La CUP rompe la unanimidad en los partidos al no firmar textos en contra de la invasión rusa

Los anticapitalistas rechazan la agresión de Putin en Ucrania pero a la par responsabilizan a la OTAN de acciones militares en aquel país

Los diputados de la CUP; en una comparecencia en el Parlament. / EUROPA PRESSEUROPA PRESS (EUROPA PRESS)

La CUP se ha quedado solo esta semana en el Congreso al no haber suscrito una proposición no de ley en que repudiaba la invasión Rusia en Ucrania e instaba a la Unión Europea a ofrecer el apoyo financiero y humanitario a ese país. Los anticapitalistas, en este caso junto a Vox, ya eludieron la semana pasada suscribir una declaración de la Junta de Portavoces del Parlament en el mismo sentido. Bajo el título ...

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La CUP se ha quedado solo esta semana en el Congreso al no haber suscrito una proposición no de ley en que repudiaba la invasión Rusia en Ucrania e instaba a la Unión Europea a ofrecer el apoyo financiero y humanitario a ese país. Los anticapitalistas, en este caso junto a Vox, ya eludieron la semana pasada suscribir una declaración de la Junta de Portavoces del Parlament en el mismo sentido. Bajo el título No a la guerra, no a la OTAN, los anticapitalistas reclamaron el día 25 en un comunicado el fin de la guerra y a la par denuncian las acciones militares que ha sufrido el pueblo de Ucrania por parte de Rusia y de la OTAN -a Rusia la citan dos veces y a la OTAN, ocho- así como el papel que ha tenido la Unión Europea desde 2013 reclamando la vuelta a la vía diplomática y de la negociación reclamando que la OTAN retire a sus tropas de las fronteras rusas.

Los anticapitalistas rechazan la invasión pero no han firmado esos textos del Congreso y el Parlament por las omisiones sobre el papel que consideran no inocuo que ha tenido la OTAN y el rol de la UE. Albert Botran, diputado de la CUP, expresó desde el atril del Congreso su “absoluto rechazo” a la agresión de Putin en Ucrania y reclamó la retirada de tropas rusas, el no envío de armas, el rechazo a la escalada militar y a la OTAN y estudiar la propuesta rusa de firmar un tratado con EEUU sobre seguridad”. “Queremos poner en el centro la seguridad de las todas las personas tanto en Ucrania como en todas las guerras: en Yemen, Palestina, en Armenia, Kurdistán o en Siria“, dijo celebrando el trato que se da a los refugiados ucranianos y poniendo el foco en el doble rasero por cómo la UE ha tratado a los procedentes de otros países.

Los cupaires no han suscrito una proposición no de ley del Congreso y una declaración de la Junta de Portavoces del Parlament

Expreso la opinión de los que estamos en contra de todas las guerras y de todos los imperios”, dijo Boltrán, que defendió el derecho que tiene Ucrania a su soberanía y a no ser instrumentalizada por potencias extranjeras como cuando, señaló, la UE le planteó en 2013 un acuerdo comercial de exclusividad excluyendo a Rusia. O como Estados Unidos jugó, dijo, a “enfrentar desde fuera”. “Los intereses son contrarios a la paz. Quieren militarizar a Ucrania, dar poder al lobby armamentístico y a la OTAN”, señaló. “El escenario de Europa es peor después de que haya aprendices de brujo que quieren jugar a la Guerra Fría. Parecía que debía generar el desarme. De eso iban las promesas que le hicieron a Gorvachov en los años 90″, apuntó. Eulàlia Reguant, diputada del Parlament, subrayó en la red la contradicción de defender el “no” a la guerra y enviar armas. “La vía militar, es decir, seguir gastando en armas y alimentando la carrera armamentística entre países solo puede tener como resultado la guerra, nunca la paz”.

La posición de la CUP, que acusa a Estados Unidos y la OTAN de promover conflictos bélicos como en Afganistán o SIRIA, refleja en parte el debate que existe en determinados sectores de la izquierda en Cataluña sobre cómo posicionarse en el conflicto sobre el papel de la OTAN. La situación contrasta con lo ocurrido con la Guerra de Irak hace casi 20 años. Barcelona, entonces, lideró las movilizaciones antibélicas hasta el punto que el padre de George Bush afirmó que Estados Unidos iría a la Guerra por mucho que protestaran en la capital catalana. Este fin de semana, por ejemplo, en Madrid se manifestaron 35.000 personas y en Berlín 100.000. En Barcelona, el miércoles, se reunieron 3.500 personas. El comunicado, firmado por más de 400 entidades, se tituló No a la guerra a Ucrania; Vuestras guerras, nuestros muertos.

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La posición de la CUP refleja en parte el debate en sectores de la izquierda en Cataluña sobre cómo posicionarse en el conflicto sobre el papel de la OTAN.

Los convocantes explicaron que entonces era mucho más claro quién era “el enemigo” y que ahora ha sido más ambiguo que entonces sobre el papel de la OTAN. El texto, firmado por la CUP, los comunes y ERC, se centró en la necesidad de desescalar y el rotundo “no a la guerra”. “No hay solución militar posible, hay que rechazar el modelo de seguridad hegemónico militar mundial, y de la OTAN en particular, abordar las causas estructurales de la guerra y evitar tomar medidas que aumenten el sufrimiento y las tensiones del conflicto”, dice el texto. Grupos de ciudadanos de Ucrania se desmarcaron de la protesta porque no se defendía su legítimo derecho a la defensa. No participaron en esa protesta líderes políticos de primera línea como la alcaldesa Ada Colau.

La CUP ha sido “coherente” y ha querido ir un poco más allá del “maniqueismo de buenos y malos”, dice el historiador Fermí Ruviralta

El historiador Fermí Rubiralta, doctor en Ciencia Política y estudioso del independentismo catalán, sostiene que la CUP ha sido “coherente” y ha querido ir un poco más allá del “maniqueísmo de buenos y malos” al señalar que la OTAN tiene una responsabilidad en el conflicto al ir romper acuerdos de que no se acercaría a las fronteras de Rusia. Rubiralta, que vive en el País Vasco desde hace 40 años, achaca a que la CUP se ha quedado sola sin votar la proposición en el Congreso porque Bildu no quiere romper su alianza estratégica con ERC y que los comunes están “atados de pies y manos” como, por ejemplo, para posicionarse sobre el envío de armas.

“Entre la gente de izquierda se mantiene el imaginario de la Guerra Fría aunque sea una cosa pasada. La gente no puede caer en la trapa de los buenos y malos. Y nunca ha dejado de condenar las acciones agresivas de la OTAN”, dice señalando la respuesta histórica antimilitarista en Cataluña, País Vasco y Canarias donde ganó el “no” en el referéndum de 1986. “Hay una contradicción evidente. Muchos sectores de la izquierda no ven a la OTAN como un aliado sino que lo encaran con mucha prevención y como si fuera un enemigo tan militarista como lo puede ser Putin”.





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