Cataluña guarda sus banderas y busca piso

Illa busca con promesas sobre vivienda ampliar su base de apoyos en la calle y cohesionar la ajustada mayoría progresista que le invistió

El presidente catalán, Salvador Illa, afronta su primer debate de política general como presidente de la Generalitat de Catalunya.Albert Garcia

Tras una década larga de agitación, Cataluña ha guardado las banderas en la cómoda y se ha puesto a buscar piso. Y lo que la mayor parte de jóvenes y menos jóvenes han constatado en este cambio de ciclo es que no hay viviendas disponibles, que las que hay están fuera de su alcance y que, pese a la limitación de precios del alquiler que se aplica en la comunidad desde comienzos de año, la situación es crítica.

S...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Tras una década larga de agitación, Cataluña ha guardado las banderas en la cómoda y se ha puesto a buscar piso. Y lo que la mayor parte de jóvenes y menos jóvenes han constatado en este cambio de ciclo es que no hay viviendas disponibles, que las que hay están fuera de su alcance y que, pese a la limitación de precios del alquiler que se aplica en la comunidad desde comienzos de año, la situación es crítica.

Solo desde este panorama de agobio vital que inevitablemente tensiona ya no solo a las clases populares sino también a parte de las más pudientes, se explica el discurso pragmático hasta el aburrimiento que este martes hizo Salvador Illa. En el que es su primer debate de orientación política del Parlament ­-un escenario en el que no hace tantos años se escuchaban promesas de leyes de desconexión e independencias exprés- Illa optó por dar máxima prioridad a las cifras sobre vivienda que no por sabidas, por ser el pan de cada día, dejan de llamar la atención. Jóvenes que no pueden emanciparse hasta bien entrada la treintena, cuatro años más tarde que la media europea, pisos que suben el doble que los salarios y miles de promesas incumplidas sobre vivienda.

El presidente catalán parece haber encontrado en la vivienda y los dramas que la rodean no solo una forma de conectar con sectores de la sociedad que van más allá de los votantes socialistas. También considera que es un potente pegamento para la ajustada mayoría progresista que le invistió hace dos meses. Y, ya puestos, es también una formidable manera de sacarles los colores a Junts, PP y Vox tras haber votado no en el Congreso a la regulación del alquiler de temporada, la pandemia de contratos de menos de 12 meses que copan los portales inmobiliarios.

El interés del presidente catalán para desviar el foco de asuntos más espinosos para los partidos que le dan apoyo, como el de la financiación autonómica “singular” para Cataluña choca, eso sí, con la incredulidad de los catalanes que llevan años escuchando planes para poner pisos asequibles en el mercado. Habrá que ver si los 4.400 millones anunciados este martes para alcanzar la cifra de 50.000 pisos asequibles en 2030 bastan para atenuar la crisis residencial. Otros lo intentaron en el pasado, como la exalcaldesa Ada Colau, que chocó con más dificultades de las esperadas. De ahí que Illa prometa no solo pisos, sino también pragmatismo. Tras una década larga subida en la montaña rusa, en la que cada loop era una frustración añadida, Cataluña no está para más derrotas. Ahora busca piso. Y, si puede ser, en un barrio tranquilo.


Sobre la firma

Más información

Archivado En