Cambray asegura que el nuevo calendario escolar en Cataluña “ha venido para quedarse”
El consejero de Educación anuncia que en octubre se hará una evaluación de la jornada intensiva y la tarde de ocio educativa para aplicar mejoras
El consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, ha comparecido este lunes en el Parlament para sacar pecho por las medidas estrella de la legislatura, entre ellas, el avance del inicio de curso una semana, lo que ha supuesto implantar la jornada intensiva en septiembre y completar el horario habitual con una hora de ocio educativo,...
El consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, ha comparecido este lunes en el Parlament para sacar pecho por las medidas estrella de la legislatura, entre ellas, el avance del inicio de curso una semana, lo que ha supuesto implantar la jornada intensiva en septiembre y completar el horario habitual con una hora de ocio educativo, gratuita para las familias, que se cubre con monitores. Cambray ha asegurado que “es una buena medida para el alumnado y ha venido para quedarse”. En cambio, Cambray he eludido asuntos espinosos como los malos resultados de las evaluaciones de 4º de ESO o el mantenimiento del 25% de castellano, a pesar de la orden de la Generalitat.
El nuevo calendario escolar generó muchas críticas durante el curso pasado porque fue un anuncio sin consenso ni debate previo con la comunidad educativa. También provocó rechazo el hecho que se compense el avance del curso con una jornada intensiva y con una hora gestionada por monitores por las dudas sobre la calidad de las actividades que se ofrecen. Cambray ha asegurado que las incidencias estas dos semanas “han sido mínimas” -han afectado un 2,3% de los centros, ha concretado- y estaban relacionadas con un ajuste de número de monitores. El consejero ha anunciado que en octubre se hará una evaluación de la medida “para diseñar la mejor forma de llevarla a cabo”, pero que “es una buena medida y que ha venido para quedarse”. Pocas horas después, Educación ha matizado que el avance del curso escolar sí se mantendrá, pero el formato de las tardes dependerá de dicha evaluación.
Cambray también ha presumido de otras novedades de este curso, como la gratuidad de la etapa Infantil2 en las escuelas infantiles públicas (en las privadas las familias reciben 800 euros anuales para la reducción de la cuota) o la reducción de ratios en Infantil3 por el descenso demográfico. En este punto, el consejero ha detallado que el 84,3% de aulas de la pública tiene 20 o menos alumnos, mientras que en la concertada solo se produce en el 56% de los grupos.
En cuanto a otro de los temas más polémicos, la falta de plazas en la Formación Profesional, Cambray ha quitado hierro al hecho de que miles de alumnos (una cifra que Educación no ha concretado, a finales de julio eran 20.000) empiecen tarde el curso porque todavía no se les ha asignado una plaza. El consejero ha recordado que actualmente se está produciendo la segunda fase de preinscripción y de asignación de vacantes (20.300). La lista de admitidos se conocerá el miércoles 21, dos semanas después de que hayan empezado las clases. Cambray ha admitido que el proceso administrativo no es el adecuado y se ha comprometido a simplificar el proceso de preinscripción.
En otras cuestiones más controvertidas, el consejero ha preferido eludirlas o pasar de puntillas. Es el caso del 25% de castellano en las aulas. Cambray se ha limitado a asegurar que este era el curso “sin porcentajes en las lenguas” y ha recordado las dos nuevas normativas que se aprobaron -un decreto-ley y una ley parlamentaria- para “dar respuesta a las injerencias judiciales” y evitar tener que aplicar las sentencias. No obstante, Cambray no ha hecho alusión a la orden que dio antes de iniciar el curso para que los 27 centros afectados por una sentencia dejaran de aplicar el 25% de castellano, una orden que la mayoría de las escuelas han decidido no acatar porque prefieren esperar a que sea un juez el que los exima.
El consejero tampoco ha hecho referencia al descenso de los resultados en las evaluaciones de los alumnos de 4º de ESO, que se conocieron en verano y que suponen las peores notas en Matemáticas e Inglés en una década. Solo a preguntas de los partidos de la oposición, como el PSC, Cambray se ha referido asegurando que “los resultados no son buenos, pero no son una sorpresa” y que en los alumnos vulnerables las notas bajan “de forma acentuada”. El consejero ha aseverado que el confinamiento y el cierre de las escuelas durante tres meses ha influido, pero también las formas en que se enseñan las materias. Asimismo, ha admitido la necesidad de reforzar estas dos materias y ha anunciado que ya se ha empezado a hacer con la ampliación de los planes de mejora de oportunidades educativas para incrementar las horas de acompañamiento a los alumnos, dentro y fuera de la escuela.
Por su parte, los grupos parlamentarios han centrado sus críticas en las consecuencias del avance escolar. Por una parte, han reclamado medidas para minimizar el calor en las aulas “más allá de enviar ventiladores”. Desde la CUP han afeado que, debido a los problemas para encontrar monitores para las tardes de septiembre, no se pida al personal el título de monitor. Y los comunes han requerido al consejero que se preocupe por la calidad de las actividades, porque “no se trata de llenar horas”. Los partidos de la derecha -PP, Ciudadanos y Vox- han exigido también que se garantice que los alumnos puedan estudiar en castellano, haciendo referencia a la manifestación de este domingo, que reunió a casi 3.000 personas en Barcelona.
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