Del feminismo de Pepe Bono al machismo de Mar Puig
Poca discusión merece negarle a una mujer el derecho a saber si un hombre que acaba de conocer asesinó o dio una paliza a la última mujer con la que estuvo
Allá por los comienzos del siglo XXI, el por entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, planteó una estrategia para, si no acabar con los maltratadores, al menos ponerlos en evidencia antes sus vecinos. El manchego defendió hacer una lista pública de ellos; la vergüenza social sería una medida disuasoria. ¿Por qué -se preguntaba Bono- si conocemos los nombres de narcotraficantes o terroristas, no hemos de conocer los de los machistas violentos? Entonces cada cinco días asesinaban a una ...
Allá por los comienzos del siglo XXI, el por entonces presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, planteó una estrategia para, si no acabar con los maltratadores, al menos ponerlos en evidencia antes sus vecinos. El manchego defendió hacer una lista pública de ellos; la vergüenza social sería una medida disuasoria. ¿Por qué -se preguntaba Bono- si conocemos los nombres de narcotraficantes o terroristas, no hemos de conocer los de los machistas violentos? Entonces cada cinco días asesinaban a una mujer.
Los jueces dudaron de la medida, pero la Junta encontró una solución jurídica para no incurrir en fraude de ley al hacer públicos datos personales: los incorporarían en los debates parlamentarios, cuyas sesiones, obviamente, son públicas.
Ahora el escenario ha cambiado… a peor. Sin ir más lejos, 12 fueron las mujeres asesinadas este diciembre y otras 6 estos primeros días del año. Es por eso que la fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer, Teresa Peramato, no ha dudado en pedirles a los fiscales que “cuando proceda” soliciten órdenes de protección para las víctimas, aunque ellas no las pidan. Por su parte, Grande-Marlaska, desde el Ministerio del Interior, se ha planteado quiere buscar nuevos mecanismos para informar a las mujeres en caso de que sus parejas tengan antecedentes por maltrato. Los datos muestran que muchos de los maltratadores son reincidentes.
Cierto, hay que ser prudentes con las medidas, como advierte Peramato pero, a priori, no suena nada mal. ¿Quién va a estar en contra de buscar una forma de avisar a una mujer de que aquel hombre que acaba de conocer puede acabar siendo la última persona que conozca?
Pues bien, parece que a Mar Puig, Diputada de En Común Podem, no ha acabado de hacerle gracia que una mujer pueda saber si el hombre que acaba de conocer es un maltratador y lo ha explicado en Twiter: “preocupa el simplismo de la propuesta, que ignora la complejidad de las violencias machistas y todo el trabajo que se ha hecho desde el feminismo. (…) Más allá del complicado encaje jurídico, por el derecho a la intimidad y a la reinserción, es una propuesta que piensa en sujetos planos: Ignora la complejidad de los afectos, la dinámica de la violencia machista, con sus dependencias emocionales. (…) En definitiva, más recursos en la detección y recuperación de estas mujeres, y menos medidas policiales de escaso éxito.”
¿Complejidad de las violencias machistas? ¿De los afectos? ¿Derecho a la intimidad de los maltratadores? ¿Recuperación de las mujeres?... si no las han matado antes, será.
En fin… poca discusión merece, a mi juicio, negarle a una mujer el derecho a saber si un hombre que acaba de conocer asesinó o dio una paliza a la última mujer con la que estuvo. Que las mujeres puedan acceder a esa información no afecta a la intimidad de los condenados, porque las sentencias son públicas, no obstaculiza su reinserción porque cuando prescribe el delito desaparecerán y no es una medida punitivista porque las penas no varían. Por no hablar de que si la ley no lo permite se puede cambiar la ley. Se trata de salvar vidas de mujeres.
Alguna discusión más merece el hecho de que, desde Comuns, bajo un maquillaje de modernidad, acaben teniendo prioridad razonamientos cómplices de la violencia machista.
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