Los refugios climáticos de Barcelona, vacíos pese a la alerta por altas temperaturas: “La gente no es consciente de los riesgos del calor”
La ciudad fue pionera en habilitar espacios públicos de refrigeración en bibliotecas o centros cívicos pero la iniciativa apenas se conoce
Ante la primera ola de calor del verano en Barcelona, la falta de conocimiento mantiene casi vacíos los refugios para combatir las altas temperaturas. Hay más de 200 puntos frescos habilitados en bibliotecas, centros cívicos, museos o guarderías, pero son bien pocos los ciudadanos que se cobijan en ellos para buscar alivio de la intensa sofoquina. Barcelona fue pionera en dar a conocer esta clase de instalaciones en 2019, pero su grado de conocimiento ha pinchado: solo uno de cada cinco reside...
Ante la primera ola de calor del verano en Barcelona, la falta de conocimiento mantiene casi vacíos los refugios para combatir las altas temperaturas. Hay más de 200 puntos frescos habilitados en bibliotecas, centros cívicos, museos o guarderías, pero son bien pocos los ciudadanos que se cobijan en ellos para buscar alivio de la intensa sofoquina. Barcelona fue pionera en dar a conocer esta clase de instalaciones en 2019, pero su grado de conocimiento ha pinchado: solo uno de cada cinco residentes sabe de su existencia. El lunes, con el aviso por calor intenso activado en toda Cataluña, no fue una excepción y los refugios climáticos apenas notaron un aumento de visitantes. El Meteocat (Servicio Meteorológico de Cataluña) prevé que este martes se alcance un pico de temperaturas en Cataluña, de hasta 12 grados por encima de la media para la época del año. Protección Civil ha pedido que se eviten las actividades al aire libre en las horas centrales del día y que se extreme la precaución en las playas, donde el pasado fin de semana murieron ahogadas cuatro personas.
El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) estrena este verano la planta baja de su Centro de Documentación como refugio climático. Poco después de la apertura del museo, sobre las diez de la mañana, solo está el recepcionista en este espacio con un amplio escaparate que da a la plaça dels Àngels, donde aparecen los habituales patinadores, pese a que sea una zona hostil, sin sombras ni vegetación. Mireia Collado, responsable de comunicación del centro, aclara que los visitantes del refugio acuden más tarde, “normalmente después de ver una exposición”. “Suele venir gente mayor o familias con sus hijos, de 10 a 20 minutos”. Se puede beber agua, y la sala tiene expuestas algunas piezas del museo, además de libros y una pila de folios con dibujos de niños. Mes de julio, el calor aprieta y el Ayuntamiento barcelonés ha habilitado de forma gratuita para todos sus vecinos espacios verdes, bibliotecas, centros cívicos o escuelas para combatir el calor. La denominada red de refugios climáticos se compone este verano de 227 espacios: 25 más que el año pasado.
Michele Perna ojea un libro recostado en un sofá al mediodía; es el único usuario de este refugio. “Hoy tenía un rato antes de ir a trabajar”, comenta este vecino que lleva siete años viviendo en el distrito Sant Martí, al este de la ciudad. Sabía que el Ayuntamiento había creado esta red desde hace años, pero no su denominación específica. “Creo que falta más publicidad. Es muy importante poder tener estos espacios para distintos momentos del día: a mí no me conviene tardar media hora del centro a casa para descansar y luego volver al trabajo”. La mala calidad térmica de los edificios de El Raval sitúa a este barrio como uno de los puntos de la ciudad más vulnerables a las altas temperaturas, según un informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona.
A un par de manzanas del MACBA, en el Casal de Barri, Hafida entra a rellenar su botella de agua. Desde las ocho de la mañana, y durante siete horas, trabaja limpiando las calles de esta zona. Aprovecha su descanso de media mañana para almorzar y, luego, sigue con su ruta. Salvo un grupo de vecinos que están en una sala durante un taller, la recepción y los pasillos del centro permanecen vacíos. El encargado del local asegura que forman parte de la red de refugios climáticos desde “después de la pandemia”, aunque no existe “un contador oficial” de los usuarios que acogen. “Nadie me ha dicho que haya venido porque sea un refugio, y que lo haya visto en internet o en la pegatina de la puerta. Normalmente, aquí están las personas mayores que tienen la costumbre de leer la prensa por la mañana. Luego aprovechan y se van a tomar algo al centro de día, que está al lado”.
El pico de calor de esta semana está provocado por una masa de aire cálido procedente del norte de África. El Ayuntamiento de Barcelona aún no lo ha calificado formalmente como ola de calor. Si la temperatura máxima diurna supera los 33,7º o la mínima nocturna los 25,9º se pasará al estado de alerta. Si aumenta a 35,7º y 27,9º, respectivamente, se aplicará la emergencia, donde se propondrá a personas sin hogar el traslado a centros habilitados como refugios climáticos.
La directora de la oficina municipal de cambio climático, Irma Ventayol, admitió que solo un 20% de la población conoce este concepto, aunque invierten más medios en publicitarlos desde la Administración. El Consistorio fue pionero en aplicar esta terminología en 2019, que consiste en agrupar estos espacios públicos al aire libre y equipamientos municipales existentes. Estos deben acondicionarse a 27 grados de temperatura, proveer agua y zonas de descanso. Esquerra Republicana (ERC) ha denunciado que “se suman espacios pero no se amplían horarios”, lo que se traducirá en que “durante agosto habrá más de 140 refugios cerrados total o parcialmente”.
“La gente necesita tiempo para ir a los refugios. Todavía tenemos que acostumbrarnos”, explica Joan Guix, exsecretario de Salud Pública de la Generalitat. El responsable de varias campañas de sensibilización advierte de que la población general “no es consciente de los riesgos del calor, lo ven como algo anecdótico”. Aclara que este fenómeno de temperaturas crecientes es “relativamente nuevo”. “La primera gran ola registrada en Barcelona fue en 2003, con una elevada mortalidad —más de 300 fallecidos— por complicaciones derivadas del calor”. Advierte de que son más frecuentes las muertes vinculadas con el calor que con el frío. “Hay que insistir desde todos los frentes en que es un tema grave que va en aumento: es una tendencia del cambio climático a la que tendremos que adaptarnos”.
“Mucha gente banaliza el calor”, insiste el profesor emérito de Salud Internacional del Instituto de Salud Carlos III Alberto Infante. “La gente piensa que es propio del verano, pero no es común encontrarse olas tan altas y sostenidas en la mitad norte de España; es un fenómeno cultural que no está tan asimilado como en la mitad sur hace décadas”. Además, remarca que el mayor porcentaje de humedad en zonas como Barcelona “produce más agobio y sofoco” por una mayor dificultad para refrigerar el cuerpo.
El Meteocat avisa de riesgo de peligro muy alto por calor en la zona de Lleida, este martes. El Ayuntamiento de Lleida ha habilitado 30 refugios climáticos para tratar de combatir las altas temperaturas, previsiblemente superiores a los 40 grados, y ha informado que mandará mensajes telefónicos a la gente mayor con una serie de consejos de prevención.
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