¿Seguirá Junts el camino de la CUP?

Con siete escaños, a Junts le ha caído en las manos la gran baza política que en 2019 tuvo ERC con 13, y que tanto juego le ha dado.

La cabeza de lista de Junts, Miriam Nogueras, acompañada del vicepresidente del partido, Josep Rius, y el candidato al Senado, Antoni Castella.Enric Fontcuberta (EFE)

La síntesis del panorama político catalán tras el ciclo de las elecciones generales del domingo pasado y las locales del 28 de mayo es que el PSC vuelve por sus fueros, como solía en todas las elecciones municipales y legislativas. ...

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La síntesis del panorama político catalán tras el ciclo de las elecciones generales del domingo pasado y las locales del 28 de mayo es que el PSC vuelve por sus fueros, como solía en todas las elecciones municipales y legislativas. Aunque forzoso es señalar también como dato relevante que esta vez no lo hace en reñida competencia con la potente CiU de antes de 2012 sino ante una derecha catalana muy debilitada por la aventura independentista, un soberanismo en retirada general precisamente por el fracaso de esta aventura, y una derecha españolista cada vez más excéntrica.

Ocurre, sin embargo, que la inesperada y azarosa realineación parlamentaria de los grupos políticos ha dejado en las manos de Carles Puigdemont y sus 7 diputados de Junts nada menos que la llave de la investidura del socialista Pedro Sánchez como presidente del Gobierno para una nueva legislatura. Siete diputados sobre 350 pueden parecer pocos. Pero la verdad es que, ahora mismo, tienen mucha fuerza. Importan mucho. Con estos siete escaños a Junts le ha caído en las manos la gran baza política que en 2019 tuvo ERC con 13, y que tanto juego le ha dado.

Así que Cataluña recupera el escenario partidista previo al ciclo independentista iniciado en 2012. Una de sus características es la centralidad de un partido socialista fuerte, con tres victorias consecutivas: primera fuerza en las últimas elecciones al Parlament, ganador en las últimas municipales y, ahora, gran vencedor en las legislativas. Su líder, Salvador Illa, puede plantearse en óptimas condiciones el próximo envite, la batalla por la presidencia de la Generalitat.

En esa batalla cuenta además con otros dos elementos favorables. Uno es que la segunda fuerza del escenario catalán es Sumar, enésima reformulación del viejo espacio político a la izquierda de la socialdemocracia; y la tercera es ERC. El otro es que las derechas quedan atrás, muy mermadas. Cataluña ha enviado al Congreso, en conjunto, 33 diputados de izquierdas y solo 15 de derechas. Las tres izquierdas han recibido el 61,68% de los votos (34,49% del PSC, 14,03% de Sumar, 13,16% de ERC), mientras las derechas sumaban solo el 32,26%. (13,34% del PP, 11,16 de Junts, 7,76% de Vox). Dos de cada tres votantes catalanes prefirieron las izquierdas.

Desde la noche del domingo, sin embargo, la gran pregunta en Cataluña es esta: ¿Pueden permitirse Carles Puigdemont y Junts no facilitar una nueva investidura de Pedro Sánchez? Responderla ahora es prematuro. Pero todos los actores políticos saben que esa oportunidad es la de las grandes ocasiones. Dejarla pasar sin intentar que produzca una gran negociación, o conduzca a ella, sería una insensatez irresponsable que, entre otras cosas, dejaría a Junts fuera de la centralidad política en este nuevo escenario en el que, como indica la recuperación del PSC, las aguas están volviendo a su cauce. En el 32,26% de votos conseguido por las derechas en Cataluña el domingo pasado, el de Junts ni siquiera es el paquete más grande. Lo es el del PP. O sea que, o Junts aprovecha esa inesperada oportunidad, o se instala en la adolescencia política y sigue el camino de la CUP. El que, tarde o temprano, lleva a cero diputados.

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