Cataluña mantiene las restricciones por sequía a pesar del repunte en los embalses
La Generalitat opta por la prudencia y mantendrá las limitaciones en el sistema Ter-Llobregat y el Alt Empordà pese a que las reservas de las cuencas internas ya superan el 41%
La borrasca Jana ha dado una gran estocada a la peor sequía que ha vivido Cataluña desde que existen registros, pero la Generalitat opta por la prudencia y no relajará, al menos por ahora, las actuales restricciones que todavía afectan a 542 municipios, Barcelona incluida. Así lo ha decidido la comisión interdepartamental de la sequía, encabezada por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, tras la reunión de este martes por la mañana. Tras las lluvias de este fin de semana, los embalses de las cuencas internas han pasado de un 31,4% el viernes a superar el 41% este martes, el incremento más rápido en cuatro años de esta larga crisis hídrica.
“Tenemos que terminar de valorar las aportaciones (de agua). Un 41% es una mejora significativa, pero no resuelve la situación que estamos viviendo”, ha dicho la consejera de Transición Ecológica y portavoz del Govern, Sílvia Paneque, en la rueda de prensa semanal del Govern. Con todo, Paneque ha avanzado que en “cuestión de días” sí podrían revisarse las limitaciones de los municipios del Alt Empordà donde sigue vigente la declaración de emergencia.
Sobre la mesa de la comisión estaba sobre todo el posible levantamiento de las limitaciones más duras en los 35 municipios del Alt Empordà donde sigue declarada la emergencia, la más grave, y que dependen mayoritariamente del pantano de Darnius Boadella y del acuífero Fluvià-Muga. Pese a que el embalse de Darnius Boadella ha alcanzado ya los 19 hectómetros cúbicos (está al 32%), el lindar que recoge el plan autonómico antisequía para levantar las restricciones más duras (como la limitación de 200 litros por habitante al día o la reducción de un 80% del riego agrícola), el Govern aplaza el cambio de escenario a “dos o tres días” para conocer el nivel exacto de las reservas y a la espera de reunirse con la comunidad de regantes.
Paneque también ha abierto la posibilidad a que a corto plazo cambie la situación del centenar de municipios de Girona donde todavía sigue vigente la fase de excepcionalidad, la segunda más grave, con limitaciones de 230 litros por habitante al día y la reducción del 40% del riego agrícola o un 15% en el sector industrial, entre otras.
Donde tampoco se levantará por el momento el estado de alerta, con restricciones más blandas, es en el sistema Ter-Llobregat, el que abastece las provincias de Barcelona y Girona (más del 80% de la población). “Todavía está lejos de alcanzar los 300 hectómetros cúbicos”, explican fuentes de la Agencia Catalana del Agua, que sitúan en esa cifra la frontera para dar por terminada definitivamente la sequía. En ese sistema se acumulan ya 260 hectómetros (cuando el viernes de semana se acumulaban 200), y seguirá ganando muchos hectómetros los próximos días porque los ríos bajan todavía muy llenos. Las previsiones meteorológicas, además, son muy halagüeñas. “Los modelos marcan que tendremos un abril lluvioso”, ha dicho Paneque, que si bien ha insistido en la prudencia, ha dejado claro que la sequía está ya muy debilitada. “Si a partir de hoy no lloviera ni una gota más en Cataluña, no tendríamos nuevas restricciones hasta noviembre de 2025. Nos da un periodo de tranquilidad”, ha añadido.
La actual situación hídrica difiere mucho a la de hace un año, cuando las reservas se encontraban al 15%, algo inaudito. Para evitar que Barcelona se quedara sin agua, el anterior Govern de ERC se vio forzado a pedir en marzo de 2024 la llegada de agua en buques desde otras comunidades e incluso inició los procedimientos para instalar una gran desaladora portátil en el puerto de la ciudad. Las drásticas medidas, sin embargo, fueron finalmente descartadas gracias a un frente de lluvias en mayo que logró mejorar notablemente la situación.