El calor refuerza la pretensión de Cataluña de retirar las mascarillas en las residencias

Salud y los profesionales piden abolir su uso obligatorio porque afecta a su relación con los ancianos y por las molestias que les ocasiona en el día a día

Dos trabajadoras conversan con las usuarias de la residencia geriátrica Sant Pere les Fonts de Terrassa con la mascarilla puesta.MASSIMILIANO MINOCRI

Situación epidemiológica estable, niveles altos de inmunidad, fin de la época habitual de los virus respiratorios, baja afectación en los hospitales y barrera en la comunicación con los ancianos. Los motivos que tiene la Generalitat de Cataluña para pedir al Ministerio de Sanidad la retirada de la mascarilla obligatoria en las residencias son varios, explican fuentes de la consejería, y van a más. El último en añadirse en la lista ...

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Situación epidemiológica estable, niveles altos de inmunidad, fin de la época habitual de los virus respiratorios, baja afectación en los hospitales y barrera en la comunicación con los ancianos. Los motivos que tiene la Generalitat de Cataluña para pedir al Ministerio de Sanidad la retirada de la mascarilla obligatoria en las residencias son varios, explican fuentes de la consejería, y van a más. El último en añadirse en la lista es la llegada del calor, que inquieta especialmente a los trabajadores del sector por la incomodidad que genera su uso durante toda la jornada laboral con altas temperaturas. “Pueden aumentar los brotes de acné y la irritación de piel”, avisan los dermatólogos. Profesionales, médicos y la misma administración catalana reclaman al Gobierno, de quien depende la decisión, el fin de su uso obligatorio en empleados y visitantes.

La mascarilla es el último gran vestigio de la pandemia y hace función a la vez de barrera virológica y comunicativa en las residencias. “Con la situación epidemiológica favorable actual es momento de replantear su uso por los perjuicios que genera en la comunicación con las personas mayores”, entiende Magda Campins, presidenta del Consejo Asesor de la Generalitat en materia de covid. Los expertos admiten que la relación entre los cuidadores y los ancianos, una población que requiere de una mayor vinculación emocional para su bienestar mental, pierde componentes afectivos por el uso del cubrebocas. La Asociación Catalana de Recursos Asistenciales (Acra), la patronal mayoritaria del sector, ya reclama desde hace días eliminar la mascarilla por este motivo.

Campins, en todo caso, avisa de la vulnerabilidad de la población residencial y reclama “máxima prudencia” en aquellos profesionales que puedan sentir síntomas relacionados con la covid. “La probabilidad de tener una gripe o un virus sincitial (relacionado con los resfriados) es ahora baja porque son estacionales, pero no sabemos si la covid lo es”, indica. En caso de síntomas leves o malestar, reclama, la mascarilla debe utilizarse siempre para proteger a los usuarios.

Los profesionales acumulan tres años con el rostro oculto en su puesto de trabajo. Las residencias y los centros sanitarios son los dos espacios principales donde la mascarilla sigue siendo obligatoria, después de que el Gobierno relajara su uso el pasado mes de febrero en el transporte público y en febrero del 2022 en los exteriores. Su uso, en épocas de calor, es aún más incómodo por los prejuicios en la piel. “En pieles jóvenes y grasas se pueden dar brotes de acné; y en pieles sensibles, irritación por su utilización continuada”, apunta Andrea Combalia, miembro de la Sociedad Catalana de Dermatología de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña. El concepto mascné ya se popularizó en los inicios de la pandemia. “El sudor producido por el calor empeora los efectos”, avisa Combalia, que recomienda evitar los maquillajes bajo la mascarilla. Si bien el impacto es menor en espacios con aire acondicionado, como los hospitales, muchas actividades en las residencias se realizan al aire libre cuando es posible.

El Departamento de Salud envió un escrito hace dos semanas al Ministerio para revisar los aislamientos y el uso de la mascarilla en las residencias, que dependen de un Decreto estatal. “Otras comunidades” coinciden en la propuesta catalana, según admiten fuentes de la consejería a EL PAÍS, aunque no concretan cuáles ni cuántas.

Cataluña mantiene actualmente unos niveles epidemiológicos bajos, no solo de covid, sino de los virus respiratorios habituales, aquellos contra los que el efecto de la mascarilla es mayor. La inmunidad de la población frente al coronavirus, además, es alta según los expertos. “Las coberturas vacunales son altas y muchas personas han adquirido inmunidad natural tras haber pasado la infección”, justifica Salud. El escenario favorable mantiene el sistema sanitario tranquilo: Poco más de 300 personas están ingresadas con covid (por los casi 950 de 2022 y los 1.500 de 2021) en los hospitales, y apenas una decena de personas están en las UCI.

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