La adscripción de Jaume Asens como eurodiputado tensiona a los comunes: se queda en los Verdes

La dirección de Barcelona en comú pierde en su intento de que el representante de los comunes en Cataluña se adscriba en el parlamento europeo al grupo The Left

El cabeza de lista de los Comunes Sumar en las elecciones europeas, Jaume Asens, pronuncia un discurso durante el acto de inicio de la campaña en mayo, en Girona.David Borrat (EFE)

La adscripción del eurodiputado Jaume Asens en las familias políticas del Parlamento Europeo ha tensionado de nuevo al espacio de los comunes. En una situación inédita, el embrión del partido, Barcelona en comú, decidió la semana pasada en una reunión de su coordinadora (el segundo nivel de decisión tras la ejecutiva), que sus representantes en Catalunya en Comú votaran en bloque que Asens se adscriba a The Left y no a los Verdes europeos, a los que había estado adscrito Ernest Urtasun, el ahora ministro de Cultura y eurodiputado en el pasado. El entorno del partido que lidera y fundó la ex alcaldesa Ada Colau, apostaba así por desmarcarse de la tradición de los representantes de Iniciativa per Catalunya (ICV) de integrarse en Los Verdes europeos, como Urtasun, Raül Romeva o, más lejos en el tiempo, Antoni Gutiérrez. En paralelo, Catalunya en comú optó por someter la cuestión a una votación en un Consejo Nacional celebrado el pasado sábado. La discrepancia entre los dos espacios quedó patente porque si los representantes de Barcelona en comú llegaron con la posición fijada y votando en bloque por The Left, el resultado final de la votación resultó un revés y ganó por amplia mayoría que Asens siga adscrito a Los Verdes.

En Barcelona en comú la votación en la coordinadora celebrada el miércoles se inclinó por The Left con 12 votos (hubo tres para Los Verdes y ocho abstenciones); y en el Consejo Nacional los votos favorables a Los Verdes fueron 104, 57 para The Left y hubo seis abstenciones. Una votación que se interpreta desde voces del propio partido como un revés para el entorno de Colau que se habría producido por una movilización de consejeros de fuera de Barcelona y con un debate a última hora que se ha evitado o aplazado en los últimos meses. Los Verdes, de raíz histórica ecologista, están en el parlamento europeo desde 1984, responden a una tradición de lograr incidencia política (lo hicieron con el Pacto Verde Europeo); mientras el posicionamiento de The Left, cuya presencia es más reciente, es de hacerse escuchar --“La voz de la calle en el Parlamento Europeo” es uno de sus lemas--, impugnar y autoexcluirse de los grandes acuerdos, sintetizan fuentes de los propios comunes.

Asens admite que no era una decisión fácil para el espacio, y que en las dos últimas semanas viajó a Bruselas para entrevistarse con los dos grupos y así poder presentar un informe durante la reunión del sábado. Él, asegura, no se inclinaba por ninguna de las dos opciones, aunque algunas fuentes del partido mantienen que es partidario de Los Verdes. “Es una decisión traumática porque has de decidir entre dos espacios con los que te sientes referenciado, de ahí que mi intención ahora sea tender puentes entre unos y otros [en referencia a las dos familias europeas de izquierdas]”, explica el eurodiputado, que también recuerda que la decisión no es irreversible y señala que es habitual que en una misma candidatura de ámbito nacional, una vez elegidos los eurodiputados, unos opten por una familia y otros por otra.

Irene Montero, de Podemos, se integrará en The Left. Y también lo hará Estrella Galán, la cabeza de la lista de Sumar (que se presentó con Izquierda Unida, los comunes, Más Madrid, Compromís, Verdes-Equo y la Chunta Aragonesista, entre otras formaciones), en la que se presentaba Asens. También se integran en The Left los eurodiputados de EH Bildu, mientras han optado por Los Verdes ERC, el BNG o Compromís.

Desde Barcelona en comú, su portavoz, Max Cahner, defiende que la disyuntiva obedece al contexto político actual, que ha cambiado respecto a años atrás. Explica que Barcelona en comú decidió fijar posición pero sin una votación unánime y que el debate que afrontaban los comunes “es complejo” y se produjo en el caso de la coordinadora porque la militancia lo pidió. Sobre la decisión de que todos los consejeros de Barcelona en comú votaran igual argumenta que se tomó “para no poner el peso en estas personas, que se trasladara el posicionamiento de la coordinadora, con una legitimidad detrás”. “No fue una bajada de líneas para controlar”, insiste y recuerda que tampoco es unánime el posicionamiento definitivo de Catalunya en comú. Cahner prefiere “no valorar” la discrepancia.

En el conflicto interno que viven los comunes no se pueden olvidar los malos resultados en las propias elecciones europeas y catalanas, y las voces que lamentan la falta de perfil propio o lo que consideran grandes errores que se han pagado caros, como el rechazo al presupuesto de la Generalitat que desembocó en el adelanto electoral del 12-M.

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