El enigma de Colau

La ex alcaldesa y líder de los comunes quiere dejar ordenado el grupo municipal y no desvelará sus planes hasta después del verano

Ada Colau, en una imagen de su último pleno como alcaldesa en el ayuntamiento de Barcelona. / ALBERT GARCIAAlbert Garcia

No tiene prisa. Y quiere “dejar ordenado” el grupo municipal de los comunes en el Ayuntamiento. Son las dos frases que la exalcaldesa Ada Colau explica a su entorno profesional cuando le preguntan por su futuro. Edil durante los últimos ocho años, casi de la noche a la mañana su vida ha cambiado. Ni la agenda, ni la disponibilidad, ni la exposición, ni la responsabilidad… nada tiene que ve...

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No tiene prisa. Y quiere “dejar ordenado” el grupo municipal de los comunes en el Ayuntamiento. Son las dos frases que la exalcaldesa Ada Colau explica a su entorno profesional cuando le preguntan por su futuro. Edil durante los últimos ocho años, casi de la noche a la mañana su vida ha cambiado. Ni la agenda, ni la disponibilidad, ni la exposición, ni la responsabilidad… nada tiene que ver entre el pasado sábado 17 de junio (hasta la investidura de Jaume Collboni por la tarde, cuando todavía era alcaldesa en funciones) y el lunes, ya en el papel de regidora en la oposición. En medio, durante el fin de semana se divirtió en el festival Sònar, como tantos otros miles de barceloneses.

Colau no responde a la pregunta de este diario sobre cuál será su futuro, pero sus colaboradores coinciden en que hasta después de las vacaciones de verano no se sabrá nada. También aseguran verla “contenta” y “relajada”. El viernes pasado, durante la primera entrevista concedida en su nuevo papel, respondió en TV-3: “He hecho un recorrido como alcaldesa, es el legado que dejo, y ahora acompaño al grupo municipal. Si de aquí a unos meses resulta que se da por cerrado y no hay posibilidades de pacto de izquierdas, veré qué hago con mi vida. No me he puesto una fecha”. Ese es el enigma Colau.

En el Ayuntamiento no se prevén sobresaltos hasta pasada la fiesta mayor de La Mercè, en septiembre. Antes de las vacaciones, solo queda un pleno, el del cartapacio, donde se vota la estructura técnica y gerencial del nuevo gobierno de Jaume Collboni (PSC) y el reparto de asesores entre los grupos municipales. Este reparto suele ser fruto de rifirrafes, pero no llega la sangre al río. Además, se celebrará en julio, en plena precampaña o campaña electoral del 23-J. En agosto, vacaciones, con unos concejales agotados tras dos elecciones seguidas. Y en septiembre, el curso municipal, no arranca de facto hasta después de La Mercè.

El nuevo ejecutivo socialista de Collboni, que gobierna con solo 10 concejales de 41, está convencido de que los comunes (nueve concejales) entrarán pronto en su gobierno. Oficialmente, los de Colau insisten en que su postura es o tripartito (con ERC) o nada. Está por ver hasta qué punto mantienen esta condición, porque también dijeron que no participarían en una triangulación con el PP para investir a un alcalde del PSC. Y finalmente lo hicieron. El número 2 de los comunes, Jordi Martí, desliza que no tienen prisa. “Primero tenemos que ver qué Collboni nos encontramos”, argumenta. En cualquier caso, es muy poco probable que Colau se integre en un eventual gobierno de coalición sin la condición de alcaldesa de los últimos ocho años. En el grupo municipal, los dos nombres fuertes son Martí y Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo y Movilidad en los dos gobiernos de Colau.

La pérdida de la alcaldía de Barcelona preocupa a la organización porque ahora mismo no hay un relevo

Fuera de las paredes del Ayuntamiento, que la fundadora y líder de Barcelona en comú, haya perdido la alcaldía sí preocupa a su organización. No hay relevo. “Cuando hay un artista con club de fans y el artista deja de hacer conciertos, los fans tienen un problema”, apunta un activista de las filas de los comunes. Al perder este partido las elecciones en el Ayuntamiento barcelonés y quedar terceros, y ante el inesperado avance de las generales, el nombre de Colau sonó para encabezar la lista de los comunes y Sumar. Pero reveló a este diario que no. Y que su futuro en ningún caso pasa por marcharse a Madrid. Su familia, especialmente su madre, bromeaba en que si fuera eurodiputada viviría mejor, menos expuesta. Ella insiste: no.

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Otros destinos que se han barajado en las quinielas sobre el futuro de Colau son cargos vinculados en cuestiones de derechos humanos o vivienda en agencias de Naciones Unidas. O trabajar asesorando a otras ciudades, contratada por administraciones públicas del extranjero (Colau tiene vínculos con alcaldes de izquierdas de Italia, y habla el idioma a la perfección), o para fundaciones. Los comunes siguen defendiendo que los dos mandatos de Colau han convertido Barcelona en un referente global. Y destacan sus aliados internacionales —Martí recordaba hace unos días los apoyos a la candidatura de Colau por parte de personalidades internacionales o el alcalde de Londres, Sadiq Khan— y la admiración que despiertan sus transformaciones urbanas.

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