Borràs en la tribuna de invitados
La política no tiene piedad, avanza sin esperar a nadie. No está claro cuál es el futuro a medio plazo de la todavía presidenta de JxC y su tirón popular
El Parlament de Cataluña está ya bragado en anomalías diversas. Ha tenido que sobrevivir con diputados encarcelados, exiliados, o delegaciones de voto aceptadas y rechazadas. Tampoco estuvo lejos de tener una investidura telemática. Llegados a este punto, podía encajar sin demasiado conflicto tener a una diputada electa siguiendo el debate de Política General desde la tribuna de invitados. Incluso en el caso de que esta diputada fuera hasta hace unos meses la presidenta del Parlament. Laura Borràs podría haber sido protago...
El Parlament de Cataluña está ya bragado en anomalías diversas. Ha tenido que sobrevivir con diputados encarcelados, exiliados, o delegaciones de voto aceptadas y rechazadas. Tampoco estuvo lejos de tener una investidura telemática. Llegados a este punto, podía encajar sin demasiado conflicto tener a una diputada electa siguiendo el debate de Política General desde la tribuna de invitados. Incluso en el caso de que esta diputada fuera hasta hace unos meses la presidenta del Parlament. Laura Borràs podría haber sido protagonista en negativo del arranque del nuevo período de sesiones. En las últimas semanas ha concedido entrevistas como líder de Junts per Catalunya, y había una justificada expectativa sobre su papel en este primer debate tras su suspensión, y su indignación consecuente. Para calentar el ambiente, Francesc de Dalmases, mano derecha de Borràs, colgaba por la mañana un tuit extremadamente combativo, hablando de “decisión injusta, partidista y antidemocrática” o afirmando que “ocuparán su sitio fraudulentamente”. Como para ser Alba Vergès, la vicepresidenta del Parlament en funciones de presidenta, y cruzarse con Dalmases por el pasillo.
Pero tal vez fue cierto lo que algún asesor de JxC comentaba antes del debate, y la presidenta del partido ha quedado “bajo control”. Al menos este martes. Laura Borràs ha asistido disciplinadamente a la sesión, acompañada durante las primeras horas por el secretario general de su partido Jordi Turull, aunque no por Jordi Sánchez, que también estaba en el hemiciclo, pero ha preferido situarse algo lejos, en los asientos reservados al público general.
A Borràs la hemos visto mover la cabeza negativamente cuando Pere Aragonès aseguraba que el Govern “no deja nunca solo a nadie que, con el convencimiento de que no ha cometido ninguna ilegalidad, es perseguido por sus ideas políticas”. El president se refería a los acusados en causas vinculadas al procés, pero era fácil pensar en el caso de la diputada, suspendida por una acusación de corrupción. También ha conseguido colocarse en primera fila en el minuto de silencio por la última víctima de violencia machista, entre Salvador Illa (PSC) y Marta Vilalta (ERC).
Pero, más allá de esos momentos, la expresidenta del Parlament ha asumido su perfil bajo, y ha escuchado los discursos desde su nueva posición, cerrando en algún momento los ojos durante el parlamento de Salvador Illa, a quien ha tocado la siempre desagradecida primera intervención de la tarde. También ha sido testigo de cómo la portavoz de los Comunes, Jessica Albiach, utilizaba su caso y sus declaraciones para echarle en cara al president la fractura del Gobierno. A media tarde, su grupo de fieles —Dalmases, Jaume Alonso-Cuevillas, Aurora Madaula— la han acompañado en una reunión en la cafetería del Parlament. Y Albert Batet, portavoz de Junts, le ha dedicado el inicio de su discurso. Y hasta ahí.
La política no tiene piedad, avanza sin esperar a nadie. No está claro cuál es el futuro a medio plazo de la todavía presidenta de JxC y su tirón popular. Pero hoy, en Twitter, un territorio que le es propicio, si escribías Laura, quien aparecía en primera posición era Laura Escanes.
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