Manzanilla por un voto en la Feria de Abril de Barcelona
Alberto Núñez Feijoo, Ada Colau, Pere Aragonès, Meritxell Batet, Oriol Junqueras y Félix Bolaños, entre los políticos que desfilaron en el tradicional encendedido de la feria en Barcelona
“Mira: ¡es el político!”. Suelta el comentario un joven mientras pasa raudo hacia las casetas, y se me ocurre que es una afirmación al mismo tiempo vaga y certera. No sé a quién se refiere en concreto, pero seguro que la ha clavado. Porque en esta noche de viernes de arranque de la 50ª Feria de Abril de Catalunya es más fácil toparte con un político que con una bailaora de sevillanas bebiendo manzanilla. Con decirles que el...
“Mira: ¡es el político!”. Suelta el comentario un joven mientras pasa raudo hacia las casetas, y se me ocurre que es una afirmación al mismo tiempo vaga y certera. No sé a quién se refiere en concreto, pero seguro que la ha clavado. Porque en esta noche de viernes de arranque de la 50ª Feria de Abril de Catalunya es más fácil toparte con un político que con una bailaora de sevillanas bebiendo manzanilla. Con decirles que el presentador de la inauguración, en la caseta oficial de la Federación de Entidades Andaluzas de Catalunya (FECAC), ha estado no menos de tres minutos enumerando autoridades, y aún se ha dejado a alguno (sin ir más lejos, al líder del PP Alberto Núñez Feijoo, al que se ha visto pasando como una exhalación a varios metros del cortejo oficial; su cargo de senador no le permite ocupar puestos de tronío en el escalafón. Aunque tampoco lo he visto después marcándose unos pasos de baile por Alegrías).
El público ha acusado el overbooking de cargos públicos: “-No había visto nunca nada parecido. -Es que nunca había coincidido en período electoral”. A la gente no se le escapa nada. Mientras el cortejo avanza -es un decir, el atasco de políticos, asesores y seguratas no facilitaba el movimiento- por la rampa de entrada a la feria y se acerca a las primeras casetas, la concurrencia reacciona a su modo: algún escaso “¡fuera!”, el inevitable cuñado que rezonga “¡ganaos el sueldo!”, y muchas manos alzando móviles para sacar fotos de presidentes y alcaldes como si estuvieran en un concierto de Bad Gyal o Quevedo.
En estas circunstancias, hay quien se siente más cómodo que otro. El presidente de Esquerra Republicana Oriol Junqueras departe tranquilo con una señora que le expresa un deseo: “A ver si ganamos”. Se entiende que es de su mismo partido. La alcaldesa de Barcelona Ada Colau se separa del grupo reclamada por varias personas, seguidores entusiastas o coleccionistas de famosos, que buscan una foto con ella. Y el president de la Generalitat Pere Aragonés esboza una sonrisa tímida ante un grupo de chicas que dan palmas, aunque luego, en su intervención oficial, se muestra mucho más suelto: “el señor Domínguez nos ha dicho…y la hija de la Sandra nos ha contado…” Escuela Jordi Pujol. Al ministro Félix Bolaños se le conoce menos, aunque se le nota bastante avezado al contacto humano, y tampoco hay muchas alusiones entre el público a la presidenta del Congreso Meritxell Batet, que sin embargo destaca porque es la única que va ataviada para la ocasión, con un vestido flamenco de topos: en un rapto final de discreción, los topos no son rojo chillón, sino de un granate más bien apagado. La comitiva incluye al consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, que cierra su discurso con un viva a la Virgen de Montserrat y a la del Rocío, como si alguien le hubiera dicho algo de un programa de TV3.
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