76 noches tropicales y 27 tórridas en el Raval de Barcelona: “Con este calor, ni se vive ni se duerme”
Las altas temperaturas de noche impactan en el descanso y la salud de los vecinos de este denso barrio de calles estrechas que bate récords en la ciudad
Son las 11 de la noche en la Rambla del Raval de Barcelona, el termómetro marca 30,5 grados, y en el parque infantil los niños siguen corriendo y saltando. “Con este calor ni se vive, ni se duerme”, suspira Nancy sin dejar de abanicarse. Baja todas las noches al parque: “Hasta que el niño quiere”. Viven al lado de donde estaba ...
Son las 11 de la noche en la Rambla del Raval de Barcelona, el termómetro marca 30,5 grados, y en el parque infantil los niños siguen corriendo y saltando. “Con este calor ni se vive, ni se duerme”, suspira Nancy sin dejar de abanicarse. Baja todas las noches al parque: “Hasta que el niño quiere”. Viven al lado de donde estaba la palmera que mató hace unas semanas a una mujer. Su piso es un entresuelo y se apañan con un ventilador y duchándose “como patos”. El calor se ceba de noche en el Raval, donde este verano los vecinos han soportado ya 76 noches tropicales (a más de 20 grados de temperatura mínima) y 27 tórridas (a más de 25 grados de mínima). Las dos últimas madrugadas de la actual ola de calor, la del lunes al martes y la anterior, la mínima registrada por la estación del Raval ha sido de 27,8, la más alta de los tres medidores que el Servicio Meteorológico de Cataluña (Meteocat) tiene en Barcelona. Es importante destacar que la temperatura más baja de la noche suele registrarse al alba, pero a la hora de acostarse es más alta. La noche del lunes al martes no bajó de los 30 grados hasta la una de la madrugada.
Además de registrar las temperaturas más altas de la ciudad de noche, la estructura urbana, demográfica y socioeconómica del barrio empeora los efectos del calor: una trama urbana estrecha y con pocos espacios abiertos, una densidad de población que duplica la media de la ciudad (El Raval tiene 47.000 habitantes en poco más de un kilómetro cuadrado) viviendas pequeñas o directamente infraviviendas, muchas sobreocupadas, algunas sin ventilación y ubicadas a menudo en bajos comerciales. Los ventiladores alivian. El aire acondicionado, para quien se lo puede permitir. Y aun así, los cortes de luz son frecuentes en la zona próxima a Sant Antoni y dejan a los vecinos al pairo. El estrés térmico nocturno se suma al diurno, lo que impide que el cuerpo descanse y tiene efectos muy nocivos para la salud. De que el calor mata ya hay evidencias, como el reciente estudio del ISGlobal que cifra en 61.600 los fallecidos en Europa durante el tórrido verano del año pasado.
Cuando hace dos horas que es de noche también hay niños jugando en la ronda de Sant Antoni, en el espacio donde estuvo el mercado provisional durante las obras del edificio histórico. El efecto isla de calor tiene aquí un buen ejemplo. Los bancos del barrio están todos ocupados. En los balcones, sillas y vecinos sin camiseta con cara de aquí no hay quien duerma.
El epidemiólogo, profesor en las universidades de Alcalá y John Hopkins y experto en salud pública Manuel Franco señala que estudios como el del ISGlobal muestran “dos cuestiones clave: que las olas de calor causan más muertes de lo que pensábamos y que los países del sur de Europa somos los más afectados, con cifras espeluznantes”. Y en el caso del Raval, apunta a las consecuencias del calor “sobre la población vulnerable, que sufre más”. Factores como la renta, que impacta directamente en la vivienda, pero también “población que no tiene vacaciones: gente que está atrapada, porque por mucho que suba el termómetro no puede escapar de la ciudad, como quien tiene empleos en condiciones dignas, vacaciones y recursos”.
“Estoy agobiadísima esta noche, no puedo, tengo el ventilador delante. Ayer fue horrible pero hoy es peor: el ventilador da frescor, pero la sensación es sofocante, de estar pegajosa y sudando sin parar esperando que llegue el invierno”, cuenta Núria, jubilada, en la calle de Salvador. “Estamos muy cansados y tirando de ventilador o aire quien tiene, cuando tengan que pagar, ya veremos cómo lo hacen”. Su vecina Alma, de Sant Antoni Abad celebra por teléfono haber podido salir del barrio de vacaciones. En su piso, debajo de la azotea, “las paredes echan fuego”.
Las consecuencias del calor también llegan al ambulatorio del barrio. La enfermera Antonia Raya explica que al Centro de Atención Primaria (el CAP Raval) llegan pacientes con síntomas provocados por las altas temperaturas. “Pero lo que más nos preocupa”, dice, “es la gente que está en casa y no llega aquí: personas mayores con sintomatología de golpe de calor y deshidratación que sufren mareos, cansancio, taquicardias... o caídas provocadas por mareos”. En los episodios de olas de calor hacen más visitas a domicilio de lo habitual, “mayores que viven en un sexto sin ascensor y te llaman, pacientes con cardiopatías que se descompensan”. Raya apunta que las campañas de las administraciones son correctas y celebra el lema de la actual, de la Generalitat, “Este calor es mortal”, pero advierte de la gente que “no está en condiciones de cumplir las recomendaciones: es difícil ventilar cuando no tienes ventanas”. La Administración debería tener dispositivos para la población que no puede cumplir o salir de casa, entiende.
En un barrio como el Raval, en un episodio como el actual, de calor continuado, los pisos no tienen tiempo de refrescarse y no es extraño que estén a más de 30 grados. Qasim, originario de Pakistán (el principal país de procedencia en un barrio donde la población migrante alcanza el 51,9%), también ha bajado a la calle con su hijo de dos años. Dice que no descansa bien aunque da gracias por tener una ventana y un ventilador que se reparten con su mujer. Cuenta que hay compatriotas que bajan a dormir a los supermercados, “porque tienen aire acondicionado”. Los paquistaníes están acostumbrados al calor de su país de origen, “pero por lo menos allí llueve”, matiza Rashid, que comparte piso con otras cuatro personas en la calle de la Aurora. A su lado está Malek, uno de los compañeros: “En casa no se puede estar, aunque tenemos un ventilador cada uno”. Están sentados en dos bancos y aseguran que estarán “hasta las 2 o las 3″. Al día siguiente, si tienen trabajo, porque no siempre lo tienen, van “arrastrados”. En su piso son solo cinco, pero Rashid advierte de “lo mal que lo estarán pasando quienes viven en pisos donde se alquilan habitaciones y pueden convivir 12 o 16 personas: No se puede ni respirar”. “Aquí hay mucha gente que por eso tienen problemas de salud mental”, asegura.
Este mismo año, en la Bienal de Ciencia de la ciudad se presentó un proyecto participativo y fotográfico en el que participaron equipos de las universidades Autònoma de Barcelona y de Alcalá de Henares, en el que 10 vecinos migrantes del barrio explicaron su experiencia durante las olas de calor. Coincidieron en señalar, como cuestiones a mejorar, un mayor control del mercado y de la vivienda y de sus condiciones; la mejora de los espacios públicos con más árboles y sombra; y el acceso a piscinas públicas accesibles.
Barcelona activa la fase de emergencia por noches tórridas del plan de calor
El Ayuntamiento de Barcelona ha activado la Fase de Emergencia Calor Intenso por noches tórridas del Plan Calor porque las temperaturas nocturnas subieron hasta los 28 grados centígrados durante la mayor parte de la noche pasada y se prevé que la situación continúe así en las próximas noches. En esta fase de emergencia se propone a las personas vulnerables su traslado a centros habilitados como refugios climáticos y, en caso de que sea necesario, también se activará el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB) como lugar de pernocta para personas que presenten una gran fragilidad.
Así, el CUESB sigue en situación de alerta por si es necesario realizar alguna intervención específica o algún traslado puntual de personas vulnerables. Los diferentes servicios de atención a personas del Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS) mantienen y amplían el seguimiento de las personas o familias identificadas como altamente vulnerables. Siempre que sea posible se establecen las medidas oportunas para evitar su salida a la calle: concesión puntual de servicio de comidas a domicilio, entrega de ventiladores, atención personalizada a domicilio. Asimismo, las personas vulnerables que determinen los servicios sociales
o de urgencias médicas y que lo acepten voluntariamente podrán ser trasladadas al Espacio Refugio del CUESB o a otros disponibles.
Según ha indicado el consistorio, el CUESB envió ayer lunes a 6.347 usuarios y usuarias de servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona que están detectados como personas especialmente vulnerables un SMS de aviso de calor extremo con un enlace con consejos para combatir el calor.
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