La margarita de Trias
Para Colau es una amenaza ambivalente, un rival potente, pero que a la vez puede atraer votos de entre las franjas centristas del electorado y debilitar así las opciones de Maragall y Collboni
Pasan los días, las semanas y los meses y Xavier Trias sigue deshojando la margarita para decidir si aspira o no a un segundo mandato como alcalde de Barcelona. En julio trascendió que su partido, Junts per Catalunya, daba por hecho que sería su candidato. Pero estamos ya a finales de noviembre y todavía no lo es. ¿Qué ocurre?
En julio, el ex alcalde podía confiar en que si obtenía un buen respaldo en las urnas podría contar tamb...
Pasan los días, las semanas y los meses y Xavier Trias sigue deshojando la margarita para decidir si aspira o no a un segundo mandato como alcalde de Barcelona. En julio trascendió que su partido, Junts per Catalunya, daba por hecho que sería su candidato. Pero estamos ya a finales de noviembre y todavía no lo es. ¿Qué ocurre?
En julio, el ex alcalde podía confiar en que si obtenía un buen respaldo en las urnas podría contar también con el apoyo de los demás partidos independentistas, ERC y la CUP, con los cuales Junts ha configurado mayorías parlamentarias y de Gobierno desde 2012. El reto consistía en lograr por lo menos un concejal más que el candidato de ERC, Ernest Maragall. Si, al revés, este le superara, tenía la opción de ser la segunda pieza en un Gobierno local independentista.
Esta perspectiva se ha volatilizado. Aquellos cálculos ya no valen. La mayoría parlamentaria independentista ya no existe, el presidente Pere Aragonès dirige un gobierno de ERC en minoría que subsiste más mal que bien gracias a la benevolencia del PSC y los comunes de Ada Colau. Junts y la CUP ya no forman parte de la mayoría parlamentaria. Y Trias ya no puede confiar en que ERC se vea obligada a apoyarle en el supuesto de que las elecciones municipales le alzaran en mayo como el mejor colocado entre los dos aspirantes independentistas a la alcaldía. La fórmula “mi partido te apoya en la Generalitat, el tuyo me apoya para la alcaldía”, ya no sería automática.
El dato esencial que condiciona ahora mismo la política catalana ya no es la mayoría parlamentaria independentista sino la pertenencia de los tres partidos de la izquierda al bloque de la investidura del presidente Pedro Sánchez para formar un gobierno progresista en España. De este Gobierno forman parte el PSC y los comunes y Esquerra tiene la preciadísima función de complemento parlamentario indispensable.
Los demás partidos catalanes esperan con indisimulado interés el final del deshoje de la margarita de Trias. Si se presenta, Esquerra tiene un rival con perfil muy parecido al de Maragall. Son dos figuras de la mesocracia barcelonesa con experiencia de gobierno. Si Trias se presenta, al candidato del PSC, Jaume Collboni, se le hace un poco más difícil ofrecerse como la baza de los medios económicos locales que quieren reimpulsar los proyectos desechados en los últimos años, llámense ampliación del aeropuerto o franquicia del Hermitage. Si Trias se presenta, al PP se le cierran un poco más sus posibilidades de pescar algo en el voto de derechas catalán porque, pasada la efervescencia independentista, Trias representa bien el modo de hacer política de la etapa pujolista, que aseguraba sus intereses locales y no molestaba en los demás.
Por último, no es menor el interés de Barcelona en Comú, el partido de Ada Colau, en conocer el desenlace de las dudas de Trias. Para ella es una amenaza ambivalente. Es un rival potente, pero si se presenta, Trias puede atraer votos de entre las franjas centristas del electorado y debilitar así las opciones de Maragall y Collboni, que son también serios rivales para la reelección de la alcaldesa.
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