Cataluña declara por primera vez la emergencia por sequía en una veintena de municipios y amplía restricciones
La Generalitat prohíbe el riego agrícola y limita el consumo doméstico a 200 litros diarios por habitante en las poblaciones que se abastecen del acuífero Fluvià Muga, en Girona, y del embalse de Riudecanyes (Tarragona)
La falta de lluvias que padece Cataluña ha llevado a la Generalitat a declarar por primera vez el peor escenario, el de emergencia, a 22 municipios de Girona que se abastecen del acuífero Fluvià Muga (Alt Empordà) y que se enfrentan ya a graves problemas de suministro para sus 25.000 habitantes. La medida también se extiende a los dos pueblos que dependen del pantano de Riudecanyes (Tarragona). El nuevo escenario d...
La falta de lluvias que padece Cataluña ha llevado a la Generalitat a declarar por primera vez el peor escenario, el de emergencia, a 22 municipios de Girona que se abastecen del acuífero Fluvià Muga (Alt Empordà) y que se enfrentan ya a graves problemas de suministro para sus 25.000 habitantes. La medida también se extiende a los dos pueblos que dependen del pantano de Riudecanyes (Tarragona). El nuevo escenario de emergencia supone la supresión total del riego agrícola (hasta ahora, con la fase de excepcionalidad, limitado a un 40%), se reduce el consumo industrial al 25% (hasta ahora al 15%), se mantiene el veto al riego de jardines públicos y privados y se limita el consumo doméstico hasta un máximo de 200 litros por habitante y día (hasta ahora estaba fijado en 230 litros), entre otras medidas.
Para paliar la peor sequía que ha sufrido Cataluña hasta la actual, la de 2007, el Govern aprobó un decreto de sequía donde se estipulaban los escenarios de prealerta, alerta, excepcionalidad y emergencia (hoy recogidos en el actual Plan de Sequía de 2020), así como las restricciones a aplicar en cada uno de estos escenarios. Entonces, el máximo escenario al que se llegó fue la fase de excepcionalidad (se aplicó a gran parte de la población, incluida Barcelona). Sin embargo, nunca se llegó a declarar la fase de emergencia en ninguno del sistema principales de las cuencas internas, competencia de la Generalitat. “Es la primera vez que se llega a esta fase tan extrema en un sistema hidrológico”, explican fuentes de la Agencia Catalana del Agua (ACA). Eso no excluye que haya poblaciones aisladas y desconectadas de estos grandes sistemas hidrológicos que ya estén aplicando restricciones igual de severas porque sus recursos propios (como pozos) están en una situación extrema, enfatizan desde la ACA.
“Venimos de 30 meses de sequía”, ha remarcado este miércoles en rueda de prensa Samuel Reyes, director de la ACA, a pesar de las buenas precipitaciones de mayo y junio en buena parte de la comunidad. Reyes ha detallado que las medidas de emergencia entrarán en vigor la semana que viene tras publicarse en el Diario Oficial de la Generalitat de Catalunya.
Si bien en la fase de emergencia, según recoge el plan de sequía autonómico, el Govern podría imponer ya cortes de agua domésticos, la Generalitat ha decidido no aplicar la medida. “Hacer cortes es contraproducente”, ha señalado Reyes durante su intervención en referencia a las posibles fugas o a que los ciudadanos llenen bañeras. Reyes ha abogado por otras medidas como instalar equipos que regulen la presión de la red, como ya se aplica en Manresa.
El Govern justifica su decisión “preventiva” para que los municipios que dependen del acuífero puedan garantizar el abastecimiento lo que queda de verano. El acuífero Fluvià Muga, que entró en fase de excepcionalidad el pasado marzo, está siendo uno de los sistemas que peor está padeciendo la peor sequía de Cataluña desde que existen registros (1905), y que se alarga ya más de dos años. Fue el primer sistema que empezó a aplicar restricciones de agua ya en octubre de 2021, cuando se declaró la alerta por sequía, y ahora es el primero que entra en fase de emergencia. Nunca antes había estado a un nivel tan bajo: 14,4 metros sobre el nivel del mar (en la gran sequía de 2008 llegó a 14,5).
Los municipios afectados son: Agullana, l’Armentera, Capmany, Espolla, Garriguella, la Jonquera, Masarac, Mollet de Peralada, Palau-saverdera, Pau, Pedret i Marzà, Peralada, Sant Climent Sescebes, Sant Miquel de Fluvià, Sant Mori, Sant Pere Pescador, Torroella de Fluvià, Ventalló, Vilabertran, Viladamat, Vilajuïga, Vilamacolum, Riudecanyes y Duesaigües. La Agencia Catalana del Agua (ACA) no pone una fecha concreta al fin de la declaración. Dependerá de cómo se comporte el cielo en las próximas semanas. En paralelo, el ACA ha pedido a la Confederación Hidrográfica del Ebro, dependiente del Gobierno central y competente en el embalse de Siurana (Tarragona), que adopte también medidas de emergencia en esa zona.
El director de la ACA ha alertado que de los 24 municipios que han entrado en esta fase de emergencia, hasta ahora solo un 41% cumple con las dotaciones que se imponía ya en fase de excepcionalidad (es decir, que el consumo doméstico se dispara de media a más de 230 litros diarios), y que un 9% no aporta sus datos de consumo, lo que los expone a multas de hasta 150.000 euros que recoge el régimen sancionador aprobado por el Govern en marzo y que desencadenó una bronca política con el poder local. Reyes ha pedido a las localidades incumplidoras “hacer un esfuerzo” para no exceder sus dotaciones diarias. También ha recordado que de momento solo pueden abrir expedientes sancionadores a aquellos municipios que no envíen sus datos de consumo al ACA o que no presenten un plan de ahorro. Se multará a aquellos que excedan su límite de litros por día una vez publicada la convocatoria de las subvenciones para mejorar la eficiencia de la red de suministro. “No queremos sancionar, queremos que los ayuntamientos hagan sus deberes”, ha concluido Reyes.
En total, 495 municipios y más de 6,6 millones de personas de las cuencas internas catalanas se encuentran en fase de excepcionalidad por la sequía, el paso previo a la declaración de emergencia. La prolongada escasez de lluvias que padece Cataluña desde hace más de dos años está llevando a la comunidad al peor estrés hídrico desde la gran sequía de 2008, cuando la comunidad no contaba todavía con desaladoras y se vio forzada a traer agua en barco desde Francia para abastecer Barcelona. Las desaladoras de El Prat (Barcelona) y la de la Tordera (Girona) se encuentran a máximo funcionamiento desde febrero de 2022, lo que ha evitado, por el momento, una situación crítica de abastecimiento en las grandes ciudades.
Las lluvias de mayo y junio que cayeron sobre las cuencas hidrológicas del Ter y el Llobregat, los dos ríos que abastecen a más del 80% de población catalana, lograron dar un respiro y esquivaron el escenario más catastrofista para este verano del que se había alertado en marzo, cuando las reservas de los embalses se situaron al 25%. Pero las lluvias no fueron del todo generalizadas ni agraciaron a la zona más oriental de los Pirineos, donde se sitúa el acuífero de Fluvià Muga. Fuentes de la ACA explican que, a diferencia de los embalses, la recuperación de los acuíferos es más lenta y necesita “lluvias más prolongadas y persistentes”. Y, de momento, sobre el Alt Empordà, caen pocas gotas.
La sequía reduce la cosecha catalana de cereal a la mitad
La Associació Agrària de Joves Agricultors (Asaja) ha estimado 498.660 toneladas cosechadas de los principales cereales este año en Cataluña, un 46 % menos que el anterior. “En muchas comarcas no se ha cosechado nada”, señala el balance difundido este miércoles por la entidad, mientras que Lleida ha liderado los cultivos recolectados (355.935 toneladas); entre 3.000 y 4.500 kilos por hectárea en varias comarcas. Le ha seguido Barcelona (77.669), Girona (52.206) y Tarragona (13.125).
Asaja lamenta que el campo español padece “una crisis muy importante”: de 22 millones de toneladas estimadas en todo el país en 2023 se ha cosechado un 65% menos (9). La organización calcula que se necesitan 36 millones para poder alimentar al ganado, mantener la maquinaria y para los propios agricultores.
La asociación ha pedido a las administraciones europeas un seguro que cubra las grandes sequías, temporales y catástrofes naturales que afecten a las producciones agrarias y que asegure la alimentación de los ciudadanos y la continuidad del sector. También ha solicitado ayudas estatales de 45 euros por hectárea, así como la entrega de las ayudas previstas para rebaños y vacas de leche a la Consejería de Acció Climática de la Generalitat.
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