Pasajeros hastiados por la avería ferroviaria de Cataluña: “Ya pueden explicar bien qué ha pasado, porque es un escándalo”
Los usuarios de los trenes de Rodalies y media distancia se indignan por la inédita avería en el sistema de telecomunicaciones
Las dos empleadas de la cafetería que hay pasados los tornos en la estación de Sants de Barcelona entran a trabajar a las 5 y las 5.30 horas de la madrugada. Este viernes no han tenido clientela hasta pasadas las ocho. “Hemos estado limpiando” explican cuando son las 9 de la mañana y la estación ha recuperado la normalidad. No los trenes, todavía, tras ...
Las dos empleadas de la cafetería que hay pasados los tornos en la estación de Sants de Barcelona entran a trabajar a las 5 y las 5.30 horas de la madrugada. Este viernes no han tenido clientela hasta pasadas las ocho. “Hemos estado limpiando” explican cuando son las 9 de la mañana y la estación ha recuperado la normalidad. No los trenes, todavía, tras la avería del sistema de telecomunicaciones de Adif que ha paralizado el tráfico ferroviario en toda Cataluña. “Ha quedado restablecida la circulación con afectaciones destacadas. Los trenes llevan retraso, normalización progresiva del servicio”, sigue escupiendo la megafonía.
El alcance de la avería, inédito, ha afectado estaciones de punta a punta de Cataluña. Y a más viajeros de lo habitual, porque la gratuidad de los billetes financiada por el Gobierno ha provocado un aumento de pasajeros en el conjunto de la red. Oriol Esteva, que vive en Sant Jaume d’Enveja, en el Delta de l’Ebre, tenía que tomar un tren en L’Ampolla para subir a Barcelona cuando ha escuchado la noticia de la avería por la radio. “Ya pueden explicar qué ha pasado, porque es un escándalo. Cientos de miles de personas cada día viajan en tren y esto es antediluviano. En L’Ampolla las instalaciones están fatal, por la mañana no hay ni revisor para sellar el bono, y luego al salir en Sants tenemos que dar explicaciones”, lamenta. “Y del servicio no te puedes fiar: hoy ha sido la informática, pero sino es un árbol en la vía, un temporal, o un robo de cobre”.
Otra pasajera, Pepa Llort, tenía que desplazarse también desde el Delta de l’Ebre a la capital catalana para dar clases y ha acabado viajando en coche con unos conocidos que tenían que llegar sí o sí al Hospital Clínico para un tratamiento. Han descartado hacer el trayecto en autobús, habitualmente fiable, temiendo que estuviera hasta la bandera.
De Tarragona es Oriol Inglada, profesor, y cubre a diario el trayecto hasta Barcelona en Rodalies. “Tenía que coger el tren a las 6:53 de la mañana y no ha salido hasta dos horas después”, comentaba. “No dejaban ni acceder a los andenes, y todo el mundo muy indignado porque no se ofrecía ninguna alternativa”. Los trenes AVE no sufrían ninguna incidencia pero en Tarragona viajar con alta velocidad exige un desplazamiento hasta la estación de La Secuita, a una decena de kilómetros de distancia. Cada uno se apañaba como podía: “había gente buscando compañeros para compartir taxis”, apuntaba Oriol.
Desde Girona, Aniol Rafel, que se desplaza varios días a la semana hasta Barcelona, cuenta que al escuchar a primera hora la incidencia en la radio ha optado por “bajar en el Euromed”. Rafel tramitó el abono gratuito hasta fin de año, pero señala que el problema en este caso “no es el precio sino la fiabilidad”. “Cuando funciona bien la línea de Girona es cómoda y va bien, pero demasiado a menudo hay incidencias, retrasos y cancelaciones. Hay que tomárselo con paciencia”, lamenta
En otros casos, la avería ha afectado trayectos más cortos, de pocos kilómetros, pero imprescindibles para sus usuarios. Gaston vive en Cunit y lleva a su hijo a la escuela en Vilanova i la Geltrú. Con la incidencia ha optado por la bicicleta. Luego ha tomado un tren a Sitges, donde trabaja, y ha pasado de largo, de manera que ha acabado en un andén de Sants intentando regresar al Garraf. Aseguraba que “algo raro hay, por la coincidencia entre la avería y la gratuidad de los abonos”. “Ahora como es gratis no nos podemos quejar”, lamentaba.
En Sants, la principal estación de Barcelona, la avería ha causado una mezcla de sorpresa, estupefacción y cabreo entre los viajeros. Los locales, hartos de sobresaltos. Y los turistas, que no se lo podían creer, sobre todo, la falta de alternativas. “Es increíble”, decía sorprendido Max, un turista ruso, que arrastraba una inmensa maleta y una tabla de surf y que tenía que coger un tren hasta el parque de atracciones de Port Aventura. No entendía que los informadores no fueran capaces de explicarle una alternativa de transporte para llegar hasta Salou. Otros turistas, con cara de pánico temían perder aviones y han salido pitando a coger taxis hacia el aeropuerto de El Prat.
Para los viajeros locales, la afectación ha impactado en sus jornadas laborales. Carmen, empleada en un domicilio de Castelldefels que esperaba poder coger el tren en la vía 11, se lamentaba de que todas las horas que llegue tarde a su trabajo las tendrá que recuperar por la tarde. Eran las 8.30 y todavía no había pasado ningún tren en dirección al sur, hacia las comarcas del Garraf, Penedès y Tarragona. Y los usuarios andaban locos mirando las pantallas, porque con el desajuste de horarios no reflejaban qué tren era el siguiente.
En viernes, la avería también ha afectado a usuarios que querían salir de la ciudad durante el fin de semana. Un grupo de monitores que este fin de semana tienen previsto reunirse en Nulles (Tarragona), llevaban desde las 6.40 en la estación de Sants. “Habíamos elegido el primer tren porque es el único que va directo y queríamos llegar pronto”, explicaban Guillem, Pol, Jordi y Roger, cargados con mochilones, tiendas de campaña y un enorme altavoz en una maleta con ruedas. Emilio y Ana querían salir de fin de semana “a un balneario a Caldes de Malavella, a rematar el verano”. La intención era salir en un tren a las 10.15 pero les han informado de que no iba a salir. “Cogeremos el siguiente”, se conforman en la cafetería tomando una caña.
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