Barcelona salva la estadística de una delincuencia que crece en Cataluña
Todas las regiones, menos la capital catalana, cerraron 2022 en rojo respecto a 2019
Las cifras delincuenciales son siempre objeto de polémica. “Cocinadas”, según los sindicatos, es el único reflejo frío de lo que pasa en las calles. El Departamento de Interior puede blandir aún unos datos anuales ligeramente mejores que en 2019 (-1,4%), previo a la covid y comparable estadísticamente. Pero los números tienen doble lectura: solo Barcelona mejoró sus estadísticas en 2022, según la memoria oficial de los Mossos. El resto de regiones cerró el año en rojo, algunas zonas periféricas, como el Pirineo occidental ...
Las cifras delincuenciales son siempre objeto de polémica. “Cocinadas”, según los sindicatos, es el único reflejo frío de lo que pasa en las calles. El Departamento de Interior puede blandir aún unos datos anuales ligeramente mejores que en 2019 (-1,4%), previo a la covid y comparable estadísticamente. Pero los números tienen doble lectura: solo Barcelona mejoró sus estadísticas en 2022, según la memoria oficial de los Mossos. El resto de regiones cerró el año en rojo, algunas zonas periféricas, como el Pirineo occidental o Terres del Ebre, con incrementos superiores al 20%. Los últimos datos apuntan a un crecimiento de la delincuencia en Cataluña comparado con la prepandemia.
Barcelona marca siempre la tendencia general. Con más de 193.000 hechos denunciados, supone el 33% de la delincuencia de Cataluña. Los números oficiales del año pasado indican una reducción del 14,6% de las cifras respecto a 2019. Esa mejora arrastra la estadística global, en la que suspenden las otras ocho zonas policiales en las que se dividen administrativamente los Mossos. La región policial metropolitana norte, con un peso estadístico del 22,8%, cerró el año con un 8,1% más de delitos (130.283). Y la metropolitana sud, la siguiente en magnitud, también acabó en números rojos, 2,8% más (86.768 denuncias).
Las que más empeoraron son las que gozan de unas cifras absolutas mucho más pequeñas: la región del Pirineo Occidental, un 27,7% más (3.052 denuncias), seguida de Terres de l’Ebre con un 21,2% (9.301 denuncias). En Ponent, los números se dispararon un 20% (22.134 casos) en una radiografía muy similar a la Central, con un 17% más de delitos (23.417). Girona y Camp de Tarragona crecieron respectivamente un 3,7 % (55.338) y 2,4% (46.808).
Las estadísticas, consultadas por EL PAÍS, no han sido comunicadas oficialmente de manera global, región a región. Cuando se han solicitado, la policía catalana ha esgrimido que existe un portal de transparencia donde se pueden explotar los datos municipio a municipio. El último balance global actualizado por el Ministerio del Interior muestra que la delincuencia creció en Cataluña un 11,3% el primer trimestre comparado con el mismo periodo de 2022, y un 3,4% más si se acude a 2019, la etapa prepandemia.
“Barcelona siempre es lo que más preocupa, por el turismo, por la publicidad”, afirma el portavoz de USPAC, Albert Palacio, de uno de los sindicatos mayoritarios en los Mossos d’Esquadra, sobre la distribución de efectivos. “Pero igualmente, Barcelona está bajo mínimos”, lamenta, y pone en duda que realmente disminuyese la delincuencia en la ciudad el año pasado. “Mucha gente no denuncia”, asevera. Las quejas, sigue, llegan “de toda Cataluña”. “Y no solo de efectivos. Faltan coches e investigación, en tráfico…”, pone como ejemplo.
El sindicato considera que el problema radica en los “ascensos continuos” en el cuerpo, y las tareas administrativas que acaparan muchos efectivos, en lugar de destinarlos a seguridad ciudadana, en la calle. “No es tanto que falten mossos, lo que hace falta es distribuirlos bien. Menos despachos, menos Egara [los servicios centrales del cuerpo], y más calle”, defiende Palacio. “Los compañeros necesitan apoyo, que a veces tiene que llegar de comisarías que están a 30 kilómetros, o en el caso de Lleida o Ponent, quizá a 80″, resume.
Una opinión similar defiende el otro sindicato mayoritario en el cuerpo, Sap-Fepol. “Cuesta creer que las cifras en Barcelona bajasen tanto”, desconfía Toni Castejón. “Los datos dicen eso, pero la sensación tanto en la calle como policial no es buena”, insiste el portavoz de Sap-Fepol, que asegura que es una tendencia generalizada en toda España. “Es una situación muy preocupante”, añade. Y el problema, en su opinión, radica en que “la seguridad no importa, no interesa”.
Las cifras en lo que va de año auguran un cierre de 2023 complicado. En Barcelona, los delitos crecieron un 14% respecto a 2022 hasta junio, según la última junta de seguridad. Las autoridades siguen aferrándose a la reducción del 10% comparado con 2019.
Las denuncias por agresiones sexuales aumentan un 25%
Las denuncias por agresiones sexuales no cesan. Los datos oficiales de 2022 indican que aumentaron un 25% (3.275 denuncias) los delitos hasta entonces tipificados como de agresión y abuso sexual \[un concepto eliminado en la última reforma del código penal\] en Cataluña respecto a la etapa prepandemia. Los expertos atribuyen parte de ese aumento a la disminución de la cifra negra de casos que hasta ahora no se denunciaban, pero admiten la dificultad de determinar unos motivos claros que expliquen ese incremento sostenido.
Los datos además apuntan a un aumento del 22,5% de las agresiones y los abusos sexuales que afectan a menores de edad (1.468 casos). Para entender y combatir el fenómeno, el Govern anunció el pasado mes de julio la creación de un grupo de expertos que trabaja en la elaboración de un informe sobre este tipo de violencia machista entre los más jóvenes. El objetivo es conocer la “dimensión y las causas” detrás de los números. La medida vino impulsada por la polémica de las ocho agresiones sexuales en grupo a menores de edad en Badalona investigadas por los Mossos d'Esquadra. La policía catalana identificó a una veintena de jóvenes también menores de edad implicados en los ataques.
Del resto de datos del balance delincuencial de la policía catalana destaca también el aumento del 25% de los robos violentos en domicilio (533), una modalidad que se había reducido en los últimos años, y que causa un gran temor a las personas que lo padecen. Los robos con fuerza en cambio, aquellos en los que los propietarios no se encuentran en sus viviendas cuando entran a robar, han disminudio un 24,4% (20.319) comparados con 2019.
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