El partido ultra Aliança Catalana prepara el terreno para presentarse a las próximas elecciones catalanas

La formación de Sílvia Orriols celebra una cena con 30 personas en un hotel de Barcelona dentro de su estrategia de expansión territorial

La líder de la formación independentista y de extrema derecha Aliança Catalana, Silvia Orriols, en una imagen de archivo.David Borrat (EFE)

Aliança Catalana, el partido xenófobo que gobierna en Ripoll (Girona), ha puesto el acelerador en su plan de expansión territorial en Cataluña de cara a tejer una candidatura para las próximas elecciones autonómicas. Para ello ha puesto en marcha un programa de actos para recoger fondos y dar a conocer su agenda ultra. El pasado martes, esa gira aterrizó en Barcelona y unas 30 personas se reunieron en una cena ofrecida en un hotel del Eixa...

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Aliança Catalana, el partido xenófobo que gobierna en Ripoll (Girona), ha puesto el acelerador en su plan de expansión territorial en Cataluña de cara a tejer una candidatura para las próximas elecciones autonómicas. Para ello ha puesto en marcha un programa de actos para recoger fondos y dar a conocer su agenda ultra. El pasado martes, esa gira aterrizó en Barcelona y unas 30 personas se reunieron en una cena ofrecida en un hotel del Eixample.

La secretaría de organización del partido, cuya cara visible es Sílvia Orriols, lanzó la convocatoria a través de un correo electrónico semanas atrás. La cena, con un precio de 35 euros el cubierto, se enmarca dentro del “plan de expansión territorial del partido por toda la nación”. A la cita, que se realizó en el hotel Evenia Roselló, asistieron unas 30 personas. El partido ha informado de la cita a través de un tuit, que incluye una foto con la cara de los asistentes difuminada.

La propia Orriols ya ha manifestado en otras ocasiones su intención de dar el salto a la política autonómica en Cataluña pero hasta ahora no había movimientos claros de cara a consolidar la presencia más allá de Ripoll. “Para mí podéis seguir generando una, dos, o tres polémicas por día. A golpes de fuet o a golpes de bandera, Aliança Catalana llegará al Parlament de Cataluña”, tuiteó el pasado 10 de julio. El partido logró 6 concejales (más del 30% de los votos) en las pasadas elecciones municipales y el resto de formaciones fracasaron en crear un cordón sanitario para evitar que gobernaran.

La reunión de este martes coincide justamente con la tensión dentro del independentismo por las negociaciones entre Junts, ERC, Sumar y el PSOE para lograr la investidura de Pedro Sánchez. Pese a que el expresidente Carles Puigdemont, en rebeldía en Bélgica, tiene las riendas de esas conversaciones, son varias las voces que critican el camino elegido por los partidos secesionistas tradicionales y que claman por una nueva alternativa. La formación de Orriols busca pescar en ese río revuelto y hacerse con la bandera de un posible cuarto espacio independentista.

De momento, la llegada al poder de Aliança Catalana no ha desinflado su propuesta de corte xenófobo e independentista, si bien sí que le ha puesto contra el espejo. El centro del programa con que se presentó a las elecciones es la “tolerancia cero con la inseguridad ciudadana, el radicalismo islámico y el terrorismo” y también se incluye la declaración unilateral de independencia.

Pese a ello, el Ayuntamiento obedeció el pasado mes de julio a la Junta Electoral de Zona que le pidió que retirara la bandera estelada que presidía la fachada de la casa consistorial al considerar que se trataba de un símbolo partidista que no puede exhibirse en periodo electoral. Desde el despacho de Orriols se aseguró que la bandera había sido enviada a la tintorería. Diez días después, sin embargo, otra bandera independentista catalana fue retirada de una de las rotondas de la entrada sur del municipio. En este caso la retirada la protagonizó ella misma junto con otro colaborador.

Según un estudio de opinión realizado el pasado mes de marzo por el Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat (CEO), el 64% de los encuestados con edades comprendidas entre los 18 y 49 años rechazan la idea de que resulta incómodo vivir en Cataluña por el alto volumen de población de origen inmigrante (16%). Ese porcentaje cae al 56% entre las personas entre 50 y 64 años y se ubica en el mínimo del 49% entre mayores de 64.

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