Víctimas de la estafa de los pisos turísticos en Barcelona: “Me encontré mi piso anunciado en Airbnb”

La Fiscalía pide entre tres años y medio y nueve años de prisión para los 11 acusados de alquilar hasta 50 inmuebles para ofrecerlos de forma ilegal como apartamentos para turistas

Los acusados de estafar a 50 propietarios de inmuebles son juzgados en la Ciutat de la Justícia de Barcelona, el 28 de noviembre de 2024.EL PAÍS

Un apartamento de 65 metros cuadrados a tiro de piedra del Arc de Triomf de Barcelona es un caramelo para cualquier turista. El propietario de un piso en la céntrica calle de Jaume Giralt entra en la página web de Airbnb y lee, para su sorpresa, que la vivienda está anunciada como piso turístico: luxury apartment to rent (apartamento de lujo para alquilar). Como él, medio centenar de propietarios han sido citados a testificar como víct...

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Un apartamento de 65 metros cuadrados a tiro de piedra del Arc de Triomf de Barcelona es un caramelo para cualquier turista. El propietario de un piso en la céntrica calle de Jaume Giralt entra en la página web de Airbnb y lee, para su sorpresa, que la vivienda está anunciada como piso turístico: luxury apartment to rent (apartamento de lujo para alquilar). Como él, medio centenar de propietarios han sido citados a testificar como víctimas en el juicio que se celebra estos días en la Ciudad de la Justicia de Barcelona por estafa inmobiliaria por parte de una organización que convertía pisos de alquiler en apartamentos turísticos. Andriy B., Victor P. y otras nueve personas se sientan en el banquillo acusados de pertenencia a grupo criminal, estafa, falsedad documental, extorsión y un delito leve de coacciones. La Fiscalía pide para los implicados penas de entre tres años y medio y nueve años de prisión.

La acusación considera que los investigados obtuvieron, entre 2017 y 2020, unos beneficios que rondaban los 600.000 euros y llegaron a operar incluso en pleno estado de alarma por la pandemia. El entramado contactaba con el propietario para firmar un contrato de arrendamiento. Para crear un clima de confianza, los miembros de la trama presentaban nóminas falsas de empresas sin actividad que les permitía aparentar una solvencia de la que carecían. Una vez formalizado el contrato, los acusados dejaban de pagar la renta y anunciaban los inmuebles como pisos turísticos en la plataforma Airbnb.

“En la firma del contrato estuvo un tal Luis Esteve y un tal Iván, que nos leyó el contrato y que decía ser el director de la empresa Activas Sociosanitaria de Serveis Integrals. El arrendatario me pagó el alquiler de octubre y desapareció”, ha declarado ante el tribunal, este jueves, uno de los perjudicados. Cuando, como ocurría en muchos casos, el propietario presentaba una denuncia en los juzgados solicitando el desahucio por impago del alquiler, los investigados exigían dinero para abandonarlas, en muchos casos bajo coacciones.

El propietario del piso en la calle de Jaume Giralt ha asegurado que, cuando llegó a su vivienda, se encontró con un grupo de turistas jóvenes. El presidente de la comunidad le había avisado de que, desde hacía semanas, veía mucho movimiento en el piso. “Me llamó para advertirme de que en la finca no se podían hacer pisos turísticos, y yo era plenamente consciente de ello. Cuando llegué, los chicos me enseñaron una captura de pantalla del anuncio en Airbnb”, denuncia. Fuentes policiales que actuaron en las redadas han confirmado, en el juicio, que cuando accedían a los inmuebles veían literas y maletas que no correspondían a los inquilinos que figuraban en el contrato.

Todas las declaraciones de las víctimas han sido muy similares. Un mismo modus operandi para 50 casos en los que los acusados creaban un clima de temor en los propietarios cuando acudían a sus viviendas. Nadia E., uno de los miembros más activos de la banda, llegó a presentar denuncias falsas en varias ocasiones a los Mossos d’Esquadra por allanamiento de morada. Una vez en comisaría, los Mossos se percataban de que faltaba la documentación de la verdadera propietaria, por lo que fue detenida junto a Andriy B. y otros dos procesados. Ya en libertad, amenazaron y coaccionaron a algunos inquilinos que vivían legalmente en el piso una vez recuperado por el propietario.

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