La CUP afronta un proceso de refundación tras perder su capital y para recuperar su influencia

El documento base, que empieza a debatirse en un congreso en Girona, admite que la organización ha acusado la “falta de honestidad” en leer el ciclo político del 1-O

La diputada Nogay Ndiaye, de la CUP, en pie, en una imagen de archivo de una sesión de control a los miembros del Govern en el pleno en el Parlament.Albert Garcia

La CUP arranca este sábado en Girona un proceso de refundación y de profunda reflexión tras los malos resultados del último ciclo electoral que la han acercado a la irrelevancia. Fuera del Congreso y del Ayuntamiento de Barcelona y con la pérdida, pese a la alcaldía de Girona, de presencia municipalista, los anticapitalistas han decidido hacer una fotografía de su crisis y tratar de volver a ser determinantes. El documento base no rehúye el debate y admite que la principal razón que explica la pérdida de ...

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La CUP arranca este sábado en Girona un proceso de refundación y de profunda reflexión tras los malos resultados del último ciclo electoral que la han acercado a la irrelevancia. Fuera del Congreso y del Ayuntamiento de Barcelona y con la pérdida, pese a la alcaldía de Girona, de presencia municipalista, los anticapitalistas han decidido hacer una fotografía de su crisis y tratar de volver a ser determinantes. El documento base no rehúye el debate y admite que la principal razón que explica la pérdida de simpatías y de militancia se debe a “la falta de honestidad” en la lectura conjunta del ciclo del 1-O.

Tras irrumpir en 2012 en el Parlament con tres diputados, la CUP tocó el cielo en 2015 en pleno procés y forzó la renuncia de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat —”le hemos enviado a la papelera de la historia”, dijeron entonces—, que a la postre comportó el nombramiento de Carles Puigdemont. En una década los anticapitalistas solo han apoyado los Presupuestos una vez —los comunes, cinco— a cambio de la organización del referéndum ilegal de independencia de 2017. De toda esa fuerza queda muy poco. Pese a perder la mitad de los votos que en 2015, la CUP logró nueve diputados en 2021 y firmó un pacto de investidura con Pere Aragonès. Tras coquetear con influir en la gobernabilidad, el pacto, entre acusaciones de giro autonomista, saltó por los aires cuatro meses después.

El 23-J la CUP posiblemente tocó fondo y pasó de 246.000 a 98.000 votos, perdiendo sus dos escaños y quedando fuera del Congreso. Dos días después, Albert Botran, uno de los diputados de la última legislatura, se despidió en Internet como parlamentario y apuntó que a la organización le faltaba “un revulsivo, una refundación”. “Tiene que hacerlo un grupo valiente y hábil a partes iguales para asumir la responsabilidad del proceso de repensar el espacio durante años. Si es necesaria la dirección política”, subrayó. En verano, la CUP activó definitivamente el proceso de tumbarse en el diván, pilotado por 17 personas que han elaborado ese documento base con aportaciones de la militancia. El debate culminará en una asamblea en primavera.

La documento, de 27 páginas, se abre a cambiar a todo, incluido el nombre, salvo sus cuatro principios: independencia, socialismo, ecologismo y el feminismo. Non Casadevall, portavoz del grupo promotor, afirma que se proponen “afilar” la herramienta. En total, se han inscrito unas 1.400 personas, pero en el cónclave de Girona se esperan unas 700. El congreso contempla cuatro análisis: la lucha institucional, el ciclo del 1-O, el modelo organizativo y la estrategia. El texto propone poner el foco en el 1-O y señala: “No afrontar con honestidad las lecturas del ciclo y sus limitaciones han impactado negativamente en la organización y el movimiento ha perdido credibilidad (...) Probablemente es el hecho que nos ha hecho perder más apoyos, simpatías, e incluso militancia”.“El tema estaba pendiente dentro de la organización y lo hemos ido arrastrando”, reconoce.

El texto expone éxitos en el Parlament como introducir la renta básica universal o la energética pública y omite, por ejemplo, por qué el pacto de investidura con Aragonès se desvaneció a las primeras de cambio. Apenas da una pincelada sobre la amnistía como una medida inscrita en ese marco autonomista y de renuncia. Un centenar largo de anticapitalistas, entre ellos cargos electos, han firmado un manifiesto a favor de la refundación en un contexto político nuevo y hacen hincapié en una organización con “vocación de mayoría y de conquista de poder” y “con voluntad de incidencia y de gobernar siempre que se den las condiciones”. Arnau Comas, portavoz de Poble Lliure, el partido del exdiputado Botran, afirma que el manifiesto promueve una unidad popular lo más amplia posible: “Y hay que trabajarlo con gente de la CUP y con independentistas y de izquierda de fuera que tienen una línea similar”.

Las dos almas de la CUP

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El interrogante es hasta que punto el cónclave pondrá de manifiesto las dos almas de la CUP, una más esencialista, en torno al grupo Endavant, y la de Poble Lliure, más proclive a aprovechar las oportunidades de gobernar. “Es el enésimo intento de la CUP de ampliar su base y de tener más disposición de gobernar”, apuntan fuentes de los anticapitalistas. Casadevall niega la mayor y asegura que no están en absoluto en esa tesitura. “Hay cierto interés en hablar de división y en esas dos almas”, lamenta. El manifiesto lo han firmado, entre otros, exdiputados como Antonio Baños; el cantautor Lluís Llach; el alcalde de Girona Lluc Salellas y la diputada Dolors Sabater, exalcaldesa de Badalona, de Guanyem Badalona, a quien la CUP fue a buscar para liderar en coalición la candidatura de 2021, pero a quien apenas le ha dado visibilidad en el Parlament.

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