Emma Bovary sube a escena en el TNC como víctima de las novelas de amor y obsesionada con “comprar y follar”
El teatro acoge una adaptación radical de la obra de Flaubert que ha dirigido Carme Portaceli con el teatro KVS de Bruselas
Emma Bovary, el eterno personaje de la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, ansiosa de pasiones (“detesto los héroes vulgares y los sentimientos moderados como los que se encuentran en la realidad”) sube a escena este fin de semana en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) de Barcelona en un montaje del teatro KVS de Bruselas que ha dirigido Carme Portaceli (directora del TNC). Bovary es una adaptación del escritor, guionista y director del KVS Michael de Cock, que ya trabajó...
Emma Bovary, el eterno personaje de la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, ansiosa de pasiones (“detesto los héroes vulgares y los sentimientos moderados como los que se encuentran en la realidad”) sube a escena este fin de semana en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) de Barcelona en un montaje del teatro KVS de Bruselas que ha dirigido Carme Portaceli (directora del TNC). Bovary es una adaptación del escritor, guionista y director del KVS Michael de Cock, que ya trabajó con Portaceli en otra versión de un clásico de la literatura, Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf (2019). El escritor está ahora inmerso en una adaptación de Opus nigrum, de Marguerite Yourcenar que se verá también en el TNC. Esta vez, De Cock ha convertido la novela de Flaubert en una pieza de una hora y media para sólo un actor y una actriz (Emma y su marido Charles Bovary, interpretados por Maaike Neuville y Koen De Sutter) con el acompañamiento ocasional de una soprano (Ana Naque). El espectáculo, que recala en Barcelona como último destino de una gira europea, se ofrece sábado y domingo en la Sala Gran del TNC en neerlandés flamenco con subtitulado en catalán.
“Hemos querido hablar desde el siglo XXI de esta mujer tildada de libertina y que para nosotros es una víctima de las novelas de amor que leía”, ha señalado Portaceli en la presentación este mediodía del espectáculo. La historia de Emma Bovary, née Roualt, la joven atrapada en un matrimonio de conveniencia y cuya vida, Flaubert dixit, ha devenido “fría como un desván cuya ventana da al norte” y en la que el aburrimiento, “araña silenciosa”, ha tejido su tela en todos los rincones de su corazón, es contada en el montaje de manera esencial y radical, y con un gran trabajo de expresión corporal (coreografía de Lisi Estarás, de los ballets C de la B), según sus autores.
“Emma vivía con su padre, aislada, esperando a su propio Pepe el Romano [en alusión al personaje de La casa de Bernarda Alba] que venga a salvarla “, ha explicado Portaceli, y se casa con Charles Bovary, el médico de la familia; desde que le da el primer beso ella descubre que eso no es el amor que anhelaba, que se parece más a tocar melodías para hacer bailar a los osos cuando ella quisiera conmover a las estrellas. “En su búsqueda desesperada de una felicidad como la que ha leído en los libros la trata de encontrar donde puede, en un amante, en ir a la ópera, en comprar vestidos bonitos; lo ha intentado todo para ser feliz, el shopping and fucking, ir de compras y follar”. Portaceli ha citado a Simone de Beauvoir para recalcar el error de Emma al creer que el amor romántico la salvará: “Como dice la escritora, ‘el día en que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de ella misma, sino encontrarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”. Emma, entonces, ha señalado la directora, “se pierde en el mar de sueños que no la hacen feliz y cada vez va cavando más profundamente su tumba”. Un camino que acabará miserablemente en un puñado de arsénico robado al boticario.
Michael de Cock ha subrayado que el espectáculo se titula Bovary, en alusión a que trata sobre la pareja y no sólo sobre Emma, aunque en buena parte es un monólogo interior a través de la mirada de ella. Ha calificado la obra de “tragedia fatal” sobre el deseo no aceptado por la sociedad, un deseo que es la primera palabra que se escucha y que es lo que destruirá a Emma Bovary, y ha destacado que el montaje utiliza distintas técnicas para contar la historia como el flash back. La radicalidad de la adaptación y su corporalidad escénica, ha matizado, no significa que no sea fiel a Flaubert. El dramaturgo ha recordado su descubrimiento de la novela a los 17 años y cómo la ha ido releyendo desde entonces. “Madame Bovary es como Anna Karenina de esas novelas que todos llevamos con nosotros a lo largo de la vida, y nos van cuestionando”, ha dicho, y ha dejado un poco preocupados a los que le escuchaban al reflexionar que “cualquiera que haya vivido en pareja se sentirá reflejado en la obra”.
Preguntada por qué similitud podría establecerse hoy con las lecturas románticas de Emma, Portaceli ha apuntado que el paralelismo sería hoy la pornografía en Internet, donde las jóvenes encuentran hoy frustración y fracaso creyendo que lo que ven es lo normal. Se ha referido a “esas influencias que nos condicionan a las mujeres en nuestras ideas sobre el amor, el sexo y la vida y que nos esposan” (aquí cabría usar el americanismo enmanillan, por Emma). De Cock ha reflexionado sobre el concepto de Emma Bovary del adulterio como forma de libertad y cómo eso la lleva a la decepción ya un final en el que ya no quiere vivir. Autor y directora han recordado que Madame Bovary provocó un escándalo en su día y Flaubert fue llevado a juicio.
Del hecho de que Bovary se represente en la Sala Gran siendo un espectáculo prácticamente de cámara, Portaceli ha dicho que una adaptación de la gran novela de Flaubert ya justifica esa opción y que la intimidad narrada con calidad puede llenar cualquier espacio, por grande que sea. Del hecho de la participación de la soprano, ha explicado que es en referencia al pasaje de la novela en que Emma y su marido van a la ópera en Rouen a ver una representación de Lucia de Lemmermoor de Donizetti.
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