Tarragona se desespera con el tren: “Esto no puede seguir así”
El servicio directo entre Tarragona y Barcelona, que se reabrió el lunes tras cinco meses interrumpido por las obras en Roda de Berà, indigna a los usuarios por los retrasos acumulados
La paciencia de los usuarios de tren en las comarcas de Tarragona se está agotando por momentos. El lunes por la tarde, con la presencia de la consellera Sílvia Paneque, ...
La paciencia de los usuarios de tren en las comarcas de Tarragona se está agotando por momentos. El lunes por la tarde, con la presencia de la consellera Sílvia Paneque, se restableció el servicio ferroviario entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders tras cinco meses interrumpido por las obras en el túnel de Roda de Berà. El tren en el que viajó la consejera ya sufrió una demora. El balance de la semana no es mucho mejor: retrasos diarios de más de 30 minutos en la conexión directa con Barcelona, realidad que ha obligado al Govern a forzar un comité de crisis con Renfe y Adif. Los usuarios ya han alzado la voz. “Esto no puede seguir”, se repite en las comarcas de Tarragona.
El malestar es palpable entre los habituales del servicio ferroviario. Lo expresa la portavoz de la plataforma Dignitat a les Vies, Anna Gómez, que describe “angustia y desesperación” de los usuarios que utilizan el tren para desplazarse al trabajo. “Nos vamos a volver locos”, lamenta también María José, que vive en Cunit y se desplaza a Badalona diariamente. Cuenta que los retrasos le afectan no solamente en su vida laboral sino también en la conciliación familiar, puesto que el tiempo perdido esperando el tren limita el tiempo dedicado a su hija: “El lunes salí de madrugada, dejé a mi bebé dormida en casa para ir con tiempo y aun así llegué 30 minutos tarde al trabajo”.
María José, como otros vecinos de las comarcas de Tarragona, ya ha tomado decisiones. Esta semana se ha acabado instalando provisionalmente en casa de su madre, en Santa Coloma de Gramanet: “El problema, además de perder mucho tiempo en el tren, es que no tengo garantizado que llegaré puntual al trabajo, aunque coja las primeras combinaciones”. “No me la puedo jugar, así que provisionalmente me he alejado de casa y estoy renunciando a mi hija entre semana. Desde Santa Coloma tardo menos de 40 minutos en autobús y como mínimo sé que estaré a la hora”, añade.
La mayoría de viajeros consultados aseguran que la falta de confianza con Renfe es total, ya que nunca saben qué va a pasar. Es el caso de un grupo de estudiantes que utiliza el tren para ir a las aulas de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) en Vilanova i la Geltrú: después de una hora esperando, sin que sonara ningún aviso por megafonía, este jueves se han encontrado con un tren de mercancías que bloqueaba la vía. Unos 30 minutos más tarde, finalmente han cambiado de andén y subido a un vagón donde no cabía ni un alfiler.
Durante estos cinco meses de transporte alternativo entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders, los autobuses salían a su hora y eran puntuales: el problema era el enlace posterior con los trenes, que por defecto iban con retraso. Es lo que cuentan viajeros como Anna Sastre, que dice que lejos de ir a mejor, el restablecimiento del servicio es un quebradero de cabeza: “Para venir hasta Tarragona, el martes me quedé tirada en Cunit, me dijeron que nos recogería un bus que no llegaba y los trenes no pasaban. Ya venía del fin de semana, en Sitges fue horrible”. Y concluye: “No tengo la esperanza que nada cambie”. Teresa Sánchez, otra usuaria, dice que la solución es “coger un tren casi una hora antes de lo que tocaría para poder llegar a tiempo”. “Estos meses atrás hemos estado mejor”, concluye.
Algunos viajeros se ven obligados a buscar otros medios de transporte para llegar puntuales a su destino, como Natalia, que es de Viladecans y estudia en la Universitat Rovira i Virgili (URV): “Me tendrá que traer mi madre porque no me fío, Renfe siempre ha ido con retrasos”. Claudia, por su parte, dice que conoce mucha gente que se está organizando mediante grupos de Whatsapp para compartir coche: “Realmente, el volumen de viajeros que estoy viendo esta semana en la estación es menor comparado con los que cogían a diario el transporte alternativo”. De hecho, las líneas regulares de autobús entre Tarragona y Barcelona incrementaron frecuencias en octubre y, desde entonces, la demanda ha crecido, con más del 70% de ocupación en todas las franjas horarias.
El quebradero de cabeza no es solamente para los que van a Barcelona sino también dirección sur. Guiomar es enfermera y a diario viaja a Vila-seca: “Voy por turnos, no tengo más remedio que coger el tren porque no me coinciden los horarios con los de los autobuses. Soy chilena, no puedo coger el coche porque aún no he podido convalidar mi carnet de conducir, aunque llevo cinco meses para conseguir una cita previa”. Sufre porque llega tarde a trabajar -algunos días ha entrado hasta una hora después- y además perjudica a sus compañeros: “La persona que está en mi puesto no se puede ir hasta que yo llegue porque los pacientes no pueden estar desatendidos”. Comparte trayecto con una amiga que prefiere no hablar del tema: Estoy tan enfadada que diría cosas de las que luego me arrepentiré”.