confía en 2028 “dejar de depender de las lluvias”.
La consejera ha aprovechado para agradecer “el esfuerzo” para ahorrar agua del sector agrícola, turístico, industrial y a toda la ciudadanía en general. Levantar la alerta en el sistema Ter-Llobregat, del que beben el 80% de los catalanes, está cada vez más cerca y supondría dar por enterrada definitivamente una sequía que se ha alargado más de cuatro años y que el año pasado puso contra las cuerdas el tejido económico de la comunidad, cuando los embalses se situaron en un 15% y se aplicaron duras restricciones agrícolas (80%), industriales (25%) y domésticas (200 litros diarios por habitante y día), bajo amenaza de sanción.
Por lo pronto, las reservas siguen aumentando a buen ritmo desde que hace 10 días la borrasca Jana barriera de norte a sur la comunidad, y para mañana el servicio meteorológico catalán prevé un frente de lluvias y nieve que podría dejar grandes acumulados en algunos puntos de las cabeceras de los ríos Ter y Llobregat. La consejera también ha recordado que las previsiones a medio plazo ven un abril más lluvioso que la media histórica.
Por la tarde, la consejera Paneque, el director de la Agencia Catalana del Agua, Josep Lluís Armenter y la directora general de Transición Hídrica, Concha Zorrilla, han mantenido una reunión con las entidades conservacionistas que conforman la Cimera Social del Agua, y que entre otras medidas abogan por limitar la oferta de agua al sector turístico y rechazan cualquier trasvase de agua entre cuencas. Tras la reunión, las entidades han asegurado a través de un comunicado que el Govern se ha comprometido a “estudiar la derogación del actual trasvase del embalse Siurana al de Riudecanyes una vez que se implante la planta de regeneración de aguas residuales de Reus”, prevista ya para este año. Sobre la desescalada de las restricciones de agua anunciada este martes por el Govern, los colectivos piden “prudencia” y recuerdan que el estado de los embalses todavía “están un 29% por debajo de la media de los últimos 10 años”.