Ernest Maragall denuncia la “vergüenza” por la campaña difamatoria en su contra y señala al exdirector de comunicación de ERC

El exlíder del partido en Barcelona retiró la denuncia inicialmente interpuesta para “evitar un sufrimiento inútil” a su familia

Ernest Maragall (ERC), durante el último pleno municipal de Barcelona de la pasada legislatura, en junio de 2023.Albert Garcia

Ernest Maragall, cabeza de lista de ERC a las elecciones municipales de 2023 al Ayuntamiento de Barcelona, ha señalado a Tolo Moya, exdirector de comunicación del partido, como la persona que había detrás de la campaña difamatoria contra el candidato que se ejecutó durante la campaña electoral. “Muy pronto quedó claro que era la persona que había tenido su responsabilidad desde el punto de vista orgánico”, h...

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Ernest Maragall, cabeza de lista de ERC a las elecciones municipales de 2023 al Ayuntamiento de Barcelona, ha señalado a Tolo Moya, exdirector de comunicación del partido, como la persona que había detrás de la campaña difamatoria contra el candidato que se ejecutó durante la campaña electoral. “Muy pronto quedó claro que era la persona que había tenido su responsabilidad desde el punto de vista orgánico”, ha denunciado en una carta abierta en su perfil social de X. Maragall ha compartido su “vergüenza y horror por pertenecer, de alguna forma, a un pedazo de sociedad capaz de llevar a cabo actuaciones tan indecentes”.

El 8 de marzo 2023, tres semanas antes de los comicios municipales, aparecieron unos carteles colgados en diferentes del territorio con el título “Fuera el Alzhéimer de Barcelona” y en el que se visibilizaban las imágenes del expresidente de la Generalitat, Pasquall Maragall [que sufre la enfermedad desde hace años], y su hermano. El candidato republicano, ya retirado de la vida política, denunció los hechos a los Mossos, que detuvieron a tres personas de la comarca del Anoia. Tras conocer que el origen de la acción se encontraba en su propio partido pidió archivar la denuncia para “evitar sufrimientos” inútiles a él y a su familia.

“Constatar [tras la investigación policial] que la autoría correspondía a unas personas contratadas desde algún ámbito de responsabilidad interna de Esquerra me generó una mezcla de asombro y malestar profundo, incapaz de entender qué sentido podía tener, qué objetivos perseguía o quién había podido tomar una iniciativa de ese tipo”, asegura en la misiva.

Maragall explica que contactó con la dirección del partido, aunque no concreta con quién. “Muy pronto quedó claro que el entonces director de Comunicación del partido [Tolo Moya] era la persona que había tenido su responsabilidad desde el punto de vista orgánico. Él era quien, de acuerdo con las investigaciones practicadas, mantenía contacto con quienes ejecutaron la acción de colocación de los carteles ofensivos que están en el origen de la cuestión”. El excandidato admite que el propio Moya le presentó “excusas formales” por lo que, dice, él también consideraba unos hechos “lamentables” que se habían producido por “falta de control suficiente por su parte”.

Tras haber abandonado cualquier responsabilidad política, Maragall pidió el archivo de las actuaciones policiales “para evitar que unos hechos lamentables pero ya cerrados” pudieran seguir causando sufrimiento “inútil en mi entorno personal y familiar”. “Entiendo que todo lo anterior no disminuye ni excusa la responsabilidad política de Esquerra en todo el asunto”, asegura, aunque añade que le consta la voluntad de ERC “por no cerrar en falso la cuestión”. Maragall finaliza la carta compartiendo los sentimientos de “vergüenza y horror por pertenecer, de alguna forma, a un pedazo de sociedad capaz de llevar a cabo actuaciones tan indecentes”.

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La eclosión del caso ilustra de nuevo la crisis interna del partido, dividido tras los últimos resultados electorales. La portavoz de ERC, Raquel Sans, aseguró el lunes que tanto el expresidente de la formación Oriol Junqueras como la secretaria general Marta Rovira tuvieron conocimiento cuando uno de los detenidos confesó, pero el propio Junqueras, que aspira a recuperar el próximo noviembre el liderazgo de los republicanos, aseguró después en X que desconocía “la existencia de estas prácticas”. La investigación, adelantada por Ara, plantea que la gestión del encargo de la pegada de carteles se realizó a través de una empresa del partido, conocida como “B” y el pago ascendió a entre 1000 y 2000 euros.

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