Lana del Rey, una de las cabezas de cartel del Primavera Sound 2024.

Un Primavera sin la sombra de Madrid: el festival devuelve su centralidad a Barcelona y espera repetir los resultados de la pasada edición

Lana del Rey, PJ Harvey, SZA, Pulp o Vampire Weekend figuran en un cartel que hace justicia a la importancia de las mujeres en la música contemporánea

Alargada es la sombra de la pandemia, tanto que la inminente edición del Primavera Sound será la primera normal desde 2019. Como ocurre desde 2005 el festival ocupará el Parc del Fórum de Barcelona, donde celebrará sus días fuertes entre la jornada inaugural y gratuita del miércoles y la madrugada del domingo. Tras los dos años de barbecho pandémico volvió el festival híper vitaminado, con dos fines de semana de programación en una edición que generó ciertos roces con el Ayuntamiento en 2022. La del año siguiente trajo consigo la doble capitalidad, con Ada Colau e Isabel Díaz Ayuso, a la guisa...

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Alargada es la sombra de la pandemia, tanto que la inminente edición del Primavera Sound será la primera normal desde 2019. Como ocurre desde 2005 el festival ocupará el Parc del Fórum de Barcelona, donde celebrará sus días fuertes entre la jornada inaugural y gratuita del miércoles y la madrugada del domingo. Tras los dos años de barbecho pandémico volvió el festival híper vitaminado, con dos fines de semana de programación en una edición que generó ciertos roces con el Ayuntamiento en 2022. La del año siguiente trajo consigo la doble capitalidad, con Ada Colau e Isabel Díaz Ayuso, a la guisa de Breznev y Hoenecker, besándose en un cartel a las puertas de la explanada de los grandes escenarios. Tras el aguado desembarco en Madrid, con los rectores del festival emulando a Felipe II al decir que no enviaron naves a luchar contra los elementos, uno de los hijos predilectos de la ciudad vuelve a su seno maternal, ya sin interferencias, ni debates, ni arranques de celos. Una edición por fin normal, junto a Oporto las dos únicas en la Península hasta que vuelva a fraguar otra edición en la capital, que con el Bernabéu a todo trapo musical enaltece la libre contaminación acústica.

Tras tantas ediciones de ajetreo y el eje un poco descentrado de lo estrictamente musical, en las cabezas de los responsables del festival sólo cabe repetir la normalidad, una normalidad que ellos encuentran en la edición del año pasado. Lo pone en palabras Joan Pons, Director de Comunicación del Primavera Sound: “La consecuencia final de la cita en Madrid fue que a la postre acabó empañando la de Barcelona, que fue casi perfecta, clavada, no sólo desde un punto de vista artístico y de cifras sino como gestión del recinto, ausencia de problemas destacables y comportamiento general de la asistencia”, apunta. Ya en el balance de la pasada edición la organización celebró haber encontrado la medida idónea para el festival, que entonces convocó en el Fórum alrededor de 65.000 personas diarias sin problema alguno de fluidez : “En un festival que quiere ser mejor que el del año anterior y peor que el siguiente siempre se hacen cambios atendiendo a las quejas o peticiones articuladas que formula el público, y la única variación sustancial de este año es la reubicación en la misma zona de la Pérgola Fotovoltaica del escenario Albini a causa de unas obras que se están haciendo en esa parte del recinto”. No tocar nada si todo funciona se apunta como lema del Primavera Sound 2024.

Por lo tanto ya en el olvido y sin traza de volver está la playa de Sant Adrià, que además de la escasa disposición del Ayuntamiento de la localidad generaba problemas de acceso, yugulado por el puente que se alza sobre el puerto deportivo: “Sin Sant Adrià tenemos unas dimensiones cómodas para la asistencia. No queremos crecer a lo loco, porque si es necesario crecer se hará sólo en función de la demanda. Veremos si este año hay gente que se queda fuera y si esa cantidad es considerable, pero las estimaciones nos indican que en conjunto estaremos en cifras muy similares a las de año pasado, en una horquilla que va de las 65.000 a 72.000 personas diarias”. Como ejemplo de comedimiento, la organización ya avanza que para el viernes casi no quedan entradas de día, sí abonos, lo que no significará ampliar el aforo de la jornada. La distribución del público entre nacional e internacional también se moverá en los porcentajes de otros años no excepcionales como el 2022, situándose en un 60% de público internacional y un 40% nacional. “Quiero dejar constancia de que en el Primavera hay mucho público local y que es el festival del Fórum, lo que ocurre es que también viene mucha gente de fuera”, recalca Pons.

Asistentes al Festival Primavera Sound (Barcelona).Getty

Esta cantidad de público y su impacto en el barrio añade la variable del vecindario en la complejidad que implica organizar un acontecimiento como el Primavera Sound. El mejor antídoto que ha encontrado el festival para limitar roces y eliminar molestias evitables es el diálogo y la implementación de las medidas que sugieren los vecinos: “Estamos en permanente contacto con ellos, y por ello hemos aumentado seguridad, limpieza, servicios de movilidad y monitorizaremos en tiempo real el sonido del recinto para minimizar el impacto de la música en las inmediaciones”, asegura Joan Pons desde las nuevas oficinas del festival, ahora pegadas al recinto, en el mismo barrio de Sant Martí. Con contrato de estancia en el Fórum hasta 2027, el festival califica como “excelentes” sus relaciones con BSM (Barcelona Serveis Municipals, gestora del recinto), y no imagina el traslado a ninguna otra parte. “Tenemos muy claro que el Primavera tiene dos cabezas de cartel extras, por un lado la misma ciudad de Barcelona y por otro el recinto en sí, urbano y con el mar de fondo. El festival no sería lo mismo en otro lugar”, avisa Joan Pons. La sintonía con las autoridades municipales —“es de Perogrullo, un festival de estas dimensiones no puede hacerse de espaldas a las autoridades locales”, dice Pons—-, es un argumento complementario para no temer “destierros” que alejen al Primavera de su vocación urbana.

En el apartado emotivo cabe destacar la consagración a la memoria de Steve Albini de uno de los escenarios en la zona de la pérgola fotovoltaica. En un símil futbolístico, Pons asegura que el reputado productor y miembro de Shellac, banda que casi cada año tocaba en el Primavera, es su Cruyff particular: “Él, que no amaba los festivales musicales, venía al Primavera, actuaba y luego deambulaba como público de a pié. Este año iba a estar de nuevo con nosotros, en cierto modo nos marcaba un estándar con su fidelidad”. Si nada cambia, este escenario ya estará dedicado indefinidamente a la memoria del recientemente fallecido artista. El Primavera sigue en la casa con su mochila de recuerdos.

MUJERES, POP Y RHYTHM AND BLUES

En el apartado artístico el Primavera Sound vuelve a hacer justicia a una realidad: las mujeres pautan la música contemporánea. Al menos componiéndola e interpretándola, porque lo de mandar sigue siendo harina de otro costal. Contratarlas para las zonas nobles de un cartel ya no sugiere un esfuerzo por normalizar su presencia, sino seguridad de que hacerlo es garantía de calidad y de nivel artístico. Por otro lado, en el apartado estilístico, mandan en la programación del Primavera el pop con todas sus mutaciones, dominante de la época que vivimos, el r&b con sus pulsiones urbanas, el folk y su vocación acústica e introspectiva, rock y hip-hop, éste último con la sempiterna dificultad de seducir a las grandes figuras del género para que crucen el charco.

Más allá de los clásicos y figuras que son carta ganadora, encabezados por Vampire Weekend y su sofisticación, una SZA que debuta en España, Lana del Rey que parece venida de otras épocas, con su glamur que merecería el blanco y negro, o Pulp, la inteligencia del brit-pop con mirada y canciones, artistas como Jessica Pratt, artista que suena como de antaño, con deje bossa pero sin ser revivalista; Joana Sternberg y su desnudez acústica, MItski y su elegancia o Faye Webster con su pop-folk de impecables melodías, se antojan como algunos de los nombres a considerar. Como la inglesa Tirzah, un misterio que sus enigmáticos directos no desvanece o Amaraee, una propuesta de urbanidad menos angulosa y satinada por las producciones que hoy se llevan, sofisticadas y pulidas. Veteranas como Beth Gibbons, con reciente disco en solitario, severo, PJ Harvey y su rock adusto, Bikini Kill con su femenino activismo punk-rock o la veteranía de unos incombustibles Yo La Tengo, son otros nombres que brillarán en el Fórum. Tal que Charlie XCX o Róisín Murphy, una verdadera dama del pop sintetizado y bailable, cartas ambas seguras. Y para echar una mirada a Asia, el cuarteto, sí, también femenino Atarashii Gakko!, mirada japonesa al pop en uniformes de colegiala.

Tirzah, que actuará en el Primavera, en un concierto en Londres.Burak Cingi (Redferns)

En la electrónica habrá propuestas como Mount Kimbie, Justice, Disclosure, Kode 9 o el productor y ahora también cantante AG Cook, autor de un disco hipervitaminado y mutante como Britpop. Y de nuevo dos mujeres, éstas como enseña hedonista, por un lado Sofia Kourtesis y por otro Romy, ambas entrando en el mundo del house con aderezo vocal. Y en un hip-hop que se nos ha hecho mayor, ni más ni menos que 50 años, un clásico con sólo 10, la recuperación del disco Piñata por parte de sus creadores, Freddie Gibbs y Madlib. Billy Woods, con una voz y recitado que evocan a Common, los desplegará sobre sus cálidas bases jazzys, construidas por Kenny Segal en el fantástico Maps.

Las sorpresas tienen como candidatos a nombres nuevos. Uno es el de Lankum, grupo irlandés que mezcla estremecedoramente folk y música ruidista e industrial (agua y aceite que en sus manos mezcla), el otro viejo aunque nuevo nombre por su falta de popularidad, el del simpar Charlemagne-Palestine, un músico experimental que hace de sus conciertos unas performances cargadas de profundidad, expuesta con la ligereza de los músicos juguetones ajenos a la pretenciosidad. Por su lado Mandy Indiana y Model/Actriz pueblan esas fronteras entre el rock y la electrónica que no necesariamente apuesta por el hedonismo más bailable.

Y en el capítulo local, nombres a espuertas. Destaca el morbo del cristianismo hecho pop por Hidrogenesse para Stella Maris, el grupo de la serie de Los Javis La Mesías , pero la oferta del festival también incluye la vocación pop experimental de la fantástica Marina Hein, el perfeccionismo de Guillem Gisbert, la imaginativa calidez ahora más electrónica de Ferran Palau, el rock desencuadernado y meridional de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, el pop electrónico de Renaldo & Clara, los sonidos urbanos de la emergente Mushkaa, el calambre post-hardcore de los avasalladores Lisäbo o el rock sin tapujos de Mujeres. Nombres para un festival que este año desea se hable sólo de música. Desde Barcelona.

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