La burocracia y los desacuerdos políticos encallan la construcción de nuevas escuelas
El Ayuntamiento del Bruc y la Generalitat, a la greña por la ubicación del nuevo colegio; la falta de Presupuestos frena proyectos en Montgat, Sant Celoni o Mollet
Familias y docentes de la escuela El Bruc, situado en el municipio del mismo nombre (Anoia), hace años que esperan una ampliación del colegio porque las instalaciones se han quedado pequeñas y ahora muchos alumnos estudian en barracones. Desde hace un par de décadas, los diferentes gobiernos municipales -la mayoría de ERC- han alternado dos propuestas: ampliar el edificio actual o construir uno nuevo en un solar cercano, y parecía que finalmente admin...
Familias y docentes de la escuela El Bruc, situado en el municipio del mismo nombre (Anoia), hace años que esperan una ampliación del colegio porque las instalaciones se han quedado pequeñas y ahora muchos alumnos estudian en barracones. Desde hace un par de décadas, los diferentes gobiernos municipales -la mayoría de ERC- han alternado dos propuestas: ampliar el edificio actual o construir uno nuevo en un solar cercano, y parecía que finalmente administración local y autonómica se habían alineado para tirar adelante la primera opción. Pero el gobierno local que tomó el mando hace un año (PSC y Junts) no cree que el proyecto sea seguro (asegura que hay una pequeña zona con riesgo de inundabilidad) y espera que un Ejecutivo socialista en la Generalitat recoja sus demandas, ya que el Departamento de Educación de ERC defendió que el diseño cuenta con el aval técnico.
La realidad del Bruc era muy diferente tres décadas atrás, donde la escuela llegó a sufrir por falta de alumnos. Pero el alcalde, Carles Castro, explica que, a raíz de unas promociones inmobiliarias, la situación cambió y empezaron a instalarse nuevos vecinos, muchos jóvenes. En los últimos 25 años se ha multiplicado la población, actualmente en 2.200 habitantes. Y ello se notó en la escuela, que empezó a quedarse pequeña.
Entonces, surgió la primera reivindicación de una nueva escuela. Mientras ello llegaba, como medida provisional, hace una década empezaron a instalarse módulos prefabricados. Actualmente ya se contabilizan media docena, algunos ubicados junto al edificio actual, pero otros en un solar a 200 metros, junto a la estatua del emblemático timbaler que ha hecho famoso al municipio.
Hace dos décadas, abunda Castro, se pidió un informe a la Agencia Catalana del Agua (ACA) y se halló que “parte del proyecto se desarrollaba en zona inundable, así que aconsejaba que se buscara una nueva ubicación”. Entonces, en lugar de ampliar la actual, se pensó en construir una nueva escuela en el solar donde había un antiguo campo de futbol. Se recalificó el terreno —de uso deportivo a educativo— y se urbanizó, dotando a la zona de aceras, agua y electricidad. El Ayuntamiento invirtió unos 400.000 euros (el presupuesto actual del Consistorio es de tres millones). Una vez listo, se cedió a la Generalitat para construir el edificio. Pero la crisis paró en 2010 toda inversión.
Pasadas las penurias económicas, en 2019 el Ayuntamiento y el Departamento de Educación decidieron reactivar el expediente, pero optando por la ampliación del edificio actual. Educación redactó el proyecto básico y ahora se está ultimando el ejecutivo. Después de la inversión realizada en el otro solar, el alcalde se queja de que ahora la Generalitat les exige que paguen otras obras de acondicionamiento de este espacio (una estación de bombeo de aguas fecales o una nueva estación transformadora), además de cofinanciar la construcción de un nuevo pabellón en el gimnasio actual. “A mí me duele que el Ayuntamiento se haya gastado tanto dinero en el otro solar y esté allí, abandonado. Somos un Ayuntamiento con pocos recursos porque aquí no hay industria”, lamenta el edil.
Castro rechaza la ampliación en la ubicación actual porque es más cara —6,4 millones, afirma—, unido al hecho de que los alumnos deberán convivir con las obras varios años y de que una pequeña parte se encuentre en zona inundable. “El ACA ha emitido un informe favorable, pero asegura que hay que demostrar que no hay otra ubicación alternativa. Pero la hay”, explica el edil, preocupado a la hora de dar apoyo al proyecto. “Si firmo los documentos estaré incurriendo en un delito de prevaricación”, remata.
El nuevo gobierno local apuesta por construir un nuevo edificio en otro solar, que costaría unos 4,5 millones, detalla. “A la Generalitat le cuesta menos dinero, es más práctico y los niños no deben soportar obras y estrenarán un nuevo espacio. Todos ganamos”, defiende el alcalde. El edil atribuye la elección del proyecto a la concordancia de partidos políticos en el ayuntamiento y la Generalitat en los últimos años (ERC) y espera que un cambio de color político en la plaza Sant Jaume pueda dar otro rumbo a los planes.
A la espera de la concreción de los planes del nuevo departamento de Educación, el que estaba liderado por ERC se mostró tajante hasta el último momento de que el proyecto debía seguirse ejecutando “en los términos acordados con el Ayuntamiento”.
Proyectos en el cajón
El futuro del expediente del Bruc depende del nuevo Gobierno autonómico. Pero hay otros que esperan ver la luz. El acuerdo frustrado entre el PSC y el anterior gobierno sobre los Presupuestos de 2024 incluía un apartado de construcción de nuevas escuelas en varios municipios (todos socialistas). Rechazadas las cuentas, algunos de ellos han quedado guardados en el cajón. Es el caso del instituto escuela Pallerola de Sant Celoni (Vallès Oriental), que hace un lustro estrenó la etapa de secundaria. Como tenían espacios suficientes, colocaron barracones; y el municipio reclama un nuevo edificio para alojar los alumnos de la ESO. En Mollet del Vallès (Vallès Oriental) también deberán esperar para eliminar las claraboyas de tres escuelas que provocan altas temperaturas en verano. Y en Montgat (Maresme), la escuela Salvador Espriu, de tres plantas, tampoco tiene luz verde para instalar un ascensor. En Vilanova del Camí (Anoia) reivindican la mejora y ampliación de varios centros y esperan que el nuevo Departamento estudie y priorice las necesidades del municipio.
Otros municipios han corrido mejor suerte. La escuela Emili Carles-Tolrà de Castellar del Vallès (Vallès Occidental) —con 90 años de historia— “es un edificio muy antiguo, nunca reformado y con goteras para parar un tren”, aseguran desde el centro. El Ayuntamiento espera firmar en septiembre el convenio con la Generalitat para ejecutar las obras, que empezarían el próximo enero y cuyo coste avanzará mayoritariamente el Consistorio. Otra de las carpetas que continúa su camino es el de la escuela de Vila-rodona (Alt Camp), ubicada en barracones, pero ya se está redactando el proyecto del edificio definitivo. En el instituto escuela Pompeu Fabra del Pont de Vilomara i Rocafort (Bages), las máquinas ya trabajan desde marzo en el nuevo edificio que debe acoger a los alumnos de secundaria, actualmente en barracones.
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